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Jeremías 37:21 - Biblia Castilian 2003

21 El rey Sedec as ordenó entonces que se custodiase a Jerem as en el patio de la guardia y se le diera diariamente una hogaza de pan de la calle de los panaderos, mientras no se acabara todo el pan en la ciudad. As Jerem as quedó en el patio de la guardia.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Entonces dio orden el rey Sedequías, y custodiaron a Jeremías en el patio de la cárcel, haciéndole dar una torta de pan al día, de la calle de los Panaderos, hasta que todo el pan de la ciudad se gastase. Y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Así que el rey Sedequías mandó que no regresaran a Jeremías al calabozo. En cambio, lo encerró en el patio de la guardia del palacio real. El rey también ordenó que cada día se le diera a Jeremías un pan recién horneado mientras hubiera pan en la ciudad. Así que Jeremías fue puesto en la prisión del palacio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Entonces Sedecías ordenó que trasladaran a Jeremías al patio de la guardia y cada día se le daba un pan de los que hacían en la calle de los panaderos, hasta que hubo pan en la ciudad. Así, quedó Jeremías en el patio de la guardia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Entonces el rey Sedequías ordenó que custodiaran a Jeremías en el atrio de la guardia real, y que le dieran una hogaza de pan al día, de la calle de los Panaderos, mientras hubiera pan en la ciudad. Y así se quedó Jeremías en el atrio de la guardia real.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 El rey Sedecías ordenó entonces que se custodiase a Jeremías en el patio de la guardia y se le diera diariamente una hogaza de pan de la calle de los panaderos, mientras no se acabara todo el pan en la ciudad. Así Jeremías quedó en el patio de la guardia.

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Jeremías 37:21
35 Referans Kwoze  

El d a nueve del mes cuarto arreció tanto el hambre en la ciudad que no hab a pan para la gente del pueblo.


en la carest a te salvará de la muerte, y en el combate, del filo de la espada;


En los tiempos infaustos no tendrá que avergonzarse, y en el d a del hambre podrá gozar de hartura.


Conf a en el Se or y obra bien: Bet morarás en el pa s y de tu fidelidad tendrás contento.


Si Yahveh se complace en la conducta de un hombre, lo reconciliará hasta con sus mismos enemigos.


Arroyo es el corazón del rey en manos de Yahveh: que él dirige adonde quiere.


éste morará en las alturas, crestas rocosas serán su refugio; el pan se le dará, tiene el agua asegurada.


Y Pasjur mandó azotar al profeta Jerem as y lo puso en el cepo que hab a en la puerta superior de Benjam n, en el templo de Yahveh.


El ejército del rey de Babilonia sitiaba por aquel entonces a Jerusalén, y el profeta Jerem as se hallaba recluido en el patio de la guardia que hab a en el palacio real de Judá,


Vino, pues a m Janamel, hijo de mi t o, según la palabra de Yahveh, al patio de la guardia y me dijo: 'Compra mi campo de Anatot, en el territorio de Benjam n, pues tienes el derecho de adquisición y a ti corresponde el rescate; cómpratelo''. Comprend que era una orden de Yahveh,


De nuevo le fue dirigida la palabra de Yahveh a Jerem as, mientras se hallaba recluido en el patio de la guardia, en estos términos:


Tiraron entonces de Jerem as con las cuerdas y lo subieron de la cisterna. Jerem as quedó en el patio de la guardia.


Jerem as quedó en el patio de la guardia hasta el d a en que Jerusalén fue tomada.


Tomaron, pues, a Jerem as y lo arrojaron en la cisterna de Malqu as, hijo del rey, que hab a en el patio de la guardia. Bajaron a Jerem as con cuerdas. En la cisterna no hab a agua, sino fango, y Jerem as se hundió en el fango.


'Rey, mi se or; esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jerem as, arrojándole a la cisterna, donde morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad'.


El d a nueve del mes cuarto cuando el hambre arreciaba en la ciudad y la población del pa s no ten a que comer,


Nuestra piel abrasa como un horno por los ardores del hambre.


Buscad primero el reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por a adidura.


Pedro, pues, estaba bajo custodia en la cárcel; pero en la Iglesia se hac an continuas oraciones a Dios en favor de él.


Pero cumplido un bienio, Porcio Festo sucedió a Félix y éste, deseando ganarse el favor los jud os, dejó a Pablo en la cárcel.


Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con el soldado que lo custodiaba.


Estuvo dos a os enteros en una casa particular alquilada, y recib a a todos los que ven an a él,


As, pues, yo, prisionero por el Se or, os exhorto a conduciros de una manera digna de la vocación a la que fuisteis llamados,


cuyo embajador soy, aun entre cadenas, para que pueda hablar valerosamente de él como es debido.


No te avergüences, pues, del testimonio de nuestro Se or ni de m, su prisionero; al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la causa del evangelio, apoyado en la fuerza de Dios,


Por él soporto el sufrimiento, incluso el de las cadenas, como si fuera un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada.


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