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Jeremías 30:10 - Biblia Castilian 2003

10 No temas, siervo m o, Jacob - oráculo de Yahveh -, no tengas miedo, Israel, pues voy a salvarte del pa s lejano, y a tu estirpe del pa s de su cautiverio. Volverá Jacob y reposará, descansará sin que nadie le moleste.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 »Así que no temas, Jacob, mi siervo; no te dejes abatir, Israel —dice el Señor—. Pues desde tierras lejanas los traeré de regreso a casa, y sus hijos regresarán del destierro. Israel regresará a una vida de paz y tranquilidad, y nadie lo atemorizará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 No temas, pues, servidor mío, Jacob, dice Yavé, ni te asustes, Israel, porque yo acudo, desde lejos, para sacarte a ti y a tus hijos del país en que están cautivos. Jacob volverá y encontrará la paz y vivirá tranquilo, sin que nadie lo moleste.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Tú pues, siervo mío Jacob, No temas, dice YHVH, Ni te atemorices, Israel; Porque he aquí Yo te salvo del país remoto, Y a tu descendencia de la tierra de cautividad; Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, Y no habrá quien lo espante.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 No temas, siervo mío, Jacob -oráculo de Yahveh-, no tengas miedo, Israel, pues voy a salvarte del país lejano, y a tu estirpe del país de su cautiverio. Volverá Jacob y reposará, descansará sin que nadie le moleste.

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Jeremías 30:10
40 Referans Kwoze  

Después de estos sucesos, Yahveh dirigió la palabra a Abrán en una visión, diciéndole: 'No temas, Abrán. Yo soy tu escudo; tu recompensa será muy grande'.


El d a en que Yahveh te conceda reposo de tu fatiga y de tu inquietud y de la dura esclavitud en que serviste,


No habrá all leones, no se encontrarán bestias feroces. Los redimidos la recorrerán,


No temas, que yo estoy contigo: De oriente traeré tu estirpe, y de occidente te recogeré.


Ahora escucha, Jacob, siervo m o, Israel, a quien eleg.


As dice Yahveh, tu creador, tu formador desde el seno, que te ayuda: no temas, siervo m o Jacob, Yesurún, a quien eleg.


Llamo del oriente a un ave, de tierra lejana al hombre de mi plan. No sólo lo dispongo, sino que lo realizo, lo planeo y lo ejecuto.


yo hago que se acerque mi justicia, no se aleja, y mi salvación no se demora. Daré en Sión salvación, para Israel será mi gloria.


Mirad a éstos que vienen de lejos, mirad a ésos del norte y del oeste y a aquéllos del pa s de Sin n. (7b) Reyes lo verán y se pondrán de pie; pr ncipes, y se postrarán, por amor de Yahveh, que es fiel, del Santo de Israel, que te eligió.


Pues as dice Yahveh: 'Incluso el prisionero se le arrebatará al héroe y el bot n se le escapará al tirano. Pero yo contenderé con tus contendientes y a tus hijos yo mismo salvaré.


No temas, que no quedarás avergonzada, no te abochornes, que no quedarás confundida, pues olvidarás la vergüenza de tu solter a y no recordarás la afrenta de tu viudedad.


Yo mismo, sin embargo, reuniré el resto de mis ovejas de todos los pa ses adonde las he expulsado, las volveré a su pradera; y as serán fecundas y se multiplicarán.


Y pondré al frente de ellas pastores que las apacentarán de tal modo que no temerán más ni se asustarán ni se perderá ninguna' - oráculo de Yahveh -.


En sus d as se salvará Judá, e Israel morará seguro. Éste es el nombre con que lo llamarán: 'Yahveh, nuestra justicia'.


sino: '¡Por vida de Yahveh, que sacó y trajo a la descendencia de la casa de Israel del pa s del norte y de todos los pa ses adonde yo los hab a expulsado, para que habiten en su tierra'.


Porque yo sé los planes que tengo trazados acerca de vosotros - oráculo de Yahveh -, planes de bienestar y no de desgracia, de daros un porvenir y una esperanza.


cuando me busquéis con todo vuestro corazón, me dejaré hallar por vosotros - oráculo de Yahveh -, cambiaré vuestra suerte, os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os he expulsado - oráculo de Yahveh - y os volveré al lugar de donde os he desterrado.


En aquellos d as, la casa de Judá irá con la casa de Israel, y vendrán juntas del pa s del norte al pa s que di en herencia a vuestros padres.


Porque mira que vienen d as - oráculo de Yahveh - en que cambiaré la suerte de mi pueblo, Israel y Judá, dice Yahveh, y lo volveré al pa s que di a sus padres para que lo poseyeran'.


y en lividez se convierten? S, grande es aquel d a, no hay semejante a él; tiempo de angustia es para Jacob, pero será librado de él.


En aquellos d as se salvará Judá, y Jerusalén morará segura. Y éste es el nombre con que se la llamará: 'Yahveh, nuestra justicia'.


Carga con tu ignominia, pues has dejado en buen lugar a tus hermanas, por ser tantos los pecados que has cometido, más abominables que los de ellas, que son más justas que tú. Avergüénzate y soporta tu ignominia, ya que has hecho que tus hermanas parezcan inocentes.'


Te dirás: 'Subiré contra un pa s de ciudades sin muros, iré contra gentes confiadas que viven tranquilas, habitantes todos ellos de ciudades sin murallas, que no tienen ni cerrojos ni puertas'.


'En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran pr ncipe, el defensor de los hijos de tu pueblo; será un tiempo de angustia, cual no lo ha habido desde que existen las naciones hasta entonces. En aquel tiempo se salvará tu pueblo, todos los que estén inscritos en el libro.


En aquel d a - oráculo de Yahveh - me llamará: 'Esposo m o', y no me llamará más: 'Baal m o'.


Aquel d a haré en su favor un pacto con los animales del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; quebraré y arrojaré del pa s arcos, lanzas y espadas y haré que descansen tranquilos.


También para ti, Judá, tengo preparada una cosecha. Cuando yo cambiaba la suerte de mi pueblo,


Tierra, no temas, exalta y alégrate, porque Yahveh hace maravillas.


Y ahora, ¿por qué clamas tanto? ¿Es que no tienes rey? ¿Pereció tu consejero, para que te asalten convulsiones como las de una parturienta?


En aquel d a - oráculo de Yahveh Sebaot - os invitaréis unos a otros bajo la parra y bajo la higuera'.


No temas, hija de Sión: mira que viene tu rey, montado en un pollino de un asna.


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