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Josué 2:11 - Biblia Castilian 2003

11 Al o rlo, se ha desmayado nuestro corazón y ya nadie tiene aliento delante de vosotros, porque Yahveh, vuestro Dios, es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 ¡No es extraño que nuestro corazón esté lleno de temor! A nadie le queda valor para pelear después de oír semejantes cosas. Pues el Señor su Dios es el Dios supremo arriba, en los cielos, y abajo, en la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Cuando lo supimos se nos paró el corazón y al verlos acercarse todo el mundo está ahora lleno de miedo, porque Yavé su Dios es Dios tanto arriba en los cielos como abajo en la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y cuando lo oímos, se nos derritió° el corazón, y no ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque YHVH vuestro Dios, Él solo es ’Elohim arriba en los cielos y abajo en la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Al oírlo, se ha desmayado nuestro corazón y ya nadie tiene aliento delante de vosotros, porque Yahveh, vuestro Dios, es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra.

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Josué 2:11
27 Referans Kwoze  

y as sepan todos los pueblos de la tierra que Yahveh es Dios y que no hay otro.


Volvióse entonces al varón de Dios con todo su séquito y, cuando llegó, se detuvo ante él y le dijo: 'Ahora reconozco que no hay más Dios en toda la tierra que el de Israel. Acepta, por favor, un regalo de tu siervo'.


Cuando todos nuestros enemigos lo supieron, toda la gente de nuestro entorno quedó maravillada y reconocieron que esta obra hab a sido realizada gracias a nuestro Dios.


En cada provincia y en cada ciudad, dondequiera llegaba la orden del rey y su edicto, hab a entre los jud os regocijo y alegr a, banquete y d a de fiesta. Muchos de los habitantes del pa s se hicieron jud os, porque el temor a los jud os se hab a apoderado de ellos. En el duodécimo mes, que es el mes de Adar, el d a trece del mes, cuando deb an ser ejecutados la orden del rey y su edicto, en ese d a en que los enemigos de los jud os esperaban adue arse de ellos, la situación experimentó un vuelco radical, pues fueron los jud os quienes se adue aron de los que los odiaban.


Tus siervos se complacen en sus piedras, tienen cari o hasta a su polvo.


hacia m abren sus fauces, como león que ruge y que devora.


Desgaja, Dios, sus dientes de su boca, arráncales, Se or, sus colmillos de leones;


Que se azoren y aterren para siempre, que se avergüencen y perezcan.


Lo supieron los pueblos y temblaron, dolor como de parto a los que habitan Filistea,


los jefes de Edom se estremecieron, de los jefes de Moab se apoderó el espanto; todas las gentes de Canaán se desmoronan.


Por eso, todas las manos desfallecerán, desmayará todo corazón humano.


Oráculo contra Egipto. Mirad a Yahveh que cabalga sobre una nube ligera y llega a Egipto. Tiemblan ante él los dioses de Egipto, el corazón de Egipto desmaya en su pecho.


Para degollar está aguzada, para brillar como el rayo está bru ida.


¡Saquead la plata! ¡Saquead el oro! Hay un tesoro inagotable, una masa inmensa de objetos preciosos.


¿Adónde vamos a subir? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón al decir: es un pueblo más grande y de mayor estatura que nosotros; las ciudades son grandes y fortificadas hasta el cielo; hemos visto también all descendientes de los anaquitas'.


Después los escribas volverán a hablar al pueblo y le dirán: '¿Hay alguno que tenga miedo y sienta desfallecer su corazón? Que se vaya y vuelva a su casa, para que no haga desfallecer como el suyo el corazón de sus hermanos'.


Tú debes saber hoy, por lo tanto, y recordarlo en tu corazón, que Yahveh es el único Dios en lo alto del cielo y aqu abajo en la tierra, y que no existe ningún otro.


En cambio, mis hermanos, que hab an subido conmigo, turbaron el corazón del pueblo, mientras yo me mantuve plenamente fiel a Yahveh, mi Dios.


Dijeron, pues, a Josué: 'Ciertamente Yahveh entrega en nuestras manos todo ese pa s, pues todos los moradores están temblando ante nuestra presencia'.


Cuando todos los reyes amorreos del lado occidental del Jordán y todos los reyes cananeos de la costa mar tima oyeron que Yahveh hab a secado las aguas del Jordán ante los israelitas hasta que éstos lo cruzaron, desmayó su corazón y se quedaron sin aliento ante los israelitas.


Los hombres de Ay les mataron unos treinta y seis hombres: los persiguieron desde delante de la puerta hasta Sebar n y los batieron en la bajada. Desmayó el corazón del pueblo y se quedó convertido en agua.


Respondieron ellos a Josué en los siguientes términos: 'Hab a llegado a conocimiento de tus siervos lo que Yahveh, tu Dios, hab a ordenado a Moisés, su siervo, a saber, entregaros todo este pa s y exterminar ante vosotros a todos los habitantes de esta tierra. Hemos temido mucho por nuestras vidas ante vosotros, y por eso hemos hecho esto.


Y dicen a los montes y a los riscos: ' Caed sobre nosotros y ocultadnos de la presencia del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero'.


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