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Juan 12:3 - Biblia Castilian 2003

3 Mar a, tomando una libra de perfume auténtico de nardo, de mucho precio, ungió los pies de Jesús y se los enjugó con los cabellos. La casa se llenó del aroma del perfume.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Entonces María tomó un frasco con casi medio litro de un costoso perfume preparado con esencia de nardo, le ungió los pies a Jesús y los secó con sus propios cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 María, pues, tomó una libra de un perfume muy caro, hecho de nardo puro, le ungió los pies a Jesús y luego se los secó con sus cabellos, mientras la casa se llenaba del olor del perfume.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y Miriam, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos,° y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 María, tomando una libra de perfume auténtico de nardo, de mucho precio, ungió los pies de Jesús y se los enjugó con los cabellos. La casa se llenó del aroma del perfume.

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Juan 12:3
16 Referans Kwoze  

el que juró al Se or e hizo voto al potente de Jacob:


contenerla es como retener al viento o recoger aceite con la mano.


Mientras el rey está en su diván, mi nardo exhala su fragancia.


más suave el olor de tus perfumes, tu nombre como bálsamo fragante. Y de ti se enamoran las doncellas.


¡Qué exquisitos tus amores, hermana y novia m a! Tus amores son más sabrosos que el vino; el olor de tus perfumes, más que todos los bálsamos.


sin embargo, pocas son necesarias, o mejor, una sola. Mar a ha escogido la mejor parte, que no se le ha de quitar'.


No me ungiste la cabeza con aceite; ella, en cambio, ha ungido mis pies con perfume.


Mar a era la que ungió al Se or con perfume y le enjugó los pies con sus cabellos. Lázaro, el que hab a ca do enfermo, era su hermano.


Tras estas palabras, fue a llamar a su hermana Mar a y le dijo al o do: 'El Maestro está aqu y te llama'.


Cuando llegó Mar a a donde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies, diciéndole: 'Se or, si hubieras estado aqu, no habr a muerto mi hermano'.


Llegó también Nicodemo, aquel que al principio fue a buscar a Jesús de noche, con una mezcla de mirra y áloe como de unas cien libras de peso.


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