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Jeremías 32:24 - Biblia Castilian 2003

24 Mira que los terraplenes de asedio llegan a la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos, que combaten contra ella con la espada, el hambre y la peste. Lo que has anunciado se está cumpliendo, y tú mismo lo estás viendo.

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Biblia Reina Valera 1960

24 He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada, del hambre y de la pestilencia; ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y he aquí lo estás viendo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 »¡Miren cómo han construido rampas de asalto contra las murallas de la ciudad! Por medio de guerra, hambre y enfermedad la ciudad será entregada a los babilonios, que la conquistarán. Todo ha sucedido tal como lo dijiste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Pues bien ahora los terraplenes que se han construido para asaltar la ciudad ya están llegando a ella, y la ciudad va a caer en manos de los caldeos, que la atacan a espada, hambre y peste. Todo lo que tú anunciaste se está cumpliendo, como tú lo ves.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 He aquí las torres de asedio llegan ya a la ciudad para conquistarla, y la ciudad está siendo entregada en mano de los caldeos, que combaten contra ella con la espada, el hambre y la pestilencia. Lo que anunciaste se ha comprobado, y Tú lo estás viendo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Mira que los terraplenes de asedio llegan a la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos, que combaten contra ella con la espada, el hambre y la peste. Lo que has anunciado se está cumpliendo, y tú mismo lo estás viendo.

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Jeremías 32:24
35 Referans Kwoze  

Llegaron los otros y lo cercaron en Abel Bet Maacá. Construyeron contra la ciudad un terraplén que se apoyaba sobre la muralla exterior y todo el ejército de Joab, con labor de zapa, intentaba derribar la muralla.


Por lo cual, esto dice Yahveh sobre el rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, no lanzará flechas contra ella; no le hará frente con escudos, ni alzará contra ella terraplenes.


morirán de enfermedades angustiosas, no serán llorados ni enterrados, sino que servirán de estiércol sobre la superficie de la tierra. Perecerán a espada y de hambre y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las fieras de la tierra'.


Entregaré, además, toda la riqueza de esta ciudad, toda su fortuna y todos sus objetos preciosos. Y entregaré también todos los tesoros de los reyes de Judá en mano de sus enemigos, que los saquearán, los tomarán y los llevarán a Babilonia.


y enviaré contra ellos la espada, el hambre y la peste, hasta que sean extirpados del pa s que les di a ellos y a sus padres'.


as dice Yahveh Sebaot: 'Mirad: voy a enviar contra ellos la espada, el hambre y la peste, y les haré como a los higos podridos, que de tan malos no se pueden comer.


Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste, y los convertiré en terror para todos los reinos de la tierra, en maldición, horror, rechifla y oprobio en todas las naciones adonde los habré expulsado,


Y sin embargo, tú, Se or Yahveh, me has dicho: 'Cómprate el campo con dinero y requiere testigos', cuando la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos'.


Por eso, as dice Yahveh: mirad que voy a entregar esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la tomará.


donde Sedec as, rey de Judá, lo habla recluido, diciendo: '¿Por qué profetizas: as dice Yahveh: 'Mirad que voy a entregar esta ciudad en mano del rey de Babilonia, que la tomará,


Ahora, pues, as dice Yahveh, Dios de Israel, acerca de esta ciudad, de la que vosotros dec s: 'Va a ser entregada en mano del rey de Babilonia por la espada, el hambre y la peste'.


y llevará a Sedec as a Babilonia y all estará hasta que me ocupe de él - oráculo de Yahveh -, pues aunque luchéis contra los caldeos, no tendréis éxito?''.


Porque as dice Yahveh, Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad y acerca de las casas de los reyes de Judá que han sido demolidas. En los terraplenes de asedio


Por eso, as dice Yahveh: 'Vosotros no me habéis escuchado, al proclamar cada uno la manumisión de su hermano y de su prójimo. Pues mirad: yo voy a proclamar contra vosotros la manumisión - oráculo de Yahveh - para la espada, la peste y el hambre, convirtiéndoos en el terror de todos los reinos de la tierra.


Por eso, en el a o noveno de su reinado, en el mes décimo, el d a diez del mes, llegó Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén, acampó frente a ella y construyó un muro de asedio alrededor.


El d a nueve del mes cuarto cuando el hambre arreciaba en la ciudad y la población del pa s no ten a que comer,


Pues as dice Yahveh Sebaot: Talad sus árboles, alzad contra Jerusalén un terraplén. Es la ciudad que ha de ser castigada; todo en ella es opresión.


'Pues as dice el Se or Yahveh: 'Ciertamente si yo env o contra Jerusalén mis cuatro peores castigos: espada, hambre, fieras y peste, para exterminar de ella a hombres y animales;


También yo batiré palmas y aplacaré mi furor. Yo, Yahveh, he hablado'.'


En su mano derecha está el oráculo: '¡A Jerusalén!', para abrir la boca para la matanza, lanzar el grito de guerra, poner arietes contra las puertas, levantar un terraplén y construir un baluarte.


A tus hijas de tierra adentro las pasará a cuchillo. Construirá contra ti una trinchera, levantará contra ti un terraplén, alzará contra ti baluartes.


Ponle sitio, construye un baluarte junto a ella, levanta junto a ella un terraplén, pon junto a ella campamentos y coloca junto a ella arietes todo alrededor.'


Se mofa de los reyes, los pr ncipes le sirven de juguete. Se r e de toda fortaleza: levanta un terraplén y la conquista.


Pero mis palabras y mis preceptos, que encomendé a mis siervos los profetas, ¿no llegaron, acaso, a vuestros padres? Por eso se convirtieron y dijeron: 'Yahveh Sebaot obró con nosotros según nuestra conducta y nuestras acciones, como hab a determinado hacer'.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


yo pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra de que desapareceréis rápidamente de la tierra por cuya posesión vais a pasar el Jordán, y no se prolongarán en ella vuestros d as, porque seréis enteramente destruidos.


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