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Job 1:10 - Biblia Castilian 2003

10 ¿No has levantado una valla en torno a él, a su casa y a sus bienes? Has bendecido sus empresas, y sus reba os inundan la región.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace. ¡Mira lo rico que es!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 ¿No lo has rodeado de un cerco de protección a él, a su familia y a todo cuanto tiene? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus rebaños hormiguean por el país.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¿No has puesto un vallado en torno a él, y en torno a su casa, y en torno a todo cuanto posee? Porque has bendecido la obra de sus manos, y sus posesiones se desbordan por la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¿No has levantado una valla en torno a él, a su casa y a sus bienes? Has bendecido sus empresas, y sus rebaños inundan la región.

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Job 1:10
29 Referans Kwoze  

Después de estos sucesos, Yahveh dirigió la palabra a Abrán en una visión, diciéndole: 'No temas, Abrán. Yo soy tu escudo; tu recompensa será muy grande'.


Sembró Isaac en aquel pa s y cosechó aquel a o ciento por uno. Yahveh lo bendijo


porque bien poco era lo que tú ten as antes de que yo llegara, pero se ha acrecentado considerablemente, y Yahveh te ha bendecido a mi paso. ¿No es hora de que haga yo algo también por mi casa?'.


As éste se enriqueció much simo y llegó a tener reba os numerosos, siervas y siervos, camellos y asnos.


Desde que Putifar lo nombró mayordomo de su casa y de cuanto pose a, Yahveh bendijo, por consideración a José, la casa del egipcio. La bendición de Yahveh se extend a a todas sus posesiones, tanto en la casa como en el campo.


Por El, Dios de tu padre -¡que él te ayude! - por El Sadday -¡que él te bendiga! - Bendiciones del cielo, de arriba, bendiciones del abismo, de abajo, bendiciones de pechos y de senos maternos,


Su hacienda se compon a de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas. Contaba, además, con una numerosa servidumbre. Era el más rico entre todos los hijos de Oriente.


'¡Quién me diera vivir como anta o, como en los d as en que Dios me proteg a,


cuando mis pies se lavaban en leche, y r os de aceite brotaban de la piedra!


No puse mi alegr a en mi gran fortuna, en la riqueza conseguida por mi mano.


Yahveh bendijo la nueva vida de Job más aún que la primera. Job llegó a poseer catorce mil ovejas y seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas.


Él les da bendición y van a más y no deja que mengüen sus ganados.


Cuando el pobre lo invoca, él escucha Zain y lo libra de todos sus aprietos.


Con ello han de alegrarse cuantos buscan tu refugio; exultarán perpetuamente de que tú los protejas, y en ti se gozarán cuantos aman tu nombre.


y acrecerás mi gloria, volviendo a consolarme.


extendiste sus ramas hasta el mar y hacia el r o sus vástagos.


Sobre nosotros vengan las dulzuras del Se or, de nuestro Dios. Consolida en nosotros la acción de nuestras manos, la acción de nuestras manos fortalece.


La bendición de Yahveh es la que enriquece; junto a ella el esfuerzo nada significa.


La cavó y despedregó, la plantó de cepa selecta. Construyó una torre en su centro, e incluso excavó un lagar. Esperaba que diera uvas, pero dio agraces.


Pues ahora quiero deciros lo que voy a hacer a mi vi a: quitaré su seto para que sirva de pasto; desportillaré su tapia para que todos la pisen.


Después alcé mis ojos y tuve una visión: vi un hombre que ten a en su mano una cuerda de medir.


y le dijo: 'Corre y di a ese joven: Abierta ha de quedar Jerusalén por la cantidad de hombres y animales que albergará.


Bendice, Yahveh, sus riquezas y acepta la obra de sus manos; hiere las espaldas de sus adversarios y de los que le odian. ¡Que jamás vuelvan a ponerse en pie!'.


El Dios de anta o es lugar de refugio, y un soporte, sus brazos eternos; él arrojó de delante de ti al enemigo, y ordenó: ¡extermina!


te amará, te bendecirá y te multiplicará; bendecirá el fruto de tu vientre y los productos de tu suelo: tu trigo, tu mosto, tu aceite, las cr as de tus vacadas y la fecundidad de tus reba os, en la tierra que a tus padres juró darte.


que por el poder de Dios habéis sido custodiados, mediante la fe, para la salvación, dispuesta ya a manifestarse en el momento final.


Han sido para nosotros como un muro de noche y de d a mientras estábamos con ellos apacentando el ganado.


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