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Isaías 6:5 - Biblia Castilian 2003

5 Yo dije: '¡Ay de m ! ¡Estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros que vivo en un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, a Yahveh Sebaot!'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces dije: «¡Todo se ha acabado para mí! Estoy condenado, porque soy un pecador. Tengo labios impuros, y vivo en medio de un pueblo de labios impuros; sin embargo, he visto al Rey, el Señor de los Ejércitos Celestiales».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 ¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, Yavé de los Ejércitos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entonces dije: ¡Ay de mí, muerto soy! ¡Yo, hombre de labios inmundos, que habito en medio de un pueblo de labios inmundos, he visto con mis ojos al Rey, a YHVH Sebaot!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Yo dije: '¡Ay de mí! ¡Estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros que vivo en un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, a Yahveh Sebaot!'.

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Isaías 6:5
33 Referans Kwoze  

Jacob dio a aquel lugar el nombre de Penuel, porque se dijo: 'He visto a Dios cara a cara, y no obstante ha quedado a salvo mi vida'.


¿Quién es este rey glorioso? El Se or de los ejércitos, Selah él es el rey glorioso.


y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies hab a como un pavimento de zafiro, tan puro como el mismo cielo.


Y a adió: 'Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'. Entonces Moisés se cubrió el rostro, porque tem a fijar su mirada en Dios.


Y a adió: 'Pero tú no puedes ver mi rostro, pues el hombre no puede verme y seguir después con vida'.


Dijo Moisés a Yahveh: '¡Perdóname, Se or! No soy hombre de palabra fácil, y esto no es de ayer ni de anteayer, ni tampoco de ahora, después que tú has hablado a tu siervo; pues soy premioso de palabra y torpe de lengua'.


Respondió Moisés a Yahveh: 'Si no me han escuchado los israelitas, ¿cómo va a escucharme ahora el Faraón, a m, que soy torpe de palabra?'.


Pero Moisés respondió a Yahveh: 'Yo soy torpe de palabra. ¿Cómo va a escucharme el Faraón?'.


Desde los confines de la tierra escuchamos canciones: ¡Honor al justo! Yo digo: '¡Malhadado de m ! ¡Malhadado de m ! ¡Ay de m ! Los traidores traicionan, traman traición los traidores'.


Dice el Se or: por cuanto este pueblo está cerca de m con la boca y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de m y el culto que me da es pura rutina humana,


A un rey en su esplendor contemplarán tus ojos, y verán un vast simo pa s.


Porque están manchadas de sangre vuestras manos, y vuestros dedos de iniquidad, vuestros labios dicen mentira, vuestra lengua profiere maldad.


Nadie invocaba tu nombre ni se animaba para asirse a ti; escondiste tu rostro de nosotros, nos hiciste tropezar por culpa nuestra.


Pero yo dije: '¡Ah, Se or Yahveh! Mira que no sé hablar, que soy un ni o'.


Embriagaré a sus pr ncipes y a sus sabios, a su gobernadores, a sus sátrapas y a sus guerreros, para que duerman sue o eterno y no despierten' - oráculo del Rey, cuyo nombre es Yahveh Sebaot -.


'Hijo de hombre, estás viviendo entre gente rebelde, que tienen ojos para ver y no ven, o dos para o r y no oyen, pues son gente rebelde.


Se acercan a ti como a una asamblea popular y mi pueblo se sienta delante de ti; oyen tus palabras, pero no las cumplen, porque de boca muestran mucho afecto, pero su corazón va tras sus negocios.


Estaba yo aún hablando, orando, confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica a Yahveh, mi Dios, por su santa monta a;


Lo he o do y se estremecen mis entra as, ante esa noticia tiemblan mis labios, la caries penetra en mis huesos, vacilan mis pasos al andar. Esperaré tranquilo el d a de angustia que ha de venir sobre el pueblo invasor.


Aarón lo tomó, como se lo hab a ordenado Moisés, y corrió a la asamblea, cuando ya el azote hab a comenzado entre el pueblo. Pero él puso incienso e hizo expiación por el pueblo.


Dijo, pues, Manóaj a su mujer: 'Ciertamente vamos a morir, pues hemos visto a Dios'.


Gedeón se dio cuenta entonces de que aquel era el ángel de Yahveh y exclamó: '¡Ay, Se or m o, Yahveh! ¡Que he visto al ángel de Yahveh cara a cara!'.


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