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Jeremías 51:11 - Biblia Castilian 2003

11 Afilad las flechas, llenad las aljabas. Yahveh excita el esp ritu de los reyes de Media, pues su plan sobre Babel es destruirla; porque ésta es la venganza de Yahveh, la venganza de su templo.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Limpiad las saetas, embrazad los escudos; ha despertado Jehová el espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es de Jehová, y venganza de su templo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 ¡Afilen las flechas! ¡Alcen los escudos! Pues el Señor ha incitado a los reyes de Media a que marchen contra Babilonia y la destruyan. Esta es su venganza contra los que profanaron su templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Afilen las flechas, llenen con ellas las cajas. Yavé ha movido la voluntad del rey de los medos, para que éste marche contra Babilonia y la destruya: ésta será la venganza de Yavé, la venganza por su Templo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 ¡Afilad las saetas y embrazad el escudo! YHVH incita el espíritu de los reyes de Media, Cuyo plan es destruir a Babilonia, Porque es la retribución de YHVH: La venganza de su Casa derruida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Afilad las flechas, llenad las aljabas. Yahveh excita el espíritu de los reyes de Media, pues su plan sobre Babel es destruirla; porque ésta es la venganza de Yahveh, la venganza de su templo.

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Jeremías 51:11
39 Referans Kwoze  

Yahveh suscitó un enemigo a Salomón: el edomita Hadad, de la estirpe real de Edom.


Dios le suscitó también otro enemigo: Rezón, hijo de Elyadá, que hab a huido de su se or, Hadadézer, rey de Sobá.


Entonces el Dios de Israel excitó la animosidad de Pul de Asiria, o sea, el esp ritu de Tiglatfalasar, rey de Asiria, quien llevó cautivos a los rubenitas, a los gaditas y a la mitad de la tribu de Manasés, y los condujo a Jalaj, Jabor; Jará y junto al r o Gozán, hasta el d a de hoy.


El a o primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento del oráculo de Yahveh pronunciado por Jerem as, excitó Yahveh el esp ritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo publicar de viva voz y también por escrito, por todo su reino, este decreto:


El a o primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento del oráculo de Yahveh pronunciado por Jerem as, excitó Yahveh el esp ritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo publicar de viva voz y también por escrito, por todo su reino, este decreto:


Yahveh Sebaot blandirá contra ella el látigo, como al golpear a Madián en la roca de Horeb y su bastón tenderá sobre el mar y lo alzará como hizo en Egipto.


Una dura visión se me ha revelado: el traidor traiciona, el devastador devasta. ¡Sube, Elam! ¡Asedia, Media! Pongo fin a todo gemido.


Se prepara la mesa, se extiende el mantel, se come, se bebe. ¡En pie, capitanes! ¡Engrasad el escudo!


Lo suscité del norte y vino, del sol naciente lo llamé por su nombre. Pisoteó gobernadores como barro, como pisa la arcilla el alfarero.


As dice Yahveh a su ungido, a Ciro, a quien tomé por la diestra, para someter ante él naciones y desatar cinturas de reyes, para abrir ante él los batientes y las puertas no queden cerradas:


Yo, Yahveh, y nadie más; fuera de m no hay ningún dios. Te ci o sin que me conozcas,


Llamo del oriente a un ave, de tierra lejana al hombre de mi plan. No sólo lo dispongo, sino que lo realizo, lo planeo y lo ejecuto.


a todos los reyes de Zimr, a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de Media;


Preparad escudo y broquel, marchad a la guerra.


Aparejad los caballos. ¡A montar, caballeros! ¡Afianzad los cascos! Bru id las lanzas, vest os las corazas.


¡Arriba, caballos! ¡Al asalto, carros! Avancen los guerreros, los de Cus y los de Put, que embrazan el escudo, y los de Lud que tensan el arco.


Abrió Yahveh su arsenal, y sacó las armas de su ira. Porque obra del Se or Yahveh Sebaot es ésta en el pa s de los caldeos.


Porque sube del norte una nación contra ella que hará de su pa s un desierto, y no quedará en ella un habitante. Tanto los hombres como los animales huyeron, emigraron.


Por eso, o d el proyecto que Yahveh proyecta sobre Babilonia, y los planes que planea sobre el pa s de los caldeos: juro que los arrastrarán como a las cr as del reba o; juro que el pastizal se horrorizará por ellos.


Porque mirad: yo mismo suscito y hago subir contra Babel una alianza de poderosos pueblos del pa s del norte, que se alinearán frente a ella y por all será tomada. Sus flechas, como las de guerrero experto, ninguna falla el blanco.


Contra los muros de Babel alzad bandera, reforzad la guardia, apostad centinelas, preparad emboscadas, porque Yahveh planea y ejecuta lo que dijo sobre los habitantes de Babel.


Pero pagaré a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea todo el mal que hicieron en Sión, a vuestros propios ojos - oráculo de Yahveh -.


¡Caiga sobre Babel la violencia que hizo en mi carne!, dice la población de Sión. ¡Recaiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea!, dice Jerusalén.


Por eso, as dice Yahveh: 'Aqu estoy defendiendo tu causa, ejecutando tu venganza: agotaré su mar, secaré sus fuentes.


Aquella misma noche fue asesinado Baltasar, rey de los caldeos.


Traeré sobre vosotros la espada, la espada que vengará mi alianza. Buscaréis refugio en vuestras ciudades, pero yo enviaré la peste en medio de vosotros y os entregaréis a vuestros enemigos.


Ésta será la plaga con que Yahveh herirá a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: se les pudrirá la carne cuando aún estén en pie, se les pudrirán los ojos en las cuencas y se les pudrirá la lengua en la boca.


Reuniré a todas las naciones frente a Jerusalén para que le hagan la guerra. La ciudad será conquistada, las casas saqueadas, las mujeres violadas. La mitad de la ciudad saldrá para el destierro, pero el resto del pueblo no será expulsado de la ciudad.


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