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Job 1:5 - Biblia Castilian 2003

5 Una vez terminados los d as de banquete, Job los hac a venir para purificarlos y, levantándose muy de ma ana, ofrec a un holocausto por cada uno de ellos, pues se dec a para s: 'Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón'. As hac a Job constantemente.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Cuando las fiestas terminaban —a veces después de varios días— Job purificaba a sus hijos. Se levantaba temprano por la mañana y ofrecía una ofrenda quemada por cada uno de ellos, porque pensaba: «Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en el corazón». Esta era una práctica habitual de Job.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Una vez terminados los días de esos banquetes, Job los mandaba a llamar para purificarlos; se levantaba muy temprano y ofrecía sacrificios por cada uno de ellos, pues decía: 'Puede que mis hijos hayan pecado y ofendido a Dios en su corazón. Así hacía Job.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y ocurría que al finalizar los días del festín, Job enviaba por ellos° para purificarlos, y levantándose de madrugada, ofrecía holocaustos por todos ellos, conforme a su número, pues decía Job: Quizás mis hijos han pecado contra ’Elohim y blasfemado en su corazón. Así hacía Job siempre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Una vez terminados los días de banquete, Job los hacía venir para purificarlos y, levantándose muy de mañana, ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues se decía para sí: 'Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón'. Así hacía Job constantemente.

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Job 1:5
36 Referans Kwoze  

Abrahán se levantó muy de ma ana, aparejó su asno y, tomando consigo a dos de sus criados y a Isaac, su hijo, partió la le a para el holocausto y emprendió la marcha hacia el lugar que Dios le hab a indicado.


Viendo Yahveh que era grande la maldad del hombre sobre la tierra, y que todos los designios de su corazón eran siempre perversos,


Construyó Noé un altar a Yahveh, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció holocaustos sobre el altar.


El as tomó luego doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien Yahveh hab a dicho: 'Israel será tu nombre'.


Y poned frente a él a dos hombres perversos, que testimonien contra él, diciendo: 'Tú has maldecido a Dios y al rey'. Sacadlo luego fuera, y que muera lapidado'.


Llegaron luego los dos hombres perversos, se sentaron frente a él y testificaron as contra Nabot delante del pueblo: 'Nabot ha maldecido a Dios y al rey'. Entonces lo sacaron fuera de la ciudad, lo apedrearon y murió.


Los sacerdotes y los levitas se purificaron, y purificaron al pueblo, las puertas y la muralla.


Pero prueba a extender tu mano y tocar su hacienda. ¡Ya verás cómo te maldice en tu propia cara!'.


Ten an sus hijos la costumbre de celebrar banquetes, cada d a en casa de uno, e invitaban a sus tres hermanas a comer y beber con ellos.


Le dijo su mujer: '¿Todav a sigues empe ado en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!'.


¿Acaso se complace en Sadday y le invoca en todo tiempo?


Nada hay en la tierra semejante, es criatura que a nada tiene miedo.


Tomad pues, siete becerros y siete carneros, acudid ante mi siervo Job y ofrecedlos por vosotros en holocausto. Mi siervo Job intercederá por vosotros y en atención a él no os castigaré por no haber hablado rectamente de m, como mi siervo Job'.


Quien niega la piedad al amigo abandona el temor de Sadday.


Si tus hijos pecaron contra él, ya les hizo pagar su pecado.


escucha el rumor de mis gemidos, tú, mi rey y mi Dios, que a ti va mi plegaria.


Después Yetró, suegro de Moisés, ofreció un holocausto y sacrificios a Dios. Vino Aarón, y con él todos los ancianos de Israel, para tomar parte en la comida con el suegro de Moisés en presencia de Dios.


Después dijo Yahveh a Moisés: 'Vuélvete a tu pueblo y haz que se purifique hoy y ma ana. Que laven sus vestidos,


Después encargó a algunos jóvenes israelitas que ofrecieran holocaustos e inmolaran novillos como sacrificios de comunión a Yahveh.


Todo lo que tu mano pueda hacer, hazlo con decisión, porque en el seol, adonde vas, no hay actividad, ni razón, ni ciencia, ni sabidur a.


Limpia tu corazón de la maldad, Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿Hasta cuándo se albergarán en tu interior tus malos pensamientos?


y estuvieran en él estos tres hombres, Noé, Daniel y Job, ellos, por su justicia, se salvar an a s mismos - oráculo del Se or Yahveh.


en piedad y rectitud, en su presencia, por todos nuestros d as.


Y ¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que claman a él d a y noche, aunque les haga esperar?


Estaba ya próxima la pascua de los jud os y era mucha la gente de la región que hab a subido a Jerusalén antes de la pascua para purificarse.


Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres y, al d a siguiente, después de haberse purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar cuándo se cumpl an los d as de la purificación y hab a de presentar cada uno la correspondiente ofrenda.


Arrepiéntete, pues, de éste tu pecado, y ruega al Se or a ver si se te perdona este mal pensamiento de tu corazón;


As, pues, no juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Se or. Él iluminará lo que las tinieblas ocultan y pondrá al descubierto los designios del corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merece.


Estoy celoso de vosotros con celo de Dios, porque os desposé con un solo marido para presentaros, como virgen pura, a Cristo.


Con toda clase de oraciones y súplicas, orad en toda ocasión en el Esp ritu, y velad juntos y con perseverancia, intercediendo por todo el pueblo santo,


Él respondió: '¡De paz! He venido a ofrecer un sacrificio a Yahveh. Purificaos y venid conmigo al sacrificio'. Purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó al sacrificio.


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