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Jeremías 49:2 - Biblia Castilian 2003

2 Por eso, mirad que vienen d as - oráculo de Yahveh -, en que lanzaré contra Rabá de los amonitas el grito de guerra: será una escombrera desolada, y sus hijas consumidas por el fuego. As heredará Israel a sus herederos, dice Yahveh.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Por tanto, vienen días, ha dicho Jehová, en que haré oír clamor de guerra en Rabá de los hijos de Amón; y será convertida en montón de ruinas, y sus ciudades serán puestas a fuego, e Israel tomará por heredad a los que los tomaron a ellos, ha dicho Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 En los días futuros —dice el Señor—, haré sonar el grito de guerra contra la ciudad de Rabá. Se convertirá en un montón de escombros y las ciudades vecinas serán quemadas. Entonces Israel volverá a tomar la tierra que ustedes le quitaron», dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Por eso, se acerca ya el tiempo, dice Yavé, en que haré resonar, en Rabbá de los amonitas, el grito de guerra. Quedará convertida en un montón de escombros abandonados, y sus aldeas serán incendiadas. Entonces Israel despojará a los que lo habían despojado, afirma Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Por tanto, vienen días, dice YHVH, En que haré resonar alarma de guerra contra Rabá de los hijos de Amón. Será convertida en montón de ruinas, Y sus ciudades serán puestas a fuego. Entonces Israel desposeerá A quien lo desposeyó, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Por eso, mirad que vienen días -oráculo de Yahveh-, en que lanzaré contra Rabá de los amonitas el grito de guerra: será una escombrera desolada, y sus hijas consumidas por el fuego. Así heredará Israel a sus herederos, dice Yahveh.

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Jeremías 49:2
22 Referans Kwoze  

A la vuelta de un a o, por el tiempo en que los reyes salen a campa a, mandó salir David a Joab con sus servidores y con todo Israel. Devastaron el pa s de los amonitas y pusieron cerco a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.


Como tu nombre, oh Dios, as es tu gloria, hasta los extremos de la tierra: tu diestra se ha henchido de justicia.


Al escucharlo, Sión se alegra, las hijas de Judá se regocijan, a la vista, Se or, de tus juicios.


Se lanzarán sobre la espalda de los filisteos a occidente, juntos saquearán a los hijos de oriente; Edom y Moab serán presa de su mano, y los hijos de Amón serán sus vasallos.


Oráculo contra Damasco. Mirad: Damasco dejará de ser ciudad, será un montón de escombros.


¡Mis entra as! ¡Mis entra as! ¡Me retuerzo de dolor! ¡Entretelas de mi corazón! Mi corazón me palpita, no puedo callarme, pues sonido de trompeta oye mi alma, alarma de guerra.


Acerca de los amonitas. As dice Yahveh: '¿No tiene hijos Israel o no tiene un heredero? ¿Por qué heredó Milcón a Gad y habita su pueblo en sus ciudades?


Para que desmayen los corazones y se multipliquen los ca dos, junto a todas sus puertas pongo el estrago de la espada. ¡Ay! Para brillar está hecha, para matar está bru ida.


Se ala un camino para que la espada venga a Rabá de los amonitas, y el otro a Judá y a Jerusalén, la fortificada.


Pondré fuego a las murallas de Rabá, que devorará sus palacios, entre la alarma de un d a de batalla, entre el torbellino de un d a de tormenta.


Ocuparán el Negueb y la monta a de Esaú, la Sefela y Filistea; la tierra de Efra n, el territorio de Samar a, Benjam n y Galaad.


Cuando en vuestra tierra salgáis a guerrear contra un enemigo que os ataque, tocaréis a zafarrancho, y entonces Yahveh, vuestro Dios, se acordará de vosotros y seréis librados de vuestros enemigos.


Israel se apoderó de todas aquellas ciudades y habitó en todas las ciudades de los amorreos, en Jesbón y en todas sus aldeas;


pasarás a filo de espada a los habitantes de esa ciudad y la entregarás al anatema, a ella y a todo lo que hay en ella, y a su ganado lo pasarás al filo de espada.


Og, rey de Basán, era el único superviviente de los refa tas. Su cama, que todav a puede verse en Rabá de los amonitas, era de hierro, y med a nueve codos de largo y cuatro de ancho, en codos normales.


A Manasés le pertenec a, en el territorio de Isacar y de Aser: Betsán con sus filiales, Yibleán con sus filiales, los habitantes de Dor con sus filiales, los habitantes de Taanac con sus filiales y los habitantes de Meguidó con sus filiales: la tercera parte de Néfet.


Respondiéronle los hijos de José: 'Desde luego, no nos basta la monta a; y además, todos los cananeos que habitan en la zona del valle poseen carros de hierro, tanto los de Betsán y sus filiales como los de la llanura de Yirzreel'.


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