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Isaías 47:8 - Biblia Castilian 2003

8 Ahora, escucha esto, voluptuosa, que te sientes tranquila en tu morada y dices en tu corazón: 'Yo, y nadie más; no me quedaré viuda, no conoceré la orfandad'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »Escucha esto, nación amante de los placeres, que vives cómodamente y te sientes segura. Tú dices: “Yo soy la única, y no hay otra. Nunca seré viuda ni perderé a mis hijos”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ahora, escucha esto, delicada, tú que te sientes tan segura y dices: 'Yo, y nadie más; no quedaré viuda, ni perderé mis hijos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Ahora pues, escucha esto, oh mujer° lasciva, Tú, que reinabas confiadamente, y te decías: Yo y nadie más que yo. No me quedaré viuda, ni perderé a mis hijos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Ahora, escucha esto, voluptuosa, que te sientes tranquila en tu morada y dices en tu corazón: 'Yo, y nadie más; no me quedaré viuda, no conoceré la orfandad'.

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Isaías 47:8
36 Referans Kwoze  

Subiré sobre las alturas de las nubes, me igualaré al Alt simo'.


Estremeceos las descuidadas, temblad las confiadas, despojaos, desnudaos; ce os las caderas;


Mujeres descuidadas, levantaos, escuchad ni voz; hijas confiadas, atended a mi palabra:


As dice Yahveh, creador de los cielos, el que es Dios, formador de la tierra y su hacedor, el que la fundó; no la creó para el caos, para ser habitada la formó: 'Yo, Yahveh, y nadie más.


Yo, Yahveh, y nadie más; fuera de m no hay ningún dios. Te ci o sin que me conozcas,


para que se sepa, desde el sol naciente y desde el occidente, que no hay otro fuera de m. Yo, Yahveh, y nadie más.


Confiabas en tu maldad y dec as: 'Nadie me ve'. Tu sabidur a y tu ciencia te han descarriado; pues dec as en tu corazón: 'Yo, y nadie más'.


Levantaos, subid contra una nación tranquila, que habita segura - oráculo de Yahveh - que no tiene ni puertas ni cerrojos, vive solitaria.


Exultad, pues; s, regocijaos, expoliadores de mi heredad; brincad como becerros en la oto ada, relinchad como los sementales.


Aunque Babel se elevara hasta los cielos, aunque hiciera inaccesible la cumbre de su fuerza, de m le vendr an devastadores - oráculo de Yahveh -.


Mira cuál fue el pecado de Sodoma, tu hermana: ella y sus hijas ten an magnificencia, pan a saciedad y seguridad sin preocupaciones; pero no ayudaron al pobre y al indigente,


'Hijo de hombre, di al pr ncipe de Tiro. As dice el Se or Yahveh: Tu corazón se ha envanecido y dices: 'Soy un dios, morada de dioses ocupo en el corazón de los mares' - cuando sólo eres un hombre y no un dios, aunque al corazón de Dios equiparas tu corazón -.


'Aquel d a saldrán mensajeros de mi parte, en naves, para difundir el terror en la confiada Etiop a; y habrá pánico entre ellos el d a de Egipto, porque he aqu que ya llega.


'El rey actuará a su capricho, se henchirá de soberbia, se ensalzará por encima de todos los dioses y dirá cosas arrogantes contra el Dios de los dioses. Tendrá éxito hasta que la cólera llegue a su colmo, porque lo que está decretado se cumplirá.


'Te expulsarán de entre los hombres, y con las bestias del campo tendrás tu morada; de hierba, como los bueyes, te alimentarás y del roc o del cielo serás empapado; siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que sepas que el Alt simo domina sobre el reino de los hombres y lo da a quien le place.'


el rey dijo: '¿No es ésta la gran Babilonia que yo he construido para residencia real con el poder de mi fuerza y para gloria de mi majestad?'.


En aquel mismo instante se cumplió en Nabucodonosor la sentencia. Fue expulsado de entre los hombres, comió hierba como los bueyes y su cuerpo se empapó del roc o del cielo; le crecieron los cabellos como las plumas de las águilas y las u as como las de los pájaros.


Vinieron, pues, los magos, los adivinos, los caldeos y los astrólogos y les conté el sue o; pero no supieron darme la interpretación.


Te has alzado contra el Se or del cielo; has hecho que te trajeran los vasos de su casa, y habéis bebido vino en ellos tú y tus magnates, tus mujeres y tus concubinas; has venerado a los dioses de plata y de oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, y no has glorificado al Dios que tiene en su mano tu hálito vital y todos tus caminos.


Aquella misma noche fue asesinado Baltasar, rey de los caldeos.


Como mara a de zarzas, como paja reseca serán devorados los que se hartan de vino en sus festines.


Por las incontables fornicaciones de la prostituta de atractivos encantos, maestra en brujer as, que adquir a naciones con sus prostituciones y pueblos con sus hechicer as,


Es espantoso y terrible: impone su ley y su poder como le place.


Ésta es la ciudad alegre, que viv a confiada y dec a en su corazón: '¡Yo, y nadie más que yo!'. ¡Cómo ha sido devastada! ¡Es una guarida de fieras! Todo el que pase por ella silbará y agitará su mano.


el que se rebela y se alza contra todo lo que lleva nombre de Dios o es objeto de culto, y llegará incluso a sentarse en el templo de Dios y a proclamarse Dios...


Ellos se apoderaron, pues, de lo que hab a fabricado Micá y del sacerdote que estaba con él y se dirigieron contra Lais, contra un pueblo tranquilo y confiado; los pasaron a filo de espada, y prendieron fuego a la ciudad.


Los cinco hombres partieron y llegaron a Lais. Vieron que aquella gente viv a confiada, a la manera de los sidonios, tranquila y segura, sin que faltara nada en el pa s, rico en recursos, alejado de los sidonios y sin relación alguna con nadie.


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