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Josué 18:1 - Biblia Castilian 2003

1 La comunidad entera de los israelitas se congregó en Siló, y all asentaron la tienda del encuentro. El pa s se les hab a sometido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo, y erigieron allí el tabernáculo de reunión, después que la tierra les fue sometida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Ahora que la tierra estaba bajo el control de los israelitas, toda la comunidad de Israel se reunió en Silo y levantó el tabernáculo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 La comunidad entera de los israelitas se reunió en Silo y allí levantaron la Tienda de las Declaraciones divinas. El país les estaba sometido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y toda la comunidad de los hijos de Israel se congregó en Silo, e hicieron levantar allí la Tienda de Reunión, por cuanto la tierra se les había sometido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 La comunidad entera de los israelitas se congregó en Siló, y allí asentaron la tienda del encuentro. El país se les había sometido.

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Josué 18:1
26 Referans Kwoze  

Nunca he habitado en ninguna casa desde el d a en que hice subir de Egipto a los israelitas hasta hoy, sino que he andado trashumante en tiendas y pabellones.


y Jeroboán dijo a su mujer: 'Anda, disfrázate de modo que no se conozca que eres la esposa de Jeroboán, y vete a Siló, donde está el profeta Aj as, el mismo que me predijo que yo hab a de reinar sobre este pueblo.


H zolo as la mujer de Jeroboán: se fue a Siló y entró en la casa de Aj as. Aj as no pod a ya ver, porque sus ojos se hab an quedado yertos a causa de su vejez.


De este modo excluyó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Yahveh, y con ello se cumplió la palabra que Yahveh hab a pronunciado en Siló contra la casa de El.


Entraron, pues, los hijos y tomaron posesión del pa s; tú humillaste ante ellos a los cananeos, moradores de aquella región, los entregaste en sus manos, tanto a los reyes como a las gentes del pueblo, para que con ellos hicieran lo que bien les pareciese.


Abandonó su templo en Siló, el lugar de su morada entre los hombres.


golpeó a sus opresores por la espalda y los hizo vergüenza de los siglos.


entonces haré de este templo como del de Siló, y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra.


¿Por qué profetizas en nombre de Yahveh, diciendo: 'Este templo quedará como Siló, y esta ciudad será arrasada sin que quede un habitante?''. Y todo el pueblo se amotinó contra Jerem as en el templo de Yahveh.


llegaron ochenta hombres de Siquén, de Siló y de Samar a, con la barba rapada, los vestidos rasgados y cubiertos de incisiones, con oblaciones e incienso, para ofrecerlos en el templo de Yahveh.


entonces, cuando el pa s haya sido sometido ante Yahveh, podréis volveros, quedaréis libres de responsabilidad para con Yahveh y para con Israel, y tendréis esta tierra en propiedad ante Yahveh.


la cual heredaron nuestros padres e introdujeron con Josué cuando la conquista de la tierra de los gentiles, a los que Dios expulsó de la presencia de nuestros padres hasta los d as de David.


Pero entre los israelitas quedaban siete tribus que aún no hab an recibido su heredad.


Levantáronse, pues, los hombres y se pusieron en camino. Josué hab a ordenado a los que iban a describir la tierra: 'Recorred el territorio, trazad su descripción y luego volved a m; pues aqu, en Siló, en presencia de Yahveh, os lo sortearé yo'.


Éstas son las heredades que el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de familia de las tribus de los israelitas distribuyeron por sorteo en Siló, en presencia de Yahveh, a la puerta de la tienda del encuentro. Con ello se terminó de repartir la tierra.


les hablaron en Siló, en tierra de Canaán, y les dijeron: 'Yahveh ha dispuesto, por medio de Moisés, que se nos concedan ciudades de residencia, con sus correspondientes campos de pastos para nuestros ganados'.


Al o r esto los israelitas, se reunieron en Siló en asamblea para subir a combatir contra ellos.


Y si en verdad el pa s del que habéis tomado posesión es impuro, pasaos a la tierra que pertenece a Yahveh, all donde él ha establecido su morada, y tomad posesiones en medio de nosotros. Pero no os rebeléis contra Yahveh, ni os rebeléis contra nosotros construyendo para vosotros un altar, aparte del altar de Yahveh, nuestro Dios.


Volviéronse, pues, los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés, y dejaron a los israelitas en Siló, en la tierra de Canaán, para encaminarse al pa s de Galaad, a la tierra de su posesión, donde se hab an instalado según la orden de Yahveh, transmitida por medio de Moisés.


Instalaron en beneficio propio la estatua que Micá hab a fabricado y all estuvo todo el tiempo que la casa de Dios permaneció en Siló.


Entre los habitantes de Yabés de Galaad encontraron cuatrocientas jóvenes v rgenes que no hab an conocido varón, y las llevaron al campamento de Siló, en tierra de Canaán.


Reflexionaron: 'Ahora es la fiesta anual de Yahveh en Siló', al norte de Betel, al oriente del camino que sube de Betel a Siquén y al sur de Leboná.


Cuando lo destetó, lo llevó consigo. Llevó también un novillo de tres a os, un efá de harina y un odre de vino. Y lo condujo a la casa de Yahveh en Siló, cuando el ni o era todav a peque ito.


Este hombre sub a desde su ciudad todos los a os para adorar a Yahveh Sebaot y ofrecerle sacrificios en Siló, donde los dos hijos de El, Jofn y Pinjás, eran sacerdotes de Yahveh.


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