Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt
- Piblisite -





Jeremías 13:18 - Biblia Castilian 2003

18 Di al rey y a la reina madre: Sentaos más abajo, porque cayó de vuestra cabeza vuestra gloriosa corona.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria ha caído de vuestras cabezas.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Diles al rey y a su madre: «Desciendan de sus tronos y siéntense en el polvo, porque sus coronas gloriosas pronto serán arrebatadas de su cabeza».

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Di al Rey y a la Reina Madre: Siéntense en el suelo, porque ha caído de sus cabezas su corona gloriosa.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

18 Di al rey y a la soberana: ¡Sentaos humillados! Porque la corona de vuestra gloria ha caído de vuestras cabezas.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Di al rey y a la reina madre: Sentaos más abajo, porque cayó de vuestra cabeza vuestra gloriosa corona.

Gade chapit la Kopi




Jeremías 13:18
30 Referans Kwoze  

Entonces Jecon as, rey de Judá, se rindió al rey de Babilonia, as él como su madre, sus servidores, sus jefes y sus eunucos. El rey de Babilonia lo hizo prisionero en el a o octavo de su reinado.


Llevó cautivo a Babilonia a Jecon as; también se llevó cautivos, de Jerusalén a Babilonia, a la madre del rey, a las mujeres del rey, a sus eunucos y a los personajes importantes del pa s.


Al verse en tales angustias, trató de aplacar a Yahveh, su Dios, y se humilló profundamente en presencia del Dios de sus padres.


Su oración, y cómo fue atendido, todos sus pecados y prevaricaciones, los sitios en que construyó los lugares altos y colocó las aserás y los dolos, antes de haberse humillado, están consignados en los relatos de los videntes.


Pero no se humilló ante Yahveh, como se hab a humillado su padre Manasés, sino que Amón cometió pecados aún mayores.


Moisés y Aarón fueron al Faraón y le dijeron: 'As habla Yahveh, Dios de los hebreos: '¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante m ? Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.'


as como la tiara de lino fino, los adornos de las mitras, de lino fino, los calzones de lino, de lino fino torzal,


porque el patrimonio no es para siempre ni la riqueza dura generaciones.


bandas, brazaletes, cinturones, cajas de perfumes y amuletos;


Se lamentarán y gemirán sus puertas, y tú, desolada, te sentarás en tierra.


Baja, siéntate en el polvo, virgen, hija de Babel; siéntate en el suelo, sin trono, hija de los caldeos; que ya no te llamarán la mimada, la delicada.


Por mi vida - oráculo de Yahveh - que aunque Jecon as, hijo de Joaqu n, rey de Judá, fuera anillo de sello en mi mano derecha, sin vacilar me lo arrancar a.


Te expulsaré a ti y a la madre que te dio a luz a otro pa s en donde no habéis nacido, y all moriréis.


después de haber salido de Jerusalén el rey Jecon as, la reina madre, los eunucos, los pr ncipes de Judá y de Jerusalén, los herreros y los cerrajeros,


Cuando oyeron todas las palabras, se miraron unos a otros asustados y dijeron a Baruc: 'Daremos cuenta exacta al rey de todas estas cosas'.


Desapareció de la hija de Sión Váu toda su gloria. Sus pr ncipes eran como ciervos que no encuentran pasto; caminaban sin fuerzas delante del perseguidor.


Su impureza impregna sus vestidos. Tet No se acordó de su fin; ha ca do de forma inesperada, sin tener quien la consuele. Mira, Yahveh, mi aflicción, y cómo se crece mi enemigo.


En tierra están, sentados y mudos, Yod los ancianos de la hija de Sión; echaron ceniza sobre sus cabezas, se ci eron de saco; bajaron la cabeza hasta el suelo las doncellas de Jerusalén.


Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, porque hemos pecado!


Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una espléndida diadema en tu cabeza.


Porque el rey de Babilonia se ha parado en la bifurcación del camino, al comienzo de los dos caminos, para recurrir a la adivinación: sacude las flechas, pregunta a los terafim, observa el h gado.


Gime en silencio y no hagas duelo por los muertos, cúbrete con el turbante y ponte las sandalias; no te tapes la barba ni comas pan de luto'.


Llevaréis turbantes en la cabeza y sandalias en los pies; no os lamentaréis ni lloraréis, pero os consumiréis por vuestras iniquidades y gemiréis los unos con los otros.


Llevarán en la cabeza turbantes de lino y fajas de lino en el cuerpo. No se ce irán con nada que provoque el sudor.


Pero cuando su corazón se ensoberbeció y su esp ritu se obstinó en el orgullo, fue derribado de su trono real y despojado de su gloria.


La noticia llegó al rey de N nive, quien se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó en la ceniza.


Por consiguiente, quien se haga peque o como este ni o, ése es el más grande en el reino de los cielos.


Humillaos ante el Se or, y él os ensalzará.


Sed, pues, humildes bajo la poderosa mano de Dios, para que, a su debido tiempo, os exalte.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite