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Joel 2:1 - Biblia Castilian 2003

1 ¡Tocad la trompeta en Sión, dad la alarma en mi monte santo! ¡Tiemblen todos los habitantes del pa s, porque llega el d a de Yahveh; s, ya está cerca!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Toquen las trompetas en Jerusalén! ¡Den la alarma en mi monte santo! Que todos tiemblen de miedo porque está cerca el día del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Toquen la trompeta en Sión! Den la alarma en mi monte santo. ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque está cerca el día de Yavé: ¡Ahí viene!

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Soplad el shofar° en Sión! ¡Suene la alarma° en mi santo monte! ¡Tiemblen todos los moradores de esta tierra! Porque ya está cerca el día de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Tocad la trompeta en Sión, dad la alarma en mi monte santo! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el día de Yahveh; sí, ya está cerca!

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Joel 2:1
53 Referans Kwoze  

As, todo Israel subió el arca de la alianza de Yahveh entre gritos de júbilo y resonar de cuernos, trompetas, c mbalos, arpas y c taras.


Ante ti de pavor mi carne se estremece y temo tus juicios.


De los hijos de Coré. Salmo. Canto. Su fundamento está sobre los montes santos:


que invadió todo el pa s de Egipto y se posó en todo el territorio de Egipto. No hab a habido nunca tan gran cantidad de langosta como ésta ni la habr a después.


Gemid que está cerca el d a de Yahveh, como estrago de Sadday llegará.


Mirad que el d a de Yahveh llega implacable, con enojo y ardor de ira, para hacer de la tierra un desierto y exterminar de ella a los pecadores.


Porque es el d a de Yahveh Sebaot: contra todo soberbio y altanero, contra todo enaltecido, para abatirlo,


Pues todas estas cosas las hizo mi mano, todas ellas son m as - dice Yahveh -. Pero en éste me fijo: en el humilde y contrito, el que tiembla a mi palabra.


Escuchad la palabra de Yahveh, los que tembláis a su palabra: dicen vuestros hermanos que os odian, que os rechazan por causa de mi nombre: ¡Muestre su gloria Yahveh y veamos vuestra alegr a! Pero ellos quedarán avergonzados.


Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas y te digan: '¿Por qué ha decretado Yahveh contra nosotros toda esta gran desgracia? ¿Cuál es nuestra culpa y cuál el pecado que hemos cometido contra Yahveh?',


No se partirá el pan con el que está de luto, para consolarlo por un muerto, ni se le dará a beber la copa de la consolación por su padre o por su madre'.


Anunciad en Judá, proclamad en Jerusalén y decid: tocad la trompeta en el pa s, clamad y gritad a plena voz: reun os, y entremos en las ciudades amuralladas.


¿No me temeréis? - oráculo de Yahveh -. ¿No temblaréis ante m, que puse la arena por frontera al mar, barrera eterna que no ha de pasar? Agitarse podrá, pero no le valdrá; bramarán sus olas, pero no la pasarán.


Diles, pues: 'As dice el Se or Yahveh: acabaré con este proverbio y no lo repetirán más en Israel. Diles tú lo contrario: se acercan los d as y el cumplimiento de toda visión.


Y cuando te pregunten: '¿Por qué gimes?', les dirás: 'Porque llegará una noticia que hará desmayar todos los corazones, desfallecer todas las manos, abatirse todos los esp ritus, deshacerse en agua todas las rodillas'. Mirad que está llegando y se cumplirá - oráculo del Se or Yahveh.'


Porque está cerca el d a, se acerca el d a de Yahveh; d a de nubarrones, será la hora de las naciones.


si éste, al ver que la espada viene contra el pa s, toca la trompeta para avisar al pueblo;


'Si el centinela, en cambio, al ver que viene la espada, no toca la trompeta, de modo que el pueblo no es avisado, y la espada llega y se lleva a una persona, ésta habrá sucumbido por su culpa, pero reclamaré su sangre de mano del centinela.'


'Aqu está el d a, mirad que se acerca, llega tu turno, florece la injusticia, germina la insolencia.


Llega el tiempo, se acerca el d a; no se alegre el comprador ni se aflija el vendedor, porque sobre toda la multitud pesa la ira.


Después el rey Dar o escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: '¡Que vuestra paz sea grande!


En nombre de tu justicia, aparta, Se or, tu ira y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, tu santa monta a; pues, por nuestros pecados y por las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos los que nos rodean.


Estaba yo aún hablando, orando, confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica a Yahveh, mi Dios, por su santa monta a;


Tocad la trompeta en Guibeá, la trompeta en Ramá, dad la alarma en Bet Avén, van tras de ti, Benjam n.


¡Emboca la trompeta! ¡Que el águila se cierna sobre la casa de Yahveh! Violaron mi alianza y contra mi ley se rebelaron.


'¡Ay! ¡Ay de ese d a! Porque está cerca el d a de Yahveh: viene como devastación de Sadday.'


Yahveh da voces delante de sus tropas, porque es inmenso el campamento, y es poderoso el ejecutor de sus planes. Grande es el d a de Yahveh, terrible en exceso. ¿Quién podrá soportarlo?


Tocad la trompeta en Sión, promulgad un ayuno, convocad una asamblea,


¿Suena la trompeta en la ciudad sin que la gente se alarme? ¿Hay en la ciudad una desgracia que no haya dispuesto Yahveh?


¡Ay de los que desean el d a de Yahveh! ¿Qué será para vosotros el d a de Yahveh? ¡Tinieblas será, y no luz!


Y me preguntó: '¿Qué ves, Amós?'. 'Una cesta de fruta madura', respond. Yahveh me dijo: 'Mi pueblo Israel está maduro, no le perdonaré ya más.


Porque está cerca el d a de Yahveh contra todas las naciones. Como hiciste, te harán: tu paga caerá sobre tu cabeza.


Se acerca el gran d a de Yahveh, se acerca, se echa encima. El estruendo del d a de Yahveh es horrible: en él pedirá auxilio hasta el guerrero.


d a de trompetas y de alarma contra las ciudades fortificadas, contra los altos torreones.


¡Silencio ante el Se or Yahveh, porque el d a de Yahveh está cerca! S; Yahveh ha preparado un sacrificio, ha consagrado a sus invitados.


Aquel d a, ya no tendrás que avergonzarte de tantas rebeld as cometidas contra m, porque yo quitaré de en medio de ti a tus vanidosos fanfarrones, y no volverás ya a engre rte por mi santo monte.


Mirad que llega el d a de Yahveh. En él se repartirán en medio de ti tus despojos.


As dice Yahveh Sebaot: quiero volver a Sión y habitar en Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad Fiel, y el monte de Yahveh Sebaot Monte Santo.


'Hazte dos trompetas de plata: de plata batida las harás. Te servirán para convocar a la comunidad y para poner en marcha el campamento.


Cuando se toquen las dos, toda la comunidad se agrupará en torno a ti a la entrada de la tienda del encuentro.


O bien, si la trompeta emite un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla?


As, pues, amados m os, ya que siempre habéis sido obedientes no solo cuando estaba entre vosotros, sino mucho más ahora, que estoy ausente, trabajad con temor y temblor en vuestra propia salvación.


porque vosotros mismos sabéis perfectamente que el d a del Se or vendrá como ladrón en plena noche.


Tened paciencia vosotros también, fortaleced vuestro corazón, porque está cerca la parus a del Se or.


El final de todo está cerca. Sed, pues, sensatos y velad en la oración.


Porque ha llegado el gran d a de su ira. ¿Y quién podrá mantenerse en pie?


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