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Jeremías 31:34 - Biblia Castilian 2003

34 No tendrá ya que ense arse uno a otro ni una persona a otra persona, diciendo: 'Conoced a Yahveh', porque todos ellos me conocerán, desde el más peque o al más grande - oráculo de Yahveh -, cuando perdone su culpa y no recuerde más su pecado'.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes diciendo: “Deberías conocer al Señor”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande —dice el Señor—. Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Ya no tendrán que enseñarle a su compañero, o a su hermano, diciéndoles: 'Conozcan a Yavé. Pues me conocerán todos, del más grande al más chico, dice Yavé; yo entonces habré perdonado su culpa, y no me acordaré más de su pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y no enseñará más cada cual a su prójimo, y cada cual a su hermano, diciendo: ¡Conoce a YHVH!, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHVH. Porque perdonaré su maldad, y no me acordaré más de sus pecados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 No tendrá ya que enseñarse uno a otro ni una persona a otra persona, diciendo: 'Conoced a Yahveh', porque todos ellos me conocerán, desde el más pequeño al más grande -oráculo de Yahveh-, cuando perdone su culpa y no recuerde más su pecado'.

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Jeremías 31:34
42 Referans Kwoze  

Y tú, Salomón, hijo m o, reconoce al Dios de tu padre y s rvele con corazón perfecto y ánimo generoso, porque Yahveh sondea todos los corazones y penetra la ndole de todos los pensamientos. Si lo buscas, él se dejará hallar por ti; pero si lo abandonas, te rechazará para siempre.


Mis errores de joven y mis culpas, ésos no los recuerdes: acuérdate de m según tu amor, en gracia a tus bondades.


Nadie hará mal, nadie hará da o en toda mi santa monta a, porque el pa s estará lleno del conocimiento de Yahveh, como las aguas colman el mar.


Y será la luz de la blanquecina como la luz del ardoroso. Y la luz del ardoroso será siete veces mayor, como la luz de siete d as, el d a en que vende Yahveh la fractura de su pueblo y cure la llaga de su herida.


Ningún habitante dirá: 'Estoy enfermo'; al pueblo que all habita le ha sido perdonado el pecado.


Será seguridad de tus d as, un caudal de salud, de sabidur a y de conocimiento. El temor de Yahveh será su tesoro.


Mirad, en salud se cambió mi amargura. Tú has preservado mi vida de la fosa de la ruina, pues te has echado a la espalda todos mis pecados.


Yo soy, yo soy quien borra por mi amor tus transgresiones, y de tus pecados no me acuerdo.


Disipé como niebla tus culpas, como un nublado tus pecados. Vuelve a m, que te he redimido.


Por eso, mi pueblo conocerá mi nombre, comprenderá aquel d a que yo era quien dec a: '¡Aqu estoy!''.


Todos tus hijos serán disc pulos de Yahveh y será grande la paz de tus hijos.


y les daré un corazón para conocerme, porque yo soy Yahveh: ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues se convertirán a m con todo su corazón'.


Sellaré con ellos una alianza eterna, por la que no cesaré de hacerles bien. Infundiré mi temor en su corazón, para que no se aparten de m.


Voy a purificarlos de toda la iniquidad con que pecaron contra m; voy a perdonarles todas las iniquidades con que pecaron contra m y con las cuales se rebelaron contra m.


En aquellos d as y en aquel tiempo - oráculo de Yahveh -, se buscará la culpa de Israel y no la habrá, y los pecados de Judá y no se hallarán, porque perdonaré al resto que yo deje.


sino de esto se ufane quien quiera ufanarse: de ser sensato y conocerme, pues yo soy Yahveh, que practico la bondad, el derecho y la justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco' - oráculo de Yahveh -.


Aquel d a haré en su favor un pacto con los animales del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; quebraré y arrojaré del pa s arcos, lanzas y espadas y haré que descansen tranquilos.


¿Qué Dios hay como tú, que perdona el pecado, que pasa por alto la rebeld a del resto de su heredad? No persiste por siempre en su ira, porque se complace en la misericordia.


Volverá a compadecerse de nosotros, destruirá nuestras iniquidades, arrojará al fondo del mar todos nuestros pecados.


Pero la tierra se llenará del conocimiento de la gloria de Yahveh, como las aguas cubren el mar.


Todo me lo ha confiado mi Padre. Y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo.


para dar a su pueblo el conocer la salvación, mediante el perdón de sus pecados.


Pues ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesucristo.


'He manifestado tu nombre a los que, sacándolos del mundo, me entregaste. Tuyos eran, pero me los diste a m; y ellos han guardado tu palabra.


Escrito está en los profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oye y aprende la ense anza del Padre viene a m.


Todos los profetas le dan testimonio de que por su nombre obtiene la remisión de los pecados todo el que cree en él'.


A quien vosotros perdonéis, también yo lo perdono; pues lo que yo he perdonado, si algo tuve que perdonar, ha sido en atención a vosotros en presencia de Cristo,


Porque Dios que dijo: 'De entre las tinieblas brille la luz', Él es quien hizo brillar la luz en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.


En él tenemos la redención por medio de su sangre, el perdón de los pecados según la riqueza de su gracia,


Acerca del amor fraterno, no necesitáis que os escribamos, pues Dios mismo os ha instruido directamente en el amor mutuo


Pues realmente, debiendo ser maestros por el tiempo ya pasado, os encontráis de nuevo en la necesidad de que os ense en los rudimentos de los oráculos divinos, y os habéis vuelto tales que necesitáis leche, no comida sólida.


No tendrá ya que ense arse uno a otro, ni una persona a otra, diciéndole: 'Conoce al Se or'; porque todos ellos me conocerán, desde el más peque o al más grande,


cuando perdone su culpa y no recuerde más su pecado.


Vosotros, en cambio, tenéis unción recibida del Santo, y todos tenéis conocimiento.


En cuanto a vosotros, la unción que de él recibisteis permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os ense e. Y dado que su unción os ense a todas las cosas - y es verdad y no mentira -, permaneced en él tal como él os ha ense ado.


Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios la vida eterna.


Ahora bien, los hijos de El eran hombres perversos, que no reconoc an a Yahveh


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