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Juan 12:48 - Biblia Castilian 2003

48 El que me rechaza y no recibe mis palabras tiene ya quien lo condene: la palabra que yo he anunciado, ésa lo condenará en el último d a.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

48 Pero todos los que me rechazan a mí y rechazan mi mensaje serán juzgados el día del juicio por la verdad que yo he hablado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

48 El que me rechaza y no recibe mi palabra ya tiene quien lo juzgue: la misma palabra que yo he hablado lo condenará el último día.

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La Biblia Textual 3a Edicion

48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: La palabra que hablé, ella lo juzgará en el día postrero.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

48 El que me rechaza y no recibe mis palabras tiene ya quien lo condene: la palabra que yo he anunciado, ésa lo condenará en el último día.

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Juan 12:48
36 Referans Kwoze  

despreciado y abandonado de los hombres, varón de dolores, familiarizado con la dolencia, como aquél ante quien se tapa el rostro, despreciado, de modo que no le hicimos caso.


Os lo aseguro: habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra en el d a del juicio que para esa ciudad.


D celes Jesús: '¿Nunca habéis le do en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores, se ha tornado en remate de la esquina. Esto es obra del Se or y es maravilla a nuestros ojos?


Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.


¿Ni siquiera habéis le do este pasaje de la Escritura: La piedra que rechazaron los constructores se ha tornado en remate de la esquina.


El que crea y se bautice, se salvará; pero el que se niegue a creer, se condenará.


Entonces comenzó a ense arles que el Hijo del hombre ten a que padecer mucho, que ser a reprobado por los ancianos, por los pont fices y por los escribas, y que ser a llevado a la muerte, pero que a los tres d as resucitar a;


Quien a vosotros escucha, a m me escucha; y quien a vosotros desprecia, a m me desprecia. Pero quien me desprecia a m, desprecia a aquel que me ha enviado'.


Sin embargo, primero es necesario que él padezca mucho y sea reprobado por esta generación.


Pero él, fijando en ellos los ojos, les dijo: '¿Qué significa, pues, aquello que está escrito: La piedra que desecharon los constructores se ha tornado en remate de la esquina?


Pero los fariseos y los doctores de la ley frustraron el plan de Dios respecto de ellos mismos por rechazar aquel bautismo.


'EI Hijo del hombre - a adió - tiene que padecer mucho; será reprobado por los ancianos, los pont fices y los escribas y será llevado a la muerte. Pero al tercer d a resucitará'.


Porque, si alguno se avergüenza de m y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y la de su Padre y la de los santos ángeles.


Marta contestó: 'Ya sé que resucitará en la resurrección, en el último d a'.


No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre. Ya hay quien os acuse: Moisés, en quien vosotros tenéis puesta la esperanza.


Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: que nada de aquello que me ha dado se pierda, sino que yo lo resucite en el último d a.


El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Por eso no escucháis vosotros, porque no sois de Dios'.


ya que ha fijado un d a en el que habrá de juzgar al mundo entero según justicia por medio de un hombre a quien ha designado y por quien ha dado a todos garant a al resucitarlo de entre los muertos'.


Todo el que no escuche a tal profeta será borrado del pueblo.


As se verá el d a en que, según mi evangelio, Dios juzgue las interioridades de los hombres por medio de Cristo Jesús.


Y si nuestro Evangelio todav a está velado, lo está en aquellos que van camino de la perdición:


en medio de un fuego flameante, para hacer justicia con los que no han reconocido a Dios y no han aceptado el evangelio de nuestro Se or Jesús.


No abandonemos nuestras reuniones, como algunos acostumbran hacer, sino animémonos unos a otros; y esto tanto más cuanto que veis que se acerca el d a.


Cuidad de no eludir al que os habla, pues si aquellos que elud an al que daba órdenes sobre la tierra no escaparon al castigo, menos escaparemos nosotros si volvemos la espalda al que da órdenes desde el cielo.


¿cómo podremos nosotros escapar, si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue inaugurada por la predicación del Se or. Los que la escucharon nos la confirmaron a nosotros


Porque la palabra de Dios es viva y activa, y más tajante que una espada de dos filos: penetra hasta la división de alma y esp ritu, de articulaciones y tuétanos, y discierne las intenciones y pensamientos del corazón.


que por el poder de Dios habéis sido custodiados, mediante la fe, para la salvación, dispuesta ya a manifestarse en el momento final.


Ante todo, sabed que en los últimos d as vendrán hombres sarcásticos, que caminarán según sus propios deseos


Pero el cielo y la tierra de ahora están guardados por la misma palabra, reservados para el fuego en el d a del juicio y de la destrucción de los imp os.


Pero vosotros habéis rechazado hoy a vuestro Dios, que es quien os salvó de todos vuestros males y tribulaciones, al decir: ¡No! Sino pon sobre nosotros un rey. Ahora, pues, presentaos ante Yahveh por tribus y por familias'.


Yahveh dijo a Samuel: 'Atiende la voz del pueblo en todo lo que te digan, pues no es a ti a quien han rechazado, sino a m, para que no reine yo sobre ellos.


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