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Isaías 47:5 - Biblia Castilian 2003

5 Siéntate en silencio y entra en la oscuridad hija de los caldeos, que ya no te llamarán soberana de reinos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán señora de reinos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 «Oh Babilonia hermosa, siéntate ahora en oscuridad y en silencio. Nunca más serás conocida como la reina de los reinos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Siéntate en silencio, colócate en la sombra, hija de los caldeos. Ya nunca más te llamarán soberana de los reinos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Siéntate y calla, y entra en las tinieblas, oh hija de los caldeos, Porque nunca más te volverán a llamar soberana de reinos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Siéntate en silencio y entra en la oscuridad hija de los caldeos, que ya no te llamarán soberana de reinos.

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Isaías 47:5
25 Referans Kwoze  

Haz brillar tu presencia ante tu siervo, ponme en salvo, por tu amor.


La guerra hace cesar en todos los confines, rompe arcos, quiebra lanzas y consume los carros en el fuego.


Los astros del cielo y sus constelaciones no alumbrarán; se oscurecerá el sol en su orto, la luna no irradiará su luz.


La convertiré en dominio del erizo y en charcas de agua, la barreré con la barredera del exterminio - oráculo de Yahveh Sebaot -.


entonarás esta canción contra el rey de Babel y dirás: '¡Cómo ha acabado el opresor, ha acabado la violencia!'.


Mirad que ya llegan hombres a caballo, parejas de jinetes'. Respondió y dijo: 'Cayó, cayó Babilonia, todas las estatuas de sus dioses yacen por tierra en pedazos'.


Enmudeced, habitantes de la costa. Los traficantes de Sidón, cruzando el mar, te llenaban


Baja, siéntate en el polvo, virgen, hija de Babel; siéntate en el suelo, sin trono, hija de los caldeos; que ya no te llamarán la mimada, la delicada.


Dijiste: 'Siempre seré soberana, por siempre jamás'. No consideraste estas cosas, no recordaste su desenlace.


Y haré desaparecer de entre ellos el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido de la muela y la luz de la lámpara.


¿Por qué nos estamos sentados? Reun os y entremos en las ciudades amuralladas y perezcamos all; pues Yahveh, nuestro Dios, nos destina a perecer y nos da para beber agua envenenada, porque hemos pecado contra Yahveh.


¡Ay, cómo se sienta solitaria Álef la ciudad populosa! Es como una viuda la grande entre las naciones. La princesa entre las provincias está sujeta a tributo.


En tierra están, sentados y mudos, Yod los ancianos de la hija de Sión; echaron ceniza sobre sus cabezas, se ci eron de saco; bajaron la cabeza hasta el suelo las doncellas de Jerusalén.


En cambio, Yahveh está en su santo templo. ¡Enmudezca ante él toda la tierra!


Aqu estoy yo para alzar mi mano contra ellas, para que sean el bot n de sus mismos esclavos. As sabréis que Yahveh Sebaot me ha enviado.


olas furiosas del mar que arrojan la espuma de su desvergüenza, estrellas fugaces a las que está reservada para siempre la lobreguez de las tinieblas.


La mujer que viste es aquella gran ciudad, la que tiene imperio sobre los reyes de la tierra'.


Por todo cuanto se glorificó y se entregó al lujo, dadle otro tanto de tormento y llanto. Porque dice en su corazón: 'Estoy sentada como reina, no soy viuda y jamás veré el llanto'.


Él guarda los pasos de sus fieles, mientras que los imp os perecen en tinieblas, porque no por su fuerza triunfa el hombre.


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