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Josué 7:21 - Biblia Castilian 2003

21 vi entre el bot n un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, me dominó la codicia y los tomé. Están escondidos en la tierra, en el centro de mi tienda; la plata está debajo'.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Entre el botín, vi un hermoso manto de Babilonia, doscientas monedas de plata y una barra de oro que pesaba más de medio kilo. Los deseaba tanto que los tomé. Está todo enterrado debajo de mi carpa; la plata la enterré aún más profundo que el resto de las cosas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 En medio de los despojos vi un hermoso manto de Chinear, doscientas piezas de plata y un lingote de oro que pesaba cincuenta siclos. Cedí a la tentación y los tomé. Están ocultos en el suelo en el centro de mi tienda y la plata está debajo'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Entre el botín vi un hermoso manto de Sinar, y doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso; los codicié y los tomé, y he aquí están escondidos bajo tierra dentro de mi tienda, y la plata debajo de ello.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 vi entre el botín un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, me dominó la codicia y los tomé. Están escondidos en la tierra, en el centro de mi tienda; la plata está debajo'.

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Josué 7:21
35 Referans Kwoze  

Los or genes de su reino estuvieron en Babel, Erec, Acad y Calné, en la tierra de Senaar.


Vio la mujer que el árbol ten a frutos sabrosos y que era seductor a la vista y codiciable para conseguir sabidur a; tomó de sus frutos y comió, y dio también a su marido, que estaba con ella. Y también él comió.


Los hijos de Jacob cayeron sobre los cadáveres y saquearon la ciudad, porque all hab a sido deshonrada su hermana.


vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron para s por mujeres de entre todas ellas las que bien quisieron.


Una tarde, David se levantó de su lecho y se puso a pasear por la terraza del palacio real, cuando vio desde la terraza a una mujer que se estaba ba ando, la cual era por cierto muy hermosa.


Llegaron, pues, aquellos leprosos hasta el extremo del campamento y entraron en una tienda; comieron y bebieron y se llevaron consigo plata, oro y vestidos. Después fueron a esconderlo. Volvieron a otra tienda y se llevaron de all lo que hab a y fueron a esconderlo.


Yo hab a hecho pacto con mis ojos de no ponerlos en doncella alguna.


Desv a mi mirada de lo vano y haz que viva en tus caminos.


No codiciarás la casa de tu prójimo; ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo que es suyo'.


Tal es la suerte de quien corre tras el lucro: su avidez termina por matarle.


No mires el vino: ¡Cómo colorea! ¡Cómo chispea en la copa! ¡Con qué suavidad se desliza!


El codicioso corre tras la riqueza: no sabe que le aguarda la miseria.


Por encima de todo, vigila tu corazón, porque de él procede la vida.


es cierto que habéis dicho: 'Hemos sellado alianza con la muerte, hemos hecho un pacto con el seol. El azote inundante, cuando pase, no nos alcanzará, pues tenemos la mentira por refugio y el enga o por cobijo'.


¡Ay de quienes esconden muy hondo, lejos de Yahveh, sus proyectos, y en las tinieblas realizan sus obras, diciendo: '¿Quién nos ve o quién nos conoce?'.


¡Ay de quien acumula para su casa ganancia de sórdidos negocios, para poner su nido en la altura y esquivar el golpe del infortunio!


Entonces les dijo: 'Guardaos muy bien de toda avidez, porque no por estar uno en la abundancia los bienes que posee le garantizan la vida'.


Pues nada hay oculto que no se descubra, y nada secreto que no se conozca.


Pero lujuria o cualquier clase de impureza o codicia ni siquiera se nombren entre vosotros, como corresponde a un pueblo santo;


Pues tened esto bien entendido: ningún lujurioso, ni impúdico, ni codicioso - lo que equivale a ser idólatra - tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.


Quemaréis en el fuego las esculturas de sus dioses; no codiciarás la plata y el oro que las recubren, ni te lo apropiarás, no sea que por ello caigas en una trampa, pues es una abominación para Yahveh, tu Dios,


Haced morir, pues, cuanto hay de terreno en vosotros: lujuria, impureza, pasión, deseo malo, y la sed de lucro, que es una idolatr a.


No os dejéis arrastrar por la codicia y contentaos con lo que tenéis. Pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré.


Luego, el deseo, después de concebir, da a luz el pecado; y el pecado, una vez consumado, engendra muerte.


Respondió Acán a Josué y le dijo: 'En verdad soy yo quien ha pecado contra Yahveh, Dios de Israel; esto y esto es lo que he hecho:


Josué despachó emisarios que fueron corriendo a la tienda y vieron que, en efecto, el manto estaba escondido en la tienda, con la plata debajo.


Abandonando el camino recto, se extraviaron siguiendo la senda de Balaán, hijo de Beor, quien apeteció un salario inicuo,


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