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Jeremías 6:20 - Biblia Castilian 2003

20 ¿Qué me importa el incienso que viene de Sabá, y la ca a aromática de un pa s lejano? Vuestros holocaustos no me agradan y vuestros sacrificios no me complacen.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 ¿Para qué a mí este incienso de Sabá, y la buena caña olorosa de tierra lejana? Vuestros holocaustos no son aceptables, ni vuestros sacrificios me agradan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Es inútil ofrecerme el incienso dulce de Saba. ¡Guárdense su cálamo aromático importado de tierras lejanas! No aceptaré sus ofrendas quemadas; sus sacrificios no tienen ningún aroma agradable para mí».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 ¿Qué me importa a mí el incienso importado de Saba y la canela fina que viene de un país lejano? Ya no me gustan los holocaustos que ustedes hacen, y sus sacrificios me caen mal.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 ¿Para qué viene a mí este incienso de Sabá, O la caña aromada de países lejanos? Vuestros holocaustos no me son aceptos, Y vuestros sacrificios no me agradan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 ¿Qué me importa el incienso que viene de Sabá, y la caña aromática de un país lejano? Vuestros holocaustos no me agradan y vuestros sacrificios no me complacen.

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Jeremías 6:20
24 Referans Kwoze  

Mientras Absalón ofrec a sacrificios, mandó llamar de Guiló a Ajitófel, el guilonita, consejero de David. Fue as cobrando fuerza la conjura, porque iba en aumento el número de los seguidores de Absalón.


Luego entregó al rey ciento veinte talentos de oro y gran cantidad de perfumes y de piedras preciosas. Nunca llegó tanta cantidad de perfumes al rey Salomón como la que le regaló la reina de Sabá.


Grandes cosas has hecho tú, Se or y mi Dios: tus portentos y designios con nosotros -¡no hay a ti semejante! -, si quisiera decirlos y narrarlos, exceder an toda cuenta.


decidle: '¡Cuán temibles son tus obras!'. Por tu mucho poder, tus mismos enemigos te cortejan,


'Procúrate perfumes de la mejor calidad: quinientos siclos de mirra virgen; la mitad, o sea, doscientos cincuenta, de cinamomo aromático y doscientos cincuenta de ca a aromática;


Yahveh abomina el sacrificio de los malos; pero se complace en la plegaria de los justos.


El sacrificio de los malvados es abominable, y más si se ofrece con mala intención.


¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? - dice Yahveh -. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y cabritos no me agrada.


Un sin fin de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán de Sabá, oro e incienso transportarán y pregonarán las alabanzas de Yahveh.


Quien inmola un toro, también mata a un hombre; quien sacrifica una oveja, también desnuca a un perro; quien ofrece libación, también ofrece sangre de cerdo; quien presenta incienso, también alaba a un dolo. Como ellos eligen sus propios caminos y su alma se complace en sus horrores,


As dice Yahveh acerca de este pueblo: as es, están aficionados a andar de un lado para otro, no dan reposo a sus pies. Pero Yahveh no se complace en ellos; ahora va a recordar su culpa y a castigar sus pecados.


Aunque ayunen, no escucho su clamor; aunque ofrezcan holocausto y oblación, no los quiero, sino que voy a acabar con ellos por medio de la espada, del hambre y de la peste'.


'En cuanto a vosotros, casa de Israel, as dice el Se or Yahveh: 'Vaya cada uno a servir a sus dolos'. Pero después ciertamente no habrá uno entre vosotros que no me escuche; ni profanaréis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros dolos;


Los traficantes de Sebá y Ramá también traficaban contigo; abastec an tus mercados de toda clase de bálsamos de primera calidad, de toda clase de piedras preciosas y de oro.


Aunque inmolen sacrificios sangrientos, sacrifican carne y se la coman, Yahveh no se complace en ellos. Recordará su iniquidad y castigará sus pecados. Tendrán que volver a Egipto.


No ofrecerán libaciones de vino a Yahveh ni a él le gustarán sus sacrificios. Como pan de duelo será su pan, cuantos lo coman se contaminarán; sólo para ellos será su pan pues no entrará en la casa de Yahveh.


¡Ah, si hubiera alguno de vosotros que cerrara las puertas, para que no encendierais mi altar inútilmente! No tengo complacencia alguna en vosotros - dice Yahveh Sebaot -, ni me es grata la oblación de vuestras manos.


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