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Jeremías 23:17 - Biblia Castilian 2003

17 Se atreven a decir a quienes me desprecian: 'Yahveh ha dicho: os irá bien'. Y a cuantos siguen la obstinación de su corazón les dicen: 'No vendrá sobre vosotros la desgracia''.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Siguen diciendo a los que desprecian mi palabra: “¡No se preocupen! ¡El Señor dice que ustedes tendrán paz!”. Y a los que obstinadamente siguen sus propios deseos, los profetas les dicen: “¡No les sucederá nada malo!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 A aquellos que desprecian la palabra de Yavé les aseguran 'que tendrán paz', y a todos los que siguen los caprichos de su corazón, 'que ninguna desgracia les va a suceder'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Dicen de continuo a quienes me desprecian: YHVH ha dicho: ¡Tendréis paz! Y a todo el que anda en la dureza de su corazón, Le dicen: ¡Ningún mal vendrá sobre vosotros!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Se atreven a decir a quienes me desprecian: 'Yahveh ha dicho: os irá bien'. Y a cuantos siguen la obstinación de su corazón les dicen: 'No vendrá sobre vosotros la desgracia''.

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Jeremías 23:17
34 Referans Kwoze  

Pues bien, ya no se apartará nunca la espada de tu casa, porque me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Ur as, el hitita.


que dicen a los videntes: 'No veáis', y a los profetas: 'No nos profeticéis verdades, decidnos cosas halagüe as profetizad ilusiones;


No hay paz, dice mi Dios, para los malvados'.


Este pueblo malvado, que rehúsa escuchar mis palabras, que sigue la obstinación de su corazón y va tras otros dioses para servirlos y adorarlos, vendrá a ser como este cinturón, que no sirve para nada.


Pero ellos dijeron: '¡Es inútil! Porque tras nuestros planes iremos, y cada uno actuará según la obstinación de su perverso corazón''.


Entonces dijeron ellos: 'Vamos a urdir planes contra Jerem as, pues no perecerá la ley por falta de sacerdotes, ni el consejo por falta de sabios, ni la palabra por falta de profetas. Vamos a herirlo en la lengua y no prestaremos atención a sus palabras'.


En aquel tiempo llamarán a Jerusalén trono de Yahveh, y en ella, en Jerusalén, se congregarán todas las naciones en nombre de Yahveh, y no seguirán más la obstinación de su malvado corazón.


Diré entonces: '¡Ah, Se or Yahveh!'. De verdad has enga ado por completo a este pueblo y a Jerusalén, cuando dec as: 'Tendréis paz', y la espada ha penetrado hasta el fondo del alma.


Renegaron de Yahveh y dijeron: 'Él no existe; no nos vendrá mal alguno, ni espada ni hambre veremos.


Curan a la ligera la herida de mi pueblo, diciendo: 'Va todo muy bien', cuando todo va mal.


Pero no me escucharon ni aplicaron su o do, sino que caminaron según sus planes, según la obstinación de su corazón malvado, y en vez de avanzar retrocedieron.


Curan a la ligera la herida de mi pueblo, diciendo: 'Va todo muy bien', cuando todo va mal.


Por eso, as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: Aqu estoy: voy a darle de comer a este pueblo ajenjo, y voy a darle de beber agua envenenada.


Tus profetas tuvieron para ti Nun visiones enga osas y necias. No te descubrieron tu pecado, de modo que cambiara tu suerte; te hicieron vaticinios falaces e ilusorios.


Precisamente porque han enga ado a mi pueblo diciendo: '¡Paz!', cuando no hay paz, y mientras él construye una tapia ah están ellos revocándola con barro,


Me deshonráis delante de mi pueblo por unos pu ados de cebada y por unos trozos de pan, causando la muerte de personas que no deben morir y salvando la vida de personas que no deben vivir, diciendo mentiras a mi pueblo, que escucha la mentira'.'


Puesto que desanimáis el corazón del justo con enga os cuando yo no le contristo, y vigorizáis las manos del malvado, de modo que no se convierta de su mala conducta para que viva,


A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, esos que dicen: 'No se acercará ni vendrá sobre nosotros la desgracia'.


Si un hombre corriera tras el viento y dijera mentiras como ésta: 'Yo te haré profec as a cambio de vino y licores', ése ser a el profeta digno de este pueblo.


Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes ense an por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'.


As habla Yahveh contra los profetas que seducen a mi pueblo, los que proclaman: '¡Paz!', mientras tengan algo que masticar entre sus dientes; pero declaran: '¡Guerra santa!' a quien no les pone algo en la boca.


En aquel tiempo, registraré Jerusalén con linternas y castigaré a los hombres que se sientan sobre las heces y dicen en su corazón: 'Yahveh no hace nada, ni bueno ni malo'.


Porque los terafim dicen mentiras, y los adivinos tienen visiones enga osas, explican sue os falaces y dan vanos consuelos. Por eso vagan como ovejas, yerran por falta de pastor.


El hijo honra a su padre, y el siervo a su se or. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si yo soy se or, ¿dónde está mi temor? Yahveh Sebaot os habla, sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Vosotros dec s: '¿En qué menospreciamos tu nombre?'.


sino un mes entero: hasta que os salga por las narices y os dé asco, por haber menospreciado a Yahveh, que está en medio de vosotros, y por haberos lamentado ante él, diciendo: '¿Por qué hemos salido de Egipto?''.


Quien a vosotros escucha, a m me escucha; y quien a vosotros desprecia, a m me desprecia. Pero quien me desprecia a m, desprecia a aquel que me ha enviado'.


Si al escuchar las palabras de este juramento imprecatorio, alguien se promete en su corazón que gozará de la bendición pensando: 'Tendré paz, aunque ande en la obstinación de mi corazón, pues lo bien regado compensará el secano',


Yahveh no querrá perdonarle, sino que se encenderá contra él la cólera y el celo de Yahveh; descargará sobre él todas las maldiciones escritas en este libro y Yahveh borrará su nombre de debajo del cielo.


Por consiguiente, quien esto menosprecia, no menosprecia a un hombre, sino a Dios, que dispensa [también] su Esp ritu Santo entre vosotros.


Por eso, éste es el oráculo de Yahveh, Dios de Israel: yo hab a dicho que tu casa y la casa de tu padre caminar an en mi presencia por siempre. Pero ahora - oráculo de Yahveh -, ¡lejos de m tal cosa! Porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian.


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