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Jeremías 44:6 - Biblia Castilian 2003

6 Por eso se volcó mi furor y mi ira y abrasó las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, que se han convertido en ruina y desolación, como sucede hoy'.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron puestas en soledad y en destrucción, como están hoy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Por eso mi furia se desbordó y cayó como fuego sobre las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que hasta hoy son unas ruinas desoladas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Entonces mi furor y mi cólera estallaron y quemaron las ciudades de Judá y los barrios de Jerusalén reduciéndolos a un montón de ruinas abandonadas, como lo están hoy en día.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Por lo que se derramó mi ira y mi indignación, la cual ardió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalem, de modo que han venido a ser un desierto y una desolación, como hoy se ve.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Por eso se volcó mi furor y mi ira y abrasó las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, que se han convertido en ruina y desolación, como sucede hoy'.

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Jeremías 44:6
34 Referans Kwoze  

Vuestro pa s, un desierto; vuestras ciudades, incendiadas; vuestra tierra, ante vosotros, extranjeros la devoran. Es un desierto, como una destrucción a mano de extranjeros.


¡Despierta, despierta, levántate, Jerusalén! Tú, que bebiste de la mano de Yahveh la copa de su ira; el cáliz, la copa del vértigo la has bebido, la has vaciado.


Tus hijos yacen desmayados, en todas las bocacalles, como ant lope en la red, repleto del furor de Yahveh, de la increpación de tu Dios.


'¿Hasta cuándo, Se or?' - pregunté -. Y él me respondió: 'Hasta que queden las ciudades asoladas y sin habitantes, las casas sin hombres, el campo desolado como un desierto.


Casa de David, as dice Yahveh: Juzgad cada ma ana las causas y librad al oprimido de la mano del opresor, no sea que se desfogue como fuego mi furor y queme, sin que haya quien lo apague, por la maldad de vuestras obras.


Yo mismo pelearé contra vosotros con mano extendida y brazo fuerte, con ira, furor y sa a,


Estoy dando ya la orden - oráculo de Yahveh - para hacerlos volver a esta ciudad, a fin de que luchen contra ella, la tomen y la entreguen al fuego; pues de las ciudades de Judá voy a hacer un desierto, sin habitantes'.


A ver si elevan sus plegarias a Yahveh, y se convierte cada uno de su mala conducta; porque es grande la ira y el furor que Yahveh ha predicho contra este pueblo'.


Pues as dice Yahveh: 'Todo el pa s será un desierto; voy a darle el golpe de gracia'.


Circuncidaos para Yahveh, quitad el prepucio de vuestros corazones, hombres de Judá y habitantes de Jerusalén, no sea que se desfogue como fuego mi furor y queme, sin que haya quien lo apague, por la maldad de vuestras obras'.


Porque as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: como se volcó mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, as se volcará mi furor sobre vosotros cuando entréis en Egipto: seréis execración y horror, maldición y oprobio, y no veréis más este lugar.


Yahveh no pod a soportar más ante la maldad de vuestras obras, ante las abominaciones que comet ais, y por eso, vuestro pa s se ha convertido en desierto, horror y maldición, sin que haya un solo habitante, como sucede hoy.


¿No estás viendo lo que hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?


Por eso, as dice el Se or Yahveh: mirad que mi ira y mi furor se va a volcar en este lugar sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; y arderá sin apagarse'.


Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa; pues el pa s será un desierto'.


La muerte será preferible a la vida para todo el resto de los que queden de esta generación malvada en todos los lugares restantes adonde los haya expulsado - oráculo de Yahveh Sebaot -.


¡Ay, cómo se sienta solitaria Álef la ciudad populosa! Es como una viuda la grande entre las naciones. La princesa entre las provincias está sujeta a tributo.


De lo alto mandó fuego Mem que ha penetrado en mis huesos. Tendió una red a mis pies, me obligó a retroceder. Desolada me dejó, enferma todo el d a.


por el monte de Sión, que está devastado. ¡Las raposas se pasean por él!


'Por mi vida - oráculo del Se or Yahveh -, que reinaré sobre vosotros con mano dura, brazo extendido y furor desbordado.


Os sacaré de los pueblos y os reuniré de los pa ses en donde estáis dispersos con mano dura, brazo extendido y furor desbordado;


es tu inmunda impureza. Puesto que he querido limpiarte y no te has dejado limpiar de tu inmundicia, no quedarás ya limpia hasta que desahogue en ti mi furor.


Para provocar mi ira, para tomar venganza, puse su sangre sobre roca desnuda que no pueda cubrirse'.


As se desahogará del todo mi ira, saciaré mi furor contra ellos y me vengaré; y entonces sabrán que yo, Yahveh, he hablado en mi celo, cuando desahogue del todo mi furor contra ellos.


El que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá a espada y el que quede y sea preservado morirá de hambre, porque voy a desahogar del todo mi furor contra ellos.


Pues bien, también yo obraré con furor; no se apiadará mi vista ni tendré compasión. Clamarán ante mis o dos a grandes gritos, pero no los escucharé'.


Cumplió las palabras que hab a pronunciado contra nosotros y contra los jueces que nos juzgaron, y envió sobre nosotros una calamidad tan grande como no ha habido otra igual bajo el cielo, como fue la que se verificó en Jerusalén.


yo me opondré a vosotros con furor, y os castigaré yo mismo otras siete veces por vuestros pecados.


Convertiré vuestras ciudades en montones de ruinas, derribaré vuestros santuarios y no aspiraré ya más vuestros aromas calmantes.


Dios celoso y vengador es Yahveh, Álef vengador es Yahveh y furibundo, Yahveh se venga de sus adversarios, es implacable con sus enemigos.


'Yahveh se enojó mucho contra vuestros padres.


Pero mis palabras y mis preceptos, que encomendé a mis siervos los profetas, ¿no llegaron, acaso, a vuestros padres? Por eso se convirtieron y dijeron: 'Yahveh Sebaot obró con nosotros según nuestra conducta y nuestras acciones, como hab a determinado hacer'.


Los he dispersado entre todas las naciones que no conoc an. y la tierra quedó desolada cuando se fueron, sin que nadie transitara por ella. As han convertido en desierto un pa s delicioso'.


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