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Josué 8:29 - Biblia Castilian 2003

29 Al rey de Ay lo colgó de un árbol hasta el atardecer; pero a la puesta del sol mandó Josué que descolgaran del árbol el cadáver. Luego lo arrojaron a la entrada de la puerta de la ciudad y echaron sobre él un gran montón de piedras, que subsiste hasta el d a de hoy.

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Biblia Reina Valera 1960

29 Y al rey de Hai lo colgó de un madero hasta caer la noche; y cuando el sol se puso, mandó Josué que quitasen del madero su cuerpo, y lo echasen a la puerta de la ciudad; y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Entonces Josué atravesó al rey de Hai con un poste afilado y lo dejó allí colgado hasta la tarde. A la puesta del sol, los israelitas bajaron el cuerpo como Josué ordenó y lo arrojaron frente a la puerta de la ciudad. Apilaron un montón de piedras sobre él, las cuales todavía pueden verse hasta el día de hoy.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Hizo colgar de un árbol al rey de Aí y allí lo dejó hasta la tarde. A la caída del sol Josué mandó que bajaran el cadáver del árbol; lo pusieron a la entrada de la ciudad y echaron encima un gran montón de piedras que se ven todavía hoy.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Y colgó al rey de Hai de un árbol hasta el atardecer, pero a la caída del sol, Josué dio orden para que hicieran bajar° su cadáver del árbol. Y lo echaron a la entrada de la ciudad, e hicieron levantar sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta este día.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Al rey de Ay lo colgó de un árbol hasta el atardecer; pero a la puesta del sol mandó Josué que descolgaran del árbol el cadáver. Luego lo arrojaron a la entrada de la puerta de la ciudad y echaron sobre él un gran montón de piedras, que subsiste hasta el día de hoy.

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Josué 8:29
14 Referans Kwoze  

Luego tomaron a Absalón, lo arrojaron en una gran fosa en el bosque y pusieron encima un gran montón de piedras. Mientras tanto, todos los de Israel huyeron, cada uno a su tienda.


Y colgaron a Amán de la horca que hab a preparado para Mardoqueo. As se apaciguó la ira del rey. Aquel mismo d a, el rey Asuero dio a la reina Ester la hacienda de Amán, el enemigo de los jud os; y Mardoqueo fue presentado al rey, porque Ester le dio a conocer quién era él para ella.


Él derrama desdén sobre los nobles y los confunde en caos, sin camino;


A tu diestra el Se or destruye reyes el d a de su ira,


Entonces los jud os, como era la parasceve, para que los cuerpos no quedaran en la cruz el sábado - pues aquel sábado era d a de gran solemnidad -, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.


Pero en aquel mismo instante lo hirió un ángel del Se or, por no haber dado gloria a Dios; y, comido de gusanos, expiró.


Yahveh la entregó también, con su rey, en manos de Israel, que la pasó a filo de espada con todas las personas que en ella hab a, sin dejar supervivientes. Y trató a su rey como hab a tratado al de Jericó.


Subió entonces Horán, rey de Guézer, en ayuda de Laquis; pero Josué lo derrotó, a él y a su ejército, sin dejar supervivientes.


rey de Jericó, uno; rey de Ay, junto a Betel, uno;


Echaron luego sobre él un gran montón de piedras, que subsiste hasta hoy. As calmó Yahveh el furor de su cólera. Por eso aquel lugar se llama hasta hoy Valle de Acor.


Al rey de Ay lo capturaron vivo y se lo presentaron a Josué.


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