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Jeremías 8:21 - Biblia Castilian 2003

21 Por el hundimiento de la hija de mi pueblo estoy hundido, estoy triste, la consternación me sobrecoge.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Sufro con el dolor de mi pueblo; lloro y estoy abrumado de profunda pena.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 La herida de la hija de mi pueblo ha pasado a ser la mía, me siento abatido y espantado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Por la llaga de la hija de mi pueblo estoy quebrantado, Me visto de luto,° atenazado de espanto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Por el hundimiento de la hija de mi pueblo estoy hundido, estoy triste, la consternación me sobrecoge.

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Jeremías 8:21
14 Referans Kwoze  

pero dije al rey: '¡Viva el rey por siempre! ¿Cómo no ha de estar triste mi semblante, cuando la ciudad en que están los sepulcros de mis padres está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego?'.


Les dirás esta palabra: Vierten lágrimas mis ojos noche y d a y no cesan, porque por un gran quebranto está quebrantada la virgen, hija de mi pueblo, por un golpe del todo incurable.


De luto está Judá, y languidecen sus puertas; yacen en tierra desoladas, y el grito de Jerusalén asciende.


Yo no insist en ser pastor a tu servicio, ni el d a fatal lo deseé. Tú lo sabes: lo que salió de mis labios delante de tu presencia está.


¡Mis entra as! ¡Mis entra as! ¡Me retuerzo de dolor! ¡Entretelas de mi corazón! Mi corazón me palpita, no puedo callarme, pues sonido de trompeta oye mi alma, alarma de guerra.


Pasó la siega, terminó el verano, pero nosotros no hemos sido salvados.


¡Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes! Abandonar a a mi pueblo, me marchar a de su lado, pues todos son adúlteros, una banda de traidores.


Yo soy el hombre que conoció la aflicción Álef bajo el látigo de su furor.


Tiemblan ante él los pueblos, todos los rostros palidecen.


¡Saquead la plata! ¡Saquead el oro! Hay un tesoro inagotable, una masa inmensa de objetos preciosos.


Cuando se acercó, al contemplar la ciudad, lloró por ella,


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