Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Jeremías 31:18 - Biblia Castilian 2003

18 Oigo muy bien a Efra n lamentarse: 'Me has castigado y aguanté el castigo como novillo no domesticado. Conviérteme, que quiero convertirme, pues tú eres Yahveh, mi Dios.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Oí a Israel decir: “Me disciplinaste severamente, como a un becerro que necesita ser entrenado para el yugo. Hazme volver a ti y restáurame, porque solo tú eres el Señor mi Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Escucho, escucho quejarse a Efraím: 'Me has pegado, y he sido castigado muy duro, como un novillo no domado; haz que yo vuelva y volveré, ya que tú eres Yavé, mi Dios.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

18 Oí atentamente el lamento de Efraín: Me azotaste, Fui castigado como novillo indómito; Conviérteme, y seré convertido, Porque Tú eres YHVH mi Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Oigo muy bien a Efraín lamentarse: 'Me has castigado y aguanté el castigo como novillo no domesticado. Conviérteme, que quiero convertirme, pues tú eres Yahveh, mi Dios.

Gade chapit la Kopi




Jeremías 31:18
54 Referans Kwoze  

¡Dichoso el hombre a quien Dios corrige! No desprecies la lección de Sadday,


El Se or me corrige con dureza, pero no me entrega a la muerte.


Primero de humillarme, andaba errado, pero ahora retengo tu palabra.


Yo sé, Se or, que tu juicio es justo y que tienes razón al afligirme.


Mas yo tengo confianza en ti, Se or, y me digo que tú eres mi Dios.


No seáis como el caballo y el mulo que carece de sentido, cuyo br o hay que domar con mordaza y con freno, y si no, no se te acerca.


Nunca más de ti nos tornaremos: perm tenos vivir e invocaremos tu nombre.


Delante de Efra n, Benjam n y Manasés aviva tu pujanza y ven para librarnos.


Tú nos haces burla de vecinos, los enemigos se mofan de nosotros.


tú reprimes tu enojo, retornando del fuego de tu ira.


Dichoso aquel, Se or, que tú corriges e instruyes con tu ley.


El látigo al caballo, el ronzal al asno, y la vara para la espalda de los necios.


Quien ante los reproches se rebela será aniquilado de repente y sin remedio.


No desprecies, hijo m o, la corrección de Yahveh y no tomes a mal sus reproches,


¿Dónde golpearos aún si segu s rebelándoos? Toda la cabeza está enferma, todo el corazón extenuado.


Tus hijos yacen desmayados, en todas las bocacalles, como ant lope en la red, repleto del furor de Yahveh, de la increpación de tu Dios.


Era maltratado, y él se humillaba y no abr a la boca, como cordero llevado al matadero y como oveja muda ante sus esquiladores. Él no abr a la boca.


Porque tú eres nuestro padre; Abrahán no sabe de nosotros, ni Israel nos reconoce. Tú, Yahveh, eres nuestro padre; tu nombre desde siempre 'Nuestro redentor'.


Y Yahveh cortó de Israel cabeza y cola, palma y junco en un solo d a.


Sáname, Yahveh, y sanaré; sálvame y me salvaré, pues mi alabanza eres tú.


En vano castigué a vuestros hijos, no aprendieron la lección; vuestra espada devoró a vuestros profetas como león desgarrador.


Acostémonos sobre nuestra vergüenza, y nuestra ignominia nos cubra; pues contra Yahveh, nuestro Dios, hemos pecado, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud hasta hoy, y no hemos escuchado la voz de Yahveh, nuestro Dios.


Porque llega el d a en que gritan los centinelas en la monta a de Efra n: '¡Levantaos! ¡Subamos a Sión a Yahveh, nuestro Dios!''.


Vienen con llanto y los gu o con alivio; los llevo a torrentes de agua, por camino recto, donde no tropiecen, porque soy para Israel un padre y Efra n es mi primogénito'.


Yahveh, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los has golpeado y no se han dolido; los has consumido, y no quisieron aprender la lección. Tienen la cara más dura que una piedra, no quieren convertirse.


Conviértenos a ti, Yahveh, y nos convertiremos; renueva nuestros d as como anta o,


All recordaréis vuestra conducta y todas vuestras acciones con las que os habéis contaminado, y os sentiréis asqueados de vosotros mismos por todas las maldades que cometisteis.


Como está escrito en la ley de Moisés, cayó sobre nosotros toda esta calamidad, y no aplacamos la faz de Yahveh, nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestras iniquidades y prestando atención a tu verdad.


Era Efra n una novilla domesticada que gustaba de trillar; yo puse un yugo en su hermosa cerviz; unc el yugo a Efra n, Judá tuvo que arar y Jacob que rastrillar.


Si como novilla indómita se ha hecho indómito Israel, ¿los pastoreará ahora Yahveh como a un cordero en libertad?


Voy a volverme a mi lugar, hasta que exp en su culpa y busquen mi rostro; en su angustia me buscarán ansiosamente.


Al ver Dios lo que hac an y cómo se hab an convertido de su mala conducta, se arrepintió del mal con que los hab a amenazado y no lo ejecutó.


No escuchó la voz, no aceptó la corrección; no conf o en Yahveh, no se acercó a su Dios.


Hablaron también entre s los que temen a Yahveh y Yahveh escuchó con atención. Se escribió un memorial en su presencia en favor de los que temen a Yahveh y respetan su nombre.


Al poniente estará el estandarte del campamento de Efra n, por escuadras; el pr ncipe de los hijos de Efra n es Elisamá hijo de Amiud.


e irá delante de él con el esp ritu y el poder de El as, para reconciliar a los padres con los hijos y para que los rebeldes vuelvan a la sensatez de los rectos, a fin de preparar al Se or un pueblo bien dispuesto'.


Partió, pues, y volvió a la casa de su padre. Todav a estaba lejos, cuando su padre lo vio venir y, hondamente conmovido, corrió a abrazarse a su cuello y lo besó repetidamente.


Para vosotros, en primer lugar, ha suscitado Dios a su siervo y lo ha enviado para bendeciros, a condición de que cada uno se aparte de sus maldades.'


Pues es Dios quien, según su beneplácito, activa en vosotros tanto el querer como el obrar.


y habéis olvidado la exhortación que se os dirige como a hijos: Hijo m o, no desprecies la corrección del Se or ni te desanimes porque te reprenda.


Yo, a los que amo, los reprendo y castigo. ¡An mate, pues, y conviértete!


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite