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Jeremías 37:13 - Biblia Castilian 2003

13 Al llegar a la puerta de Benjam n, se encontró all con un jefe de la guardia, llamado Yir as, hijo de Selem as, hijo de Janan as, que prendió al profeta Jerem as, exclamando: '¡Conque te pasas a los caldeos!'.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Y cuando fue a la puerta de Benjamín, estaba allí un capitán que se llamaba Irías hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú te pasas a los caldeos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Sin embargo, cuando atravesaba la puerta de Benjamín un guardia lo arrestó y le dijo: —¡Estás desertando para unirte a los babilonios! El guardia que lo arrestó era Irías, hijo de Selemías y nieto de Hananías.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Pero al pasar la puerta de la ciudad que lleva a Benjamín, el vigilante Jerías, hijo de Selemías, detuvo al profeta diciendo: 'Tú te pasas a los caldeos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Pero cuando llegó a la puerta de Benjamín, estaba allí un capitán llamado Irías ben Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo: ¡Te pasas a los caldeos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Al llegar a la puerta de Benjamín, se encontró allí con un jefe de la guardia, llamado Yirías, hijo de Selemías, hijo de Jananías, que prendió al profeta Jeremías, exclamando: '¡Conque te pasas a los caldeos!'.

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Jeremías 37:13
20 Referans Kwoze  

Entonces dijeron ellos: 'Vamos a urdir planes contra Jerem as, pues no perecerá la ley por falta de sacerdotes, ni el consejo por falta de sabios, ni la palabra por falta de profetas. Vamos a herirlo en la lengua y no prestaremos atención a sus palabras'.


Yo o a el cuchicheo de la gente: ¡Terror en derredor! ¡Denunciadlo! ¡Denunciémoslo! Todos mis amigos están espiando un desliz m o: 'A ver si se deja seducir; le dominaremos y de él nos vengaremos'.


Y Pasjur mandó azotar al profeta Jerem as y lo puso en el cepo que hab a en la puerta superior de Benjam n, en el templo de Yahveh.


Quien se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste; quien salga y se entregue a los caldeos que os asedian, vivirá y tendrá su vida por bot n.


Pues bien, ahora entrego todos estos pa ses en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia mi siervo, y hasta las bestias salvajes le entrego para que le sirvan.


porque Yahveh Sebaot, Dios de Israel, dice as: voy a poner un yugo de hierro sobre el cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia. Y le servirán. Hasta los animales del campo le entrego'.


bajó al palacio real, a la sala del secretario, donde precisamente celebraban una sesión todos los dignatarios: Elisamá, el secretario; Dela as, hijo de Sema as; Elnatán, hijo de Acbor; Guemar as, hijo de Safán; Sedec as, hijo de Janan as, y todos los demás dignatarios.


Pero Sefat as, hijo de Matán; Godol as, hijo de Pasjur; Yucal, hijo de Selam as, y Pasjur, hijo de Malqu as, oyeron las palabras que Jerem as dec a a todo el pueblo, a saber:


Los jefes dijeron al rey: 'Hay que matar a este hombre, porque de este modo debilita las manos de los combatientes que quedan en esta ciudad y las manos de toda la población, diciéndoles semejantes cosas. Es claro que este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal'.


El cusita Ebedmélec, eunuco residente en el palacio real, oyó que hab an echado a Jerem as en la cisterna. El rey se encontraba entonces en la puerta de Benjam n.


Espiaban nuestros pasos, Sade nos prohib an andar por nuestras plazas. Se acercaba nuestro fin, se cumpl an nuestros d as. S; nuestro fin ha llegado.


Entonces Amas as, sacerdote de Betel, mandó decir a Jeroboán, rey de Israel: 'Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; el pa s no puede soportar más sus palabras.


Todo el pa s se cambiará en llanura, desde Gueba hasta Rimón en el Negueb. Pero Jerusalén se elevará y permanecerá en su lugar: desde la puerta de Benjam n hasta el emplazamiento de la puerta vieja, o sea, hasta la puerta del Ángulo, y desde la torre de Jananel hasta los lagares del rey.


Y comenzaron a acusarlo: 'Hemos encontrado a este hombre, que pervierte a nuestro pueblo prohibiendo pagar los tributos al César y diciendo que él es Cristo rey'.


Ni pueden tampoco probar ante ti ninguna de las acusaciones que ahora me hacen.


Entonces sobornaron a unos hombres que dijeron: 'Le hemos o do proferir palabras injuriosas contra Moisés y contra Dios'.


mediante la gloria e ignominia, mediante buena y mala fama; como embusteros, aunque diciendo la verdad;


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