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Jeremías 26:9 - Biblia Castilian 2003

9 ¿Por qué profetizas en nombre de Yahveh, diciendo: 'Este templo quedará como Siló, y esta ciudad será arrasada sin que quede un habitante?''. Y todo el pueblo se amotinó contra Jerem as en el templo de Yahveh.

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Biblia Reina Valera 1960

9 ¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¿Qué derecho tienes de profetizar en el nombre del Señor que este templo será destruido como lo fue Silo? ¿Qué quieres decir cuando afirmas que Jerusalén será destruida y dejada sin habitantes?». Así que todo el pueblo lo amenazaba mientras él estaba frente al templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 por lo que has dicho en nombre de Yavé, que a este templo le pasará lo que a Silo y esta ciudad será arrasada y quedará sin habitantes. Y se juntó todo el pueblo en torno a Jeremías en la Casa de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¿Por qué has profetizado en nombre de YHVH, diciendo: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad quedará desolada, sin ningún habitante? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 ¿Por qué profetizas en nombre de Yahveh, diciendo: 'Este templo quedará como Siló, y esta ciudad será arrasada sin que quede un habitante?''. Y todo el pueblo se amotinó contra Jeremías en el templo de Yahveh.

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Jeremías 26:9
28 Referans Kwoze  

A estas palabras del profeta respondió el rey: '¿Te hemos nombrado acaso consejero del rey? Acaba ya, si no quieres que te mate'. Pero el profeta concluyó diciendo: 'Sé que Dios ha resuelto destruirte por haber hecho eso y por no escuchar mi consejo'.


los que condenan al hombre en la causa, insidian al jurado en la puerta y doblegan al justo por nada.


donde Sedec as, rey de Judá, lo habla recluido, diciendo: '¿Por qué profetizas: as dice Yahveh: 'Mirad que voy a entregar esta ciudad en mano del rey de Babilonia, que la tomará,


As dice Yahveh: 'En este lugar, acerca del cual vosotros dec s: 'Es una ruina, sin hombres y sin animales', en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están desoladas, sin hombres, sin habitantes y sin animales, se volverá a o r


y con respecto a Joaqu n, rey de Judá, dirás: as dice Yahveh: tú has quemado este rollo, diciendo: '¿Por qué has escrito en él que ciertamente vendrá el rey de Babilonia, arrasará este pa s y hará desaparecer de él a hombres y animales?'.


¿Quién es tan sabio que entienda esto? ¿A quién habló la boca de Yahveh, que pueda explicarlo? ¿Por qué el pa s se ha perdido, está abrasado como el desierto, sin que nadie pase?


Fue as por los pecados de sus profetas, Mem por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de inocentes.


odian al testigo en el juicio y detestan al que habla rectamente!


¡Dejad de babear - babean ellos -! ¡No babeéis de este modo! No nos tocará el deshonor.


Entró en el templo y, mientras estaba ense ando, se acercaron los pont fices y los ancianos del pueblo y le preguntaron: '¿Con qué autoridad haces tú esas cosas y quién te dio esa autoridad?'.


Los pont fices y los ancianos persuadieron a las turbas para que reclamaran a Barrabás y se diera muerte a Jesús.


Pero los pont fices soliviantaron al pueblo para que les soltara más bien a Barrabás.


Estas palabras las dijo junto al tesoro, mientras estaba ense ando en el templo; y nadie le echó mano, porque aún no hab a llegado su hora.


Entonces tomaron piedras para lapidarle; pero Jesús se escondió y salió del templo.


Pero los jud os instigaron a las mujeres devotas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, expulsándolos de sus confines.


Se alborotó la ciudad entera y se produjo una manifestación popular que, apoderándose de Pablo, lo arrastraba fuera del templo. En seguida cerraron las puertas.


Le escucharon hasta esta palabra. Pero en este punto levantaron la voz, diciendo: '¡Quita del mundo a este tipo, que no merece vivir!'.


Él no se soltaba de Pedro y de Juan, de modo que toda la gente, llena de asombro, se arremolinó junto a ellos, en el pórtico llamado de Salomón.


Por mano de los apóstoles se realizaban muchas se ales y prodigios en el pueblo. Se reun an todos juntos en el pórtico de Salomón.


'Os hab amos ordenado severamente que no ense arais en ese nombre, y resulta que habéis llenado Jerusalén con vuestras ense anzas y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre'.


porque le hemos o do decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés'.


La comunidad entera de los israelitas se congregó en Siló, y all asentaron la tienda del encuentro. El pa s se les hab a sometido.


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