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Jeremías 4:11 - Biblia Castilian 2003

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente de las dunas del desierto avanza hacia la hija de mi pueblo, no para aventar ni para limpiar:

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Se acerca la hora en que el Señor dirá a la gente de Jerusalén: «Mi querido pueblo, desde el desierto sopla un viento abrasador, y no la brisa suave que se usa para separar la paja del grano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 En ese tiempo dirán a este pueblo y a Jerusalén: 'Un viento que quema y que no sirve para separar la paja del grano, sopla desde el desierto hacia la hija de mi pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalem: Un viento abrasador viene de las alturas del desierto a la hija de mi pueblo, No para aventar ni para limpiar;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente de las dunas del desierto avanza hacia la hija de mi pueblo, no para aventar ni para limpiar:

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Jeremías 4:11
28 Referans Kwoze  

Sobre el imp o hace llover carbones encendidos con azufre: el viento calcinante es la parte de su copa.


Por eso digo: 'No me miréis, lloraré amargamente; no porfiéis en consolarme por la ruina de la hija de mi pueblo'.


Dispersándolo, expulsándolo, lo has castigado. Lo arrojó con su potente soplo en un d a de solano.


Las aventarás, y el viento se las llevará, las dispersará el huracán; y tú te alegrarás en Yahveh, en el Santo de Israel te gloriarás.


Nadie invocaba tu nombre ni se animaba para asirse a ti; escondiste tu rostro de nosotros, nos hiciste tropezar por culpa nuestra.


Los dispersaré como tamo que pasa, llevado por el viento del desierto.


Les dirás esta palabra: Vierten lágrimas mis ojos noche y d a y no cesan, porque por un gran quebranto está quebrantada la virgen, hija de mi pueblo, por un golpe del todo incurable.


Mirad la tempestad de Yahveh: se desencadena una tormenta, se arremolina un huracán, que se lanza sobre la cabeza de los malvados.


es viento muy fuerte para eso. Viene de mi parte. Ahora voy a pronunciar yo mismo la sentencia contra ellos.


¡Mira! ¡Oye! Gritos de socorro de la hija de mi pueblo, por todo el pa s a la redonda: ¿no está Yahveh en Sión, no está en ella su rey? ¿Por qué me han irritado con sus estatuas, con los dolos del extranjero?


¡Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes! Abandonar a a mi pueblo, me marchar a de su lado, pues todos son adúlteros, una banda de traidores.


Saeta mort fera es su lengua, enga o son las palabras de su boca. Habla amablemente con su amigo, pero a escondidas le pone una emboscada. Su lengua es flecha mort fera, las palabras de su boca son mentira; ofrecen saludo de paz al prójimo mientras por dentro le maquinan asechanzas


Mis ojos se consumen por las lágrimas, Kaf hierven mis entra as. Se derramó por tierra mi hiel a causa del desastre de la hija de mi pueblo, al ver que ni os y lactantes desfallec an en las plazas de la ciudad.


Torrentes de agua derraman mis ojos por el desastre de la hija de mi pueblo.


Manos de mujeres delicadas Yod pusieron a cocer sus propios hijos, y éstos fueron su alimento en el desastre de la hija de mi pueblo.


Hasta los chacales ofrecen las ubres Gu mel para dar de mamar a sus cr as; la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como las avestruces del desierto.


Superaba la culpa de la hija de Sión Váu al pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante sin que nadie pusiera las manos en ella.


Mirad: está plantada; ¿prosperará? Cuando el viento solano la toque, ¿no se secará del todo? En los arriates donde brotó se secará'.


Pero fue arrancada con furor, quedó en tierra derribada; la secó el viento solano, sus frutos se desgajaron, se agostaron los sarmientos, el fuego los devoró.


Él prospera entre sus hermanos, pero vendrá el solano, el viento de Yahveh que se levanta del desierto, y secará su hontanar, agotará su manantial, saqueará sus tesoros, todos sus objetos preciosos.


Por eso serán como niebla matinal, como roc o que temprano se disipa, como tamo aventado de la era, como humo de la chimenea.


Los envolverá el huracán en sus alas, sentirán vergüenza de sus altares.


Después cambia el viento y pasa. No tiene más dios que su fuerza.


Mirad: yo suscito a los caldeos, pueblo violento e impetuoso, que recorre la anchura de la tierra para conquistar moradas ajenas.


Tiene el bieldo en la mano y limpiará su era; recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará en un fuego que no se apaga.'


Tiene el bieldo en la mano para limpiar su era y para recoger el trigo en su granero; y la paja la quemará en fuego que no se apaga'.


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