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Josué 5:14 - Biblia Castilian 2003

14 Respondió él: 'No; soy el pr ncipe del ejército de Yahveh, que llego ahora'. Josué cayó rostro en tierra y lo adoró. Luego le dijo: '¿Qué manda mi se or a su siervo?'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Él respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 —Ninguno de los dos —contestó—. Soy el comandante del ejército del Señor. Entonces Josué cayó rostro en tierra ante él con reverencia. —Estoy a tus órdenes —dijo Josué—. ¿Qué quieres que haga tu siervo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Respondió: 'Soy el jefe del ejército de Yavé, y acabo de llegar'. Entonces Josué cayó con el rostro en tierra y se postró. Luego le dijo: '¿Qué dice mi Señor a su servidor?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y él dijo: No, Yo soy Príncipe del ejército de YHVH que he venido ahora. Y Josué cayó en tierra sobre su rostro y adoró, y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Respondió él: 'No; soy el príncipe del ejército de Yahveh, que llego ahora'. Josué cayó rostro en tierra y lo adoró. Luego le dijo: '¿Qué manda mi señor a su siervo?'.

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Josué 5:14
35 Referans Kwoze  

Cayó Abrahán rostro en tierra y rompió a re r, pensando para s: '¿A un hombre de cien a os le va a nacer un hijo? ¿Dará a luz Sara a los noventa a os?'.


Abrán cayó rostro en tierra, y Dios le habló, diciéndole:


Y aun esto ha parecido demasiado poco a tus ojos, Se or Yahveh, que hablas de la casa de tu siervo para tiempos lejanos. Por esta ley se rige el hombre, mi Se or Yahveh


¿Qué más podrá decirte David? Tú conoces a tu siervo, Se or m o, Yahveh.


De David. Salmo. Palabra del Se or a mi se or: Reposa a mi derecha, mientras pongo a tus enemigos por plataforma de tus pies.


¿Quién es este rey glorioso? El Se or de los ejércitos, Selah él es el rey glorioso.


Dijo Moisés a Yahveh: '¡Perdóname, Se or! No soy hombre de palabra fácil, y esto no es de ayer ni de anteayer, ni tampoco de ahora, después que tú has hablado a tu siervo; pues soy premioso de palabra y torpe de lengua'.


Dijo Moisés: '¡Por favor, Se or m o, env a a cualquier otro, al que tú quieras enviar!'.


Mira: testigo para los clanes lo hice, caudillo y soberano de los pueblos.


Yo o la voz del Se or, que dec a: '¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?'. Aqu estoy yo - respond -, env ame.


Me levanté, sal a la llanura y vi que estaba all parada la gloria de Yahveh como la gloria que yo hab a visto a la orilla del r o Quebar. Y ca rostro en tierra.


El pr ncipe del reino de Persia se me ha opuesto durante veintiún d as; mas Miguel, uno de los primeros pr ncipes, vino en mi ayuda, y yo le he dejado all, junto al pr ncipe de los reyes de Persia.


Pero yo te revelaré lo que está consignado en el Libro de la Verdad. No hay nadie que me ayude contra ellos, salvo Miguel, vuestro jefe,


'En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran pr ncipe, el defensor de los hijos de tu pueblo; será un tiempo de angustia, cual no lo ha habido desde que existen las naciones hasta entonces. En aquel tiempo se salvará tu pueblo, todos los que estén inscritos en el libro.


Se elevó hasta el mismo jefe de este ejército y le quitó el sacrificio perpetuo. Destrozó el fundamento de su santuario,


Un fuego salió de delante de Yahveh, que devoró el holocausto y las grasas de encima del altar. Al verlo, todo el pueblo lanzó gritos de júbilo y se postraron rostro en tierra.


Cayeron ellos rostro en tierra y exclamaron: '¡Oh Dios! Dios que da vida a toda carne, ¿no es uno el que pecó? ¿Por qué has de enojarte contra toda la comunidad?'.


Yahveh abrió entonces los ojos de Balaán, quien, viendo al ángel de Yahveh de pie en el camino con la espada desenvainada, se arrodilló y se postró rostro en tierra.


Dijo el Se or a mi Se or: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies?


En esto, se le acercó un leproso y se postró delante de él, diciéndole: 'Se or, si quieres, puedes dejarme limpio'.


¿Y de dónde a m esto: que la madre de mi Se or venga a m ?


Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: Dijo el Se or a mi Se or: siéntate a mi diestra,


Estaba él en una ciudad y hab a all un hombre cubierto de lepra. Al ver éste a Jesús, se postró ante él y le suplicó: 'Se or, si quieres, puedes dejarme limpio'.


Tomás le respondió: '¡Se or m o y Dios m o!'.


Pero levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que has de hacer'.


Pero aún más: incluso todas las demás cosas las considero como pérdida comparadas con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Se or, por quien me dejé despojar de todo, y todo lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo,


Porque conven a que aquel que es origen y fin de todo, al conducir a la gloria a la multitud de los hijos, llevara al autor de esta salvación hasta la perfección por medio del sufrimiento.


Se entabló una batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón. El dragón presentó batalla, junto con sus ángeles.


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