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Jeremías 20:5 - Biblia Castilian 2003

5 Entregaré, además, toda la riqueza de esta ciudad, toda su fortuna y todos sus objetos preciosos. Y entregaré también todos los tesoros de los reyes de Judá en mano de sus enemigos, que los saquearán, los tomarán y los llevarán a Babilonia.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entregaré asimismo toda la riqueza de esta ciudad, todo su trabajo y todas sus cosas preciosas; y daré todos los tesoros de los reyes de Judá en manos de sus enemigos, y los saquearán, y los tomarán y los llevarán a Babilonia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 y dejaré que tus enemigos saqueen a Jerusalén. Todos los tesoros famosos de la ciudad —las joyas preciosas, el oro y la plata de tus reyes— serán llevados a Babilonia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Entregaré a toda la gente de Judá en manos del rey de Babilonia para que sean llevados a esa ciudad o muertos a espada. Entregaré a los enemigos las riquezas de Jerusalén, tanto sus reservas como sus cosas preciosas, y los tesoros de los reyes de Judá. Los enemigos saquearán y tomarán todo, llevándoselo a Babilonia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entregaré asimismo todas las riquezas de esta ciudad, todos sus productos y bienes, y pondré en mano de sus enemigos todos los tesoros de los reyes de Judá, y los saquearán y los llevarán a Babilonia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Entregaré, además, toda la riqueza de esta ciudad, toda su fortuna y todos sus objetos preciosos. Y entregaré también todos los tesoros de los reyes de Judá en mano de sus enemigos, que los saquearán, los tomarán y los llevarán a Babilonia.

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Jeremías 20:5
24 Referans Kwoze  

A la vuelta del a o, el rey Nabucodonosor mandó que lo llevaran a Babilonia, juntamente con objetos preciosos del templo de Yahveh, y nombró rey de Judá y Jerusalén a Sedec as, hermano de su padre.


d as vendrán en que será llevado a Babilonia todo cuanto hay en tu palacio, todo lo que atesoraron tus antepasados hasta el d a de hoy. Nada quedará, dice Yahveh.


A todas las crestas del desierto llegaron saqueadores, pues Yahveh tiene una espada que devora de un extremo a otro del pa s sin dejar en paz a nadie.


Tu riqueza y tus tesoros entregaré al pillaje en compensación por todos tus pecados en todas tus fronteras.


de los montes en el campo. Tu riqueza y todos tus tesoros entregaré al pillaje, en pago por todos tus pecados en los altos en todas tus fronteras.


La vergüenza devoró el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus reba os y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.


Mira que los terraplenes de asedio llegan a la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos, que combaten contra ella con la espada, el hambre y la peste. Lo que has anunciado se está cumpliendo, y tú mismo lo estás viendo.


El a o undécimo de Sedec as, en el cuarto mes, el d a nueve del mes, abrieron una brecha en la ciudad,


Los caldeos prendieron fuego al palacio real y a las casas de la población y derribaron las murallas de Jerusalén.


Desastre sobre desastre, se grita. ¡Todo el pa s está devastado! De repente son saqueadas mis tiendas; en un instante, mis pabellones.


Su mano tendió el opresor Yod a todos sus tesoros; ella vio a las naciones entrar en su santuario, aquellas a las que prohibiste entrar en tu asamblea.


Jerusalén se acuerda, Zain en sus d as de aflicción y de extrav o, de todos sus tesoros, que databan de tiempo inmemorial. Cuando cayó su pueblo en manos del opresor, sin que nadie la ayudara, sus opresores la vieron e hicieron burla de su ruina.


No hubieran cre do los reyes de la tierra Lámed ni los habitantes todos del orbe que pudiera el adversario y el enemigo cruzar las puertas de Jerusalén.


Dentro de ella, sus pr ncipes son como león rugiente que desgarra la presa: devoran personas, se apoderan de haciendas y objetos preciosos, multiplican el número de viudas dentro de ella.


El Se or entregó en sus manos a Joaqu n, rey de Judá, y parte de los objetos de la casa de Dios. Los llevó a la tierra de Senaar, al templo de sus dioses, y puso los objetos en el tesoro del templo de sus dioses.


Él prospera entre sus hermanos, pero vendrá el solano, el viento de Yahveh que se levanta del desierto, y secará su hontanar, agotará su manantial, saqueará sus tesoros, todos sus objetos preciosos.


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