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Jeremías 4:30 - Biblia Castilian 2003

30 Y tú, la devastada, ¿qué haces, que te vistes de púrpura que te adornas con adornos de oro, que te pintas ojos rasgados? En vano te acicalas: los amantes te desprecian es tu vida lo que buscan.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 ¿Qué es lo que haces, tú que has sido saqueado? ¿Por qué te vistes de ropas hermosas y te pones joyas de oro? ¿Por qué te resaltas los ojos con rímel? ¡Arreglarte así de nada te servirá! Los aliados que fueron tus amantes te desprecian y buscan tu muerte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Y tú, la devastada, ¿qué vas a hacer? Aunque te pongas vestidos de púrpura, te adornes con joyas de oro y te pintes con lápiz los ojos, en vano te estás haciendo bonita, pues no les interesa a tus amantes y sólo buscan quitarte la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y una vez° desolada, ¿qué harás tú? Aunque te vistas de escarlata, Aunque te engalanes con adornos de oro, Aunque te pintes los ojos con antimonio,° En vano querrás embellecerte: Tus amantes te desprecian; buscan tu vida.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Y tú, la devastada, ¿qué haces, que te vistes de púrpura que te adornas con adornos de oro, que te pintas ojos rasgados? En vano te acicalas: los amantes te desprecian es tu vida lo que buscan.

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Jeremías 4:30
27 Referans Kwoze  

Jehú entró en Yizreel. Al saberlo Jezabel, se pintó los ojos, se acicaló los cabellos y se asomó a mirar por la ventana.


No desees su hermosura en tu corazón, no te seduzca con sus miradas,


Entonces la mujer sale a su encuentro, como una cortesana, cubierta con un velo.


¿Qué haréis el d a del castigo, ante el desastre que llega de lejos? ¿A quién acudiréis en busca de auxilio y dónde dejaréis vuestra riqueza?


Y los habitantes de este litoral dirán aquel d a: 'Mirad: ésa era nuestra esperanza, a la que acudimos en busca de ayuda para ser liberados del rey de Asiria. ¿Cómo podremos escapar nosotros?''.


Temieron en Sión los pecadores, temblor sobrecogió a los imp os. ¿Quién de nosotros morará en fuego devorador? ¿Quién de nosotros morará en hogueras eternas?


¿Qué dirás cuando ponga como jefes sobre ti a quienes tú misma ense aste a ser tus amigos? ¿No te vendrán dolores como de mujer en parto?


Tú, que moras en el L bano y anidas en los cedros, ¡cómo gemirás cuando te lleguen los dolores, los retorcimientos como de parturienta!


Todos tus amantes te olvidaron, no se preocuparon de ti. Como hiere un enemigo te her, con castigo riguroso, por tu gran iniquidad, porque fueron muchos tus pecados.


los profetas profetizan con mentira, los sacerdotes gobiernan por su cuenta, y mi pueblo as lo quiere. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?


Llamé a mis amantes, Qof pero ellos me han abandonado. Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad mientras buscaban el sustento que les conservara la vida.


Pasa las noches llorando, Bet las lágrimas surcan sus mejillas. No hay quien la consuele entre todos los que la amaban. Todos sus amigos la han traicionado, se le han vuelto enemigos.


Todav a se consumen nuestros ojos Ain esperando en vano el socorro. Desde nuestra atalaya oteábamos a una nación incapaz de salvarnos.


En el Edén estabas, en el jard n de Dios. De piedras preciosas era tu vestido: de rub, topacio y diamante, crisólito, ónice y jaspe, zafiro, carbúnculo y esmeralda; oro era el material de tus engarces y de las entalladuras que llevabas, preparados desde el d a en que fuiste creado.


¿Podrás decir ante tus verdugos: 'Soy un dios' - siendo como eres un hombre y no un dios -?


Hasta la frontera te han expulsado tus aliados, tus amigos te enga an y te dominan los que com an tu pan te ponen trampas. ¡No hay en Edom entendimiento!


¿cómo podremos nosotros escapar, si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue inaugurada por la predicación del Se or. Los que la escucharon nos la confirmaron a nosotros


Todos ellos están de acuerdo en entregar su poder y autoridad a la bestia.


Con ella fornicaron los reyes de la tierra y con el vino de su fornicación se embriagaron los moradores de la tierra'.


La mujer estaba vestida de púrpura y grana, con aderezos de oro, piedras preciosas y perlas. Sosten a en la mano una copa de oro, llena de abominaciones y de las impurezas de su fornicación.


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