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Jeremías 25:34 - Biblia Castilian 2003

34 Ululad, pastores, y gritad; revolcaos, mayorales del reba o, porque han llegado los d as de vuestro degüello y de vuestra dispersión: caeréis como objeto precioso.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Aullad, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño; porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como vaso precioso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 ¡Lloren y giman, pastores malvados! ¡Revuélquense en el polvo, líderes del rebaño! Ha llegado el momento de su matanza; ustedes caerán y se harán añicos como vaso frágil.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Pastores, lancen alaridos y griten, revuélquense en la tierra, dueños del rebaño, porque a ustedes les toca ir al matadero y ser ejecutados como carneros escogidos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 ¡Gemid, pastores, y clamad! ¡Revolcaos en la ceniza,° mayorales del rebaño! Los días del degüello y de vuestra dispersión están cumplidos; Caeréis como un vaso precioso,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Ululad, pastores, y gritad; revolcaos, mayorales del rebaño, porque han llegado los días de vuestro degüello y de vuestra dispersión: caeréis como objeto precioso.

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Jeremías 25:34
34 Referans Kwoze  

A la vuelta del a o, el rey Nabucodonosor mandó que lo llevaran a Babilonia, juntamente con objetos preciosos del templo de Yahveh, y nombró rey de Judá y Jerusalén a Sedec as, hermano de su padre.


Tú los podrás batir con vara férrea, triturarlos como objetos de barro'.


Ahora bien, cuando Yahveh haya acabado su obra en el monte de Sión y en Jerusalén, castigará el fruto del soberbio corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos altaneros.


contra todas las naves de Tarsis, contra todos los barcos de placer.


Su rotura será como rotura de cacharro de alfarero destrozado sin piedad; no se encontrará entre sus destrozos un cascote con que tomar fuego del fogón o sacar agua del aljibe'.


¡Ay de ti, devastador, que no has sido devastado, traidor a quien no han traicionado! Cuando termines tú de devastar, serás devastado; cuando acabes tú de traicionar, te habrán traicionado.


La espada de Yahveh chorrea sangre, grasienta como el sebo, sangre de corderos y cabritos, sebo de entra as de carneros. Pues Yahveh inmola un sacrificio en Bosrá, una gran matanza en el pa s de Edom.


Caerán búfalos con ellos, novillos junto con toros. Se empapará de sangre su tierra, su polvo se impregnará de grasa.


¡Que se oiga un clamor desde sus casas cuando les traigas bandidos de repente! Pues cavaron una fosa para cazarme y pusieron trampas ocultas a mis pies.


¿Es cosa vil, quebrada, este hombre, Jecon as, o un vaso que nadie quiere? ¿Por qué son echados, él y su estirpe, y expulsados a un pa s que no conocen?


¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan el reba o de mi pastizal! - oráculo de Yahveh -.


Pero, cuando se hayan cumplido los setenta a os, castigaré al rey de Babilonia y a esta nación - oráculo de Yahveh - por su iniquidad, lo mismo que al pa s de los caldeos, y lo convertiré en desolación perpetua.


a Dedán, a Temá, a Buz y a todos los que se rapan las sienes;


¡Escuchad! Clamor de los pastores, griter o de los mayorales del reba o, porque Yahveh devasta su pastizal


Todas las naciones le servirán, a él, a su hijo y al hijo de su hijo, hasta que también a su pa s le llegue el tiempo en que naciones numerosas y reyes poderosos lo esclavicen.


Yo hab a pensado: Te pondré entre los hijos y te daré un pa s delicioso, la herencia más preciosa de las naciones. Y me dec a: me llamarás 'Padre m o', y de mi seguimiento no te apartarás.


Embriagadlo, porque contra Yahveh se engrandeció, para que Moab se revuelque en su vómito, y para que también él sea la irrisión.


En todas las terrazas de Moab y en sus plazas, todo es lamentación, porque he destrozado a Moab como un vaso que no agrada - oráculo de Yahveh -.


Haced matanza en sus toros: bajen todos al matadero ¡ay de ellos!, pues ha llegado su d a, el tiempo de su castigo.


Hija de mi pueblo, c ete de saco, revuélcate en el polvo; haz duelo como por hijo único, una lamentación amargu sima, pues de improviso vendrá el devastador contra nosotros.


¡Alégrate, exulta, hija de Edom, Sin que moras en el pa s de Us! También a ti te llegará la copa, te embriagarás y te quedarás desnuda.


Por eso, as dice el Se or Yahveh: 'Aqu estoy para juzgar por m mismo entre las ovejas gordas y las ovejas flacas.


Incluso sus dioses, sus estatuas fundidas, y sus vasos preciosos de plata y de oro, se los llevará como bot n a Egipto. Durante algunos a os cesará de oponerse al rey del norte.


Engullido ha sido Israel. Son ahora entre las naciones como una vasija que se tira.


Porque habéis aplastado al indigente y tomáis de él tributo de grano, habéis construido casas de sillares pero no las habitaréis, habéis plantado vi as deliciosas pero no beberéis el vino.


Contra los pastores se enciende mi ira, voy a castigar a los machos cabr os. Yahveh Sebaot visita a su grey, la casa de Judá, la hace su corcel capitán en la batalla.


¡Escuchad! Lamento de pastores, porque está arruinado su esplendor. ¡Escuchad! Rugido de leones, porque está arrasado el plantel del Jordán.


Habéis disfrutado en la tierra, os habéis entregado al placer, habéis cebado vuestros corazones para el d a de la matanza.


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