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Jeremías 2:31 - Biblia Castilian 2003

31 ¡Oh generación! Atiende a la palabra de Yahveh: ¿He sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué mi pueblo dice: 'Somos libres, no vendremos más a ti?'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

31 ¡Oh generación! atended vosotros a la palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 »¡Oh pueblo mío, presta atención a las palabras del Señor! ¿Acaso he sido como un desierto para Israel? ¿Acaso le he sido una tierra de tinieblas? Entonces díganme por qué mi pueblo declara: “¡Por fin nos hemos librado de Dios! ¡No lo necesitamos más!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 ¿He sido yo para Israel un desierto o una tierra cubierta de espinos? ¿Por qué, entonces, dice mi pueblo: 'Nos apartamos de ti, no queremos verte más?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 ¡Oh generación, atended la palabra de YHVH! ¿He sido Yo un desierto para Israel? ¿O acaso una tierra de densas tinieblas? ¿Por qué dice mi pueblo: Somos libres,° nunca más volveremos a ti?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 ¡Oh generación! Atiende a la palabra de Yahveh: ¿He sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué mi pueblo dice: 'Somos libres, no vendremos más a ti?'.

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Jeremías 2:31
26 Referans Kwoze  

Respondióle el Faraón: '¿Qué te falta a mi lado, para que quieras volver a tu pa s?'. Él respondió: 'Nada; pero déjame partir'.


y el sumo sacerdote Azar as, de la casa de Sadoc, le respondió as: 'Desde que han comenzado a llegar las ofrendas al templo de Yahveh, hemos comido hasta saciarnos y aún queda mucho, pues Yahveh ha bendecido a su pueblo; y esta gran cantidad es lo que sobra'.


Y eso que dijeron a Dios: ¡Lejos de otros! ¡No queremos conocer tus caminos!


Con el rostro altanero, no le busca; (Nun) 'Dios no existe', es cuanto se le antoja.


Cercene el Se or todos los labios lisonjeros las lenguas contadoras de grandezas,


no sea que, saciado, me desv e y diga: '¿Quién es Yahveh?'. O que, por la indigencia, robe y profane el nombre de mi Dios.


No hablé en lo escondido, ni en lugar tenebroso de la tierra. No dije a la estirpe de Jacob: 'Buscadme en el caos'. Yo soy Yahveh, que digo verdad y declaro lo que es justo.


Desde antiguo quebraste tu yugo, tus coyundas has roto, diciendo: 'No quiero servir', cuando sobre toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso te echabas como prostituta.


Guarda tu pie de andar descalzo, y tu garganta de la sed. Tú respondes: '¡Es inútil! ¡No! Pues amo a extranjeros y tras ellos quiero ir'.


Iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque éstos conocen el camino de Yahveh, el derecho de su Dios'. Pero son precisamente todos éstos quienes quebraron el yugo y rompieron las coyundas.


Por eso los va a herir el león de la selva, el lobo de la estepa los devorará. El leopardo acecha junto a sus ciudades, todo el que salga de ellas será despedazado, porque muchas son sus transgresiones, sus apostas as son muy graves.


para atacar a la casa de Israel en su propio corazón, puesto que se han alejado de m todos ellos por causa de sus dolos''.


Cuando los apacenté, se saciaron se saciaron, se jactaron en su corazón, y as se olvidaron de m.


Palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa. Visiones que tuvo acerca de Israel en tiempos de Oz as, rey de Judá, y en tiempo de Jeroboán, hijo de de Joás, rey de Israel, dos a os antes del terremoto.


Oigo que Yahveh clama a la ciudad: 'Escuchad, tribu y asamblea de la ciudad:


Ya os sent s saciados. Ya os habéis hecho ricos. Ya habéis logrado el reino sin nosotros. ¡Ojalá fuera verdad que hubierais logrado el reino, para que también nosotros lo compartiéramos con vosotros!


cuando los haya introducido en la tierra que promet bajo juramento a sus padres, tierra que mana leche y miel. Cuando, después de haber comido, de haberse saciado y de haber engordado, se vuelva a otros dioses y los sirvan y a m me desprecien, rompiendo mi alianza;


Yesurún engorda y cocea. Te pusiste gordo, macizo, cebado. Rechazó al Dios que lo hizo, despreció a la Roca, su salvación.


A la Roca que te engendró desde as, olvidas al Dios que te puso en el mundo.


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