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Jeremías 30:17 - Biblia Castilian 2003

17 Pero voy a hacer cicatrizar tu herida y voy a curarte de tus llagas - oráculo de Yahveh -, porque te llamaron 'La Desechada', Sión, la que no tiene quien la cuide.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Te devolveré la salud y sanaré tus heridas —dice el Señor—, aunque te llamen desechada, es decir, “Jerusalén, de quien nadie se interesa”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Ya que a ti te llamaban La Abandonada, nuestra presa, de quien nadie se preocupa, yo voy a devolver el vigor a tu cuerpo y voy a sanar tus llagas, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y Yo haré curar tus llagas, Y sanaré tus heridas, dice YHVH, Porque te llamaron la repudiada, diciendo: ¡Ésta es Sión, de la quien nadie cuida!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Pero voy a hacer cicatrizar tu herida y voy a curarte de tus llagas -oráculo de Yahveh-, porque te llamaron 'La Desechada', Sión, la que no tiene quien la cuide.

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Jeremías 30:17
36 Referans Kwoze  

porque él hiere y venda la herida, golpea y cura con sus manos.


Él perdona del todo tus pecados y te sana de todas tus dolencias;


Envió su palabra y los curó, los libró de su ruina.


los que dicen: 'Nuestra lengua es nuestro fuerte, los labios nos asisten, ¿quién será nuestro due o?'.


Aun si el ánimo me falta, tú conoces mi senda. En el camino por donde voy me tienden ocultas trampas.


Él restaura mi aliento, por las veredas justas él me gu a, en gracia de su nombre.


Y dijo: 'Si escuchas de veras la voz de Yahveh, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos; si prestas o do a sus mandatos y si guardas todas sus leyes, no te enviaré ninguna de las enfermedades con que he afligido a Egipto, porque yo soy Yahveh, el que te sana'.


Alzará un estandarte a las naciones, reunirá a los dispersos de Israel, a los desperdigados de Judá recogerá de los cuatro extremos de la tierra.


Y será la luz de la blanquecina como la luz del ardoroso. Y la luz del ardoroso será siete veces mayor, como la luz de siete d as, el d a en que vende Yahveh la fractura de su pueblo y cure la llaga de su herida.


Ningún habitante dirá: 'Estoy enfermo'; al pueblo que all habita le ha sido perdonado el pecado.


Como a mujer abandonada y de afligido esp ritu te ha llamado Yahveh; como a esposa de la juventud, a pesar de repudiada, te llama tu Dios.


Oráculo del Se or Yahveh, que congrega a los dispersos de Israel: 'A los ya reunidos a adiré nuevos deportados'.


he visto sus caminos. Pero voy a sanarlo y a guiarlo; voy a consolarlo. Y para sus afligidos


pondré este cántico en sus labios: paz, paz para el lejano y para el cercano, - dice Yahveh -. Yo lo sanaré'.


Entonces despuntará tu luz como la aurora, y tu carne sana en seguida brotará; marchará delante de ti tu justicia, y la gloria de Yahveh será tu retaguardia.


En lugar de ser tú la abandonada, la odiada y sin transeúntes, haré de ti un orgullo eterno, una alegr a de edad en edad.


Mi tienda está devastada, todas mis cuerdas se han roto; mis hijos partieron de mi lado y ya no están, no hay ya quien despliegue mi tienda ni quien levante mis lonas.


Sáname, Yahveh, y sanaré; sálvame y me salvaré, pues mi alabanza eres tú.


Convert os, hijos rebeldes, curaré vuestras rebeld as. Aqu estamos: venimos a ti; pues tú, Yahveh, eres nuestro Dios.


Nadie defendió tu causa. Para una úlcera hay medicinas; para ti no hubo cura alguna.


'¿No ves lo que dice este pueblo: 'Las dos familias que Yahveh hab a escogido, las ha rechazado', y menosprecian as a mi pueblo, de modo que para ellos ya no es una nación?


Mirad que voy a traerles la salud y la curación: voy a sanarlos y a descubrirles la riqueza de la paz y de la seguridad.


¿No hay bálsamo en Galaad, o no hay all un médico? ¿Por qué, entonces, no se cierra la herida de la hija de mi pueblo?


Contra ti batieron palmas Sámek cuantos pasaban por el camino; silbaron y movieron la cabeza contra la hija de Jerusalén: '¿Es ésta la ciudad que llamaban primor de hermosura, delicia de toda la tierra?'.


Yo mismo buscaré las perdidas, traeré las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas, vigilaré a las gordas y robustas y las apacentaré como es debido'.


Has de saber que yo, Yahveh, he o do todos los insultos que has proferido contra las monta as de Israel cuando dec as: 'Están desoladas, nos las dan para que las devoremos'.


Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre porque se dec a de ellos: '¡Son el pueblo de Yahveh y han tenido que salir de su pa s!'.


Yo ense é a Efra n a andar, los llevé en mis brazos; pero no comprendieron que yo los cuidaba.


Venid, volvamos a Yahveh: él nos desgarró, pero él nos curará; él nos hirió, pero él nos vendará.


Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo y los subió al madero, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus cardenales habéis sido curados.


En medio de la plaza y a uno y otro lado del r o hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Las hojas del árbol sirven para curar a las naciones.


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