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Josué 7:6 - Biblia Castilian 2003

6 Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Entonces Josué y los ancianos de Israel rasgaron sus ropas en señal de aflicción, se echaron polvo sobre la cabeza y se inclinaron rostro en tierra ante el arca del Señor hasta que cayó la tarde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Entonces Josué rasgó su ropa y estuvo postrado con el rostro en tierra ante el Arca de Yavé hasta la tarde. El y los ancianos de Israel se echaron polvo en sus cabezas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Entonces Josué rasgó sus vestidos, y cayó sobre su rostro en tierra ante el Arca° de YHVH hasta la tarde, él y los ancianos de Israel, y se echaron polvo sobre sus cabezas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.

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Josué 7:6
30 Referans Kwoze  

Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en ella, rasgó sus vestiduras


Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de saco e hizo duelo por su hijo muchos d as.


David echó mano a sus vestidos y los rasgó; y lo mismo hicieron todos los que estaban con él.


Luego hicieron duelo con lloros y ayunos hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de Yahveh y por la casa de Israel, porque hab an ca do al filo de la espada.


al tercer d a llegó del campamento de Saúl un hombre con los vestidos desgarrados y cubierta de polvo la cabeza. Al acercarse a David, se echó a tierra y se postró ante él.


Rogó David a Dios por el ni o, ayunaba con rigor y pasaba las noches acostado en el suelo.


Tamar se echó ceniza sobre la cabeza y rasgó su larga túnica de mangas, se cubrió la cabeza con las manos y se fue dando gritos.


El rey se levantó, rasgó sus vestiduras y se postró en tierra; y todos los servidores que le acompa aban rasgaron también sus vestiduras.


Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras


Cuando el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestiduras


Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y ni os. El pueblo lloraba muy copiosamente.


El d a veinticuatro de aquel mismo mes se reunieron los israelitas para un ayuno, vestidos de saco y cubiertos de polvo.


En cada una de las provincias, all donde llegaban la orden y el decreto del rey, hab a entre los jud os gran duelo y ayuno y llanto y lamentaciones; y muchos se acostaban sobre sayal y ceniza.


Entonces Job se levantó, rasgó sus vestiduras y se rasuró la cabeza. Luego, se echó en tierra, se postró


Desde lejos alzaron la vista y no lo reconocieron. Entonces rompieron a llorar, se rasgaron las vestiduras y arrojaron polvo sobre sus cabezas.


Por eso me retracto y me arrepiento, echándome polvo y ceniza'.


En tierra están, sentados y mudos, Yod los ancianos de la hija de Sión; echaron ceniza sobre sus cabezas, se ci eron de saco; bajaron la cabeza hasta el suelo las doncellas de Jerusalén.


Pero, Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Yefoné, que estaban entre los que hab an explorado el pa s, rasgaron sus vestidos,


Cayeron ellos rostro en tierra y exclamaron: '¡Oh Dios! Dios que da vida a toda carne, ¿no es uno el que pecó? ¿Por qué has de enojarte contra toda la comunidad?'.


Al o r esto, los apóstoles Bernabé y Pablo rasgaron sus vestiduras y se lanzaron a la multitud,


Dec a Josué: '¡Ay, Se or m o, Yahveh! ¿Por qué has hecho que este pueblo pasara a este lado del Jordán, para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos? ¡Ojalá hubiéramos decidido quedarnos al otro lado del Jordán!


Echaron polvo sobre sus cabezas y gritaban llorando y lamentándose, diciendo: '¡Ay, ay de la gran ciudad, de cuya opulencia se enriquecieron cuantos ten an las naves en el mar! Porque en una hora quedó desierta.


Al verla, rasgó él sus vestiduras y exclamó: '¡Ay, hija m a! ¡Tú misma me hundes! ¡Tú me has destrozado! Porque yo pronuncié un voto ante Yahveh y no puedo retractarme'.


Porque los israelitas hab an subido a lamentarse delante de Yahveh hasta la tarde y hab an consultado: '¿Hemos de volver a pelear con los benjaminitas, nuestros hermanos?'. Y Yahveh les hab a respondido: 'Subid contra ellos'.


Subieron entonces todos los israelitas, todo el pueblo, a Betel a lamentarse; y permanecieron all en presencia de Yahveh, ayunaron aquel d a hasta el atardecer y ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión ante Yahveh.


Vino luego el pueblo a Betel, donde permaneció en presencia de Dios hasta la tarde, llorando amargamente a voz en grito y


Un hombre de Benjam n salió corriendo del campo de batalla y llegó aquel mismo d a a Siló con los vestidos rasgados y la cabeza cubierta de polvo.


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