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Jeremías 8:10 - Biblia Castilian 2003

10 Por eso daré sus mujeres a otros, sus campos a conquistadores, porque desde el menor al mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con enga o.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Les daré sus esposas a otros y sus fincas a extranjeros. Desde el menos importante hasta el más importante, sus vidas están dominadas por la avaricia. Es cierto, incluso mis profetas y sacerdotes son así; todos ellos son unos farsantes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Así, que yo daré sus mujeres a otros, sus campos a nuevos propietarios. Pues desde el más chico hasta el más grande, andan todos buscando su provecho; y desde el profeta hasta el sacerdote todos se dedican a engañar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Por tanto daré a otros sus mujeres, Y sus campos a los conquistadores, Porque desde el pequeño hasta el grande, Todos ellos son dados a ganancias deshonestas, Desde el profeta hasta el sacerdote, Todos ellos practican el engaño.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Por eso daré sus mujeres a otros, sus campos a conquistadores, porque desde el menor al mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con engaño.

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Jeremías 8:10
28 Referans Kwoze  

¡muela para otro mi mujer y tengan otros trato con ella!


También éstos por el vino vacilan, por el licor se tambalean; sacerdotes y profetas vacilan por el licor, desvar an por el vino, dan traspiés por el licor, vacilan en la visión, titubean en la sentencia.


Por su pecado de avaricia me enojé, lo her, escondiéndome, enojado; él segu a obstinado su camino preferido;


Yahveh me dijo: 'Mentira profetizan los profetas en mi nombre; no los he enviado ni les he dado orden alguna ni les he hablado: visión falsa, adivinación vana y enga o de su corazón, eso es lo que os profetizan.


Si salgo al campo, all están los muertos a espada; si entro en la ciudad, ah están los horrores del hambre. S, incluso profetas y sacerdotes vagan por el pa s sin comprender nada.


Perdiz que empolla lo que no ha puesto es quien adquiere riquezas sin justicia; a la mitad de sus d as tendrá que dejarlas, y a la postre será como un necio.


Pero tus ojos y tu corazón sólo piensan en tus ganancias, en derramar sangre inocente, en ejercer opresión y violencia.


por todo lo malo que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho para ofenderme, ellos, sus reyes, sus pr ncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.


mira: todas las mujeres que quedan en el palacio del rey de Judá serán llevadas a los jefes del rey de Babilonia e irán cantando: 'Te enga aron y pudieron contra ti tus buenos amigos; se hundieron tus pies en el fango, pero ellos te han dado la espalda'.


Entonces, todos los jefes de las tropas, Juan, hijo de Caréaj; Azar as, hijo de Hosa as, y la población entera, desde el menor al mayor, se acercaron


los profetas profetizan con mentira, los sacerdotes gobiernan por su cuenta, y mi pueblo as lo quiere. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?


Fue as por los pecados de sus profetas, Mem por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de inocentes.


Se acercan a ti como a una asamblea popular y mi pueblo se sienta delante de ti; oyen tus palabras, pero no las cumplen, porque de boca muestran mucho afecto, pero su corazón va tras sus negocios.


Porque habéis aplastado al indigente y tomáis de él tributo de grano, habéis construido casas de sillares pero no las habitaréis, habéis plantado vi as deliciosas pero no beberéis el vino.


En aquel d a se hará a costa vuestra un proverbio y se entonará un lamento, un lamento que dice: '¡Estamos totalmente arruinados! ¡La porción de mi pueblo ha sido entregada! ¡Cómo arrebatan lo que es m o! ¡Entre los enemigos distribuyen nuestros campos!''.


Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes ense an por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'.


As habla Yahveh contra los profetas que seducen a mi pueblo, los que proclaman: '¡Paz!', mientras tengan algo que masticar entre sus dientes; pero declaran: '¡Guerra santa!' a quien no les pone algo en la boca.


Mirad: yo suscito a los caldeos, pueblo violento e impetuoso, que recorre la anchura de la tierra para conquistar moradas ajenas.


Su riqueza será entregada al pillaje, sus casas a la devastación. Si construyen casas, no las habitarán; si plantan vi as, no beberán su vino.


A éstos hay que taparles la boca, ya que están echando a perder a familias enteras ense ando lo que no deben, y todo por una sórdida ganancia.


Porque, como administrador de Dios que es, el obispo tiene que ser irreprochable, no arrogante, ni iracundo, ni bebedor, ni pendenciero, ni codicioso;


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