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Jeremías 7:34 - Biblia Castilian 2003

34 Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa; pues el pa s será un desierto'.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra será desolada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Pondré fin a las risas y a las alegres canciones en las calles de Jerusalén. No se oirán más las voces felices de los novios ni de las novias en las ciudades de Judá. La tierra quedará completamente desolada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Suspenderé en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén toda manifestación de gozo y de alegría, los cantos del novio y de la novia, porque el país sólo será un desierto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalem, haré cesar la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, porque esta tierra vendrá a ser una desolación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegría, el canto del esposo y el canto de la esposa; pues el país será un desierto'.

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Jeremías 7:34
23 Referans Kwoze  

¡Y esa noche sea estéril, no haya en ella gritos de placer!


El fuego devoró a sus mancebos, no hubo canto nupcial para doncellas;


Vuestro pa s, un desierto; vuestras ciudades, incendiadas; vuestra tierra, ante vosotros, extranjeros la devoran. Es un desierto, como una destrucción a mano de extranjeros.


Se lamentarán y gemirán sus puertas, y tú, desolada, te sentarás en tierra.


'¿Hasta cuándo, Se or?' - pregunté -. Y él me respondió: 'Hasta que queden las ciudades asoladas y sin habitantes, las casas sin hombres, el campo desolado como un desierto.


Pues as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: 'Mirad: voy a hacer desaparecer de este lugar, ante vuestros ojos y en vuestros d as, el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa'.


Pues as dice Yahveh acerca de la casa del rey de Judá: Un Galaad eres para m, una cumbre del L bano; pero haré de ti un desierto, como las ciudades no habitadas.


Y haré desaparecer de entre ellos el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido de la muela y la luz de la lámpara.


No les hagáis caso; servid al rey de Babilonia, y viviréis. ¿Por qué habrá de ser esta ciudad una ruina?


As dice Yahveh: 'En este lugar, acerca del cual vosotros dec s: 'Es una ruina, sin hombres y sin animales', en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están desoladas, sin hombres, sin habitantes y sin animales, se volverá a o r


el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa, el canto de los que dicen: '¡Alabad a Yahveh Sebaot, porque Yahveh es bueno, porque su misericordia es eterna!', cuando traigan el sacrificio de alabanza al templo de Yahveh, porque voy a restablecer la situación del pa s como era al principio' - dice Yahveh -.


Miré, y ¡ay! el vergel era un desierto, y todas sus ciudades estaban derruidas ante la presencia de Yahveh, ante su ira furibunda.


Pues as dice Yahveh: 'Todo el pa s será un desierto; voy a darle el golpe de gracia'.


Por eso se volcó mi furor y mi ira y abrasó las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, que se han convertido en ruina y desolación, como sucede hoy'.


Los ancianos no acuden a la puerta, los jóvenes han dejado sus cantares.


Haré cesar el bullicio de tus cantos, ya no se oirá más el son de tus c taras.


La violencia reemplaza al cetro imp o, nada quedará de ellos, llegará sin tardanza y sin tumulto.


Por eso volveré a tomar mi trigo a su tiempo y mi mosto en su sazón; recobraré mi lana y mi lino con que ella cubr a su desnudez.


Pondré fin a toda su alegr a, a sus fiestas, sábados y novilunios, y todas sus solemnidades.


A vosotros os dispersaré entre las naciones y desenvainaré la espada detrás de vosotros. Vuestro pa s será arrasado y vuestras ciudades reducidas a escombros.


La tierra se convertirá en desierto por causa de sus habitantes, en pago de sus obras.


No brillará más en ti luz de lámpara. Y voz de esposo y de esposa no se escuchará más en ti. Porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra. Porque con tus maleficios se extraviaron todas las naciones.


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