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Jeremías 38:2 - Biblia Castilian 2003

2 'As dice Yahveh: quien se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste. Quien se pase a los caldeos, vivirá; tendrá su vida por bot n, pues seguirá viviendo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Así ha dicho Jehová: El que se quedare en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; mas el que se pasare a los caldeos vivirá, pues su vida le será por botín, y vivirá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Esto dice el Señor: “Todo el que se quede en Jerusalén morirá por guerra, enfermedad o hambre, pero los que se rindan a los babilonios vivirán. Su recompensa será su propia vida, ¡ellos vivirán!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Dice Yavé: Quien se quede en esta ciudad morirá a espada, o de hambre o de peste; en cambio, el que se entregue a los caldeos, vivirá; aunque pierda todo, salvará la vida. Y también esto es palabra de Yavé:'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Así dice YHVH: El que se quede en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; pero el que se pase a los caldeos vivirá, pues su vida le será por botín, y vivirá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Así dice Yahveh: quien se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste. Quien se pase a los caldeos, vivirá; tendrá su vida por botín, pues seguirá viviendo.

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Jeremías 38:2
20 Referans Kwoze  

esto dice Yahveh, Dios de Israel: mirad que yo haré caer las armas de combate que hay en vuestras manos, con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os están asediando desde fuera de la muralla, y las reuniré en medio de esta ciudad.


Y de los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, as dice Yahveh: 'De la misma manera trataré a Sedec as, rey de Judá, a sus pr ncipes y al resto de Jerusalén, a los que han quedado en este pa s, que a los que residen en el pa s de Egipto.


Pero a la nación que someta su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirva, la dejaré tranquila en su pa s - oráculo de Yahveh -, para que lo cultive y lo habite'.


¿Por qué queréis morir, tú y tu pueblo, a espada, de hambre y de peste, como ha predicho Yahveh a la nación que no sirva al rey de Babilonia?


Pues as dice Yahveh acerca del rey que se sienta en el trono de David y acerca de todo el pueblo que habita en esta ciudad - vuestros hermanos, los que no salieron con vosotros al destierro -:


Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste, y los convertiré en terror para todos los reinos de la tierra, en maldición, horror, rechifla y oprobio en todas las naciones adonde los habré expulsado,


Por eso, as dice Yahveh: 'Vosotros no me habéis escuchado, al proclamar cada uno la manumisión de su hermano y de su prójimo. Pues mirad: yo voy a proclamar contra vosotros la manumisión - oráculo de Yahveh - para la espada, la peste y el hambre, convirtiéndoos en el terror de todos los reinos de la tierra.


S; ciertamente te salvaré, para que no caigas a espada, y as tendrás tu vida por bot n, puesto que has confiado en m ' - oráculo de Yahveh.


Todos los que tienen intención de entrar en Egipto para residir all morirán a espada, de hambre o de peste; y no habrá entre ellos ni escapado ni evadido ante la desgracia que voy a traerles.


Ahora, pues, fijaos bien: moriréis a espada, de hambre o de peste en el lugar adonde queréis ir a residir.


Castigaré a los que residen en el pa s de Egipto como castigué a Jerusalén con la espada, con el hambre y con la peste,


¿Y tú buscas para ti cosas grandes? No las busques. Porque yo voy a traer desgracias sobre todo mortal - oráculo de Yahveh -, pero a ti te daré tu vida por bot n a dondequiera que vayas.


'Pues as dice el Se or Yahveh: 'Ciertamente si yo env o contra Jerusalén mis cuatro peores castigos: espada, hambre, fieras y peste, para exterminar de ella a hombres y animales;


As dice el Se or Yahveh: 'Aplaude con las manos, patalea con los pies y di: '¡Ay!' por todas las perversas abominaciones de la casa de Israel, que va a caer a espada, de hambre y de peste.


En la calle la espada, la peste y el hambre en la casa; quien esté en el campo a espada morirá, y a quien esté en la ciudad el hambre y la peste lo devorarán.


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