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Jueces 11:27 - Biblia Castilian 2003

27 Yo, pues, no he pecado contra ti; y en cambio, tú me haces da o al declararme la guerra. ¡Que Yahveh, el juez, juzgue hoy entre los israelitas y los amonitas!'.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Así que, yo nada he pecado contra ti, mas tú haces mal conmigo peleando contra mí. Jehová, que es el juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Por lo tanto, yo no pequé contra ti. Más bien, tú me hiciste daño al atacarme. Que el Señor, quien es juez, decida hoy quién de nosotros tiene la razón: si Amón o Israel».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Yo no te he perjudicado, así que actúas mal conmigo haciéndome la guerra. Que Yavé, el Juez, juzgue ahora entre los israelitas y los amonitas'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Así que yo no he pecado contra ti, y tú haces mal conmigo al combatir contra mí. ¡YHVH, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Yo, pues, no he pecado contra ti; y en cambio, tú me haces daño al declararme la guerra. ¡Que Yahveh, el juez, juzgue hoy entre los israelitas y los amonitas!'.

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Jueces 11:27
27 Referans Kwoze  

Dijo entonces Saray a Abrán: 'Recaiga sobre ti la afrenta que se me ha hecho. Fui yo la que puse a mi esclava en tu seno; pero al verse ella encinta, me mira con desprecio. Juzgue Yahveh entre tú y yo'.


Lejos de ti tal cosa. Lejos de ti hacer morir al justo con el pecador, y que tenga el justo el mismo trato que el imp o. ¿No hará justicia el juez de toda la tierra?'.


El Dios de Abrahán y el Dios de Najor, el Dios de su padre, juzgue entre nosotros'. Juró Jacob por el Terror de Isaac, su padre.


¡Oh Dios nuestro! ¿No harás tú justicia contra ellos? Porque nosotros no tenemos fuerza frente a una muchedumbre tan grande como ésa que viene contra nosotros y no sabemos qué hacer. Pero hacia ti volvemos nuestros ojos'.


Y yo, como hombre recto, discutir a con él, har a triunfar mi causa para siempre.


Aun teniendo yo razón no le replicar a: deber a suplicarle como a juez.


Hasta los cielos proclamarán su rectitud, pues es Dios el que juzga. Selah


En Dios está mi escudo, el que salva a los rectos.


No viene ni de oriente ni de occidente ni del desierto el que engrandece.


Levántate, Se or, gobierna tú la tierra, pues las naciones todas son tu herencia.


Levántate, el que gobiernas en la tierra, da su merecido a los soberbios.


delante del Se or, que viene a gobernar la tierra. Él regirá con rectitud el orbe, con equidad a las naciones.


Alégrate, joven, en tu adolescencia y vive feliz en los d as de tu juventud. Sigue los impulsos de tu corazón y da placer a tus ojos. Pero sábete que por todo ello Dios te llamará a juicio.


Porque Dios juzgará todas las acciones, todo lo que está oculto, sea bueno o malo.


¿Por qué? ¿Porque no os amo? ¡Dios lo sabe!


Todos nosotros tenemos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo merecido de todo lo que hizo mientras vivió en el cuerpo: bueno o malo.


Y ahora está ya preparada para m la corona de justicia, con la que me retribuirá en aquel d a el Se or, el juez justo; y no sólo a m, sino también a todos los que hayan mirado con amor su venida.


a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, al Dios juez del universo, a los esp ritus de los justos llegados a la consumación,


Pero el rey de los amonitas no aceptó el mensaje que Jefté le hab a dirigido.


Por Yahveh quebrantados serán sus rivales, contra ellos tronará desde los cielos. Yahveh juzgará los confines de la tierra; él dará el poder o a su rey y exaltará el poder de su ungido'.


Mira, padre m o; mira en mi mano la orla de tu manto. Yo te la corté, pero no te maté. Reconoce y mira que no hay en m maldad ni rebeld a. Yo no he pecado contra ti; no obstante, tú andas a la caza de mi vida para quitármela.


Que Yahveh sea juez entre tú y yo, y que él me vengue de ti; pero mi mano nunca se alzará contra ti.


¿Tras de quién ha salido a la guerra el rey de Israel? ¿A quién persigues tú? ¡A un perro muerto, a una pulga!


Que Yahveh sea juez y sentencie entre tú y yo. Que él examine y defienda mi causa, y que me haga justicia librándome de tu mano'.


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