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Isaías 30:2 - Biblia Castilian 2003

2 Bajan a Egipto, sin consultar mi oráculo, para refugiarse en la protección del Faraón, para cobijarse a la sombra de Egipto.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Pues sin consultarme, bajaron a Egipto en busca de ayuda; pusieron su confianza en la protección del faraón y trataron de esconderse bajo su sombra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Están saliendo para Egipto, sin haberme consultado, para pedirle asilo a Faraón y refugiarse bajo la sombra de Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Que bajan a Egipto sin inquirir de mi boca,° Buscando la protección de Faraón para ampararse a la sombra de Egipto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Bajan a Egipto, sin consultar mi oráculo, para refugiarse en la protección del Faraón, para cobijarse a la sombra de Egipto.

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Isaías 30:2
26 Referans Kwoze  

Pero Josafat preguntó: '¿No hay aqu ningún profeta de Yahveh, para que por medio de él consultemos?'.


Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, puesto que hab a enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y no hab a pagado el tributo anual al rey de Asiria. Por ello el rey de Asiria lo prendió y lo encerró en una cárcel.


En realidad, tú conf as en el apoyo de una ca a rota, en Egipto, que pincha y traspasa la mano de quien se apoya en ella. As es el Faraón, rey de Egipto, para todos los que conf an en él.


Danos un consejo, toma una decisión. Haz tu sombra como la noche en pleno mediod a; oculta a los fugitivos, no descubras al evadido.


¡Ay del pa s del zumbido de alas, más allá de los r os de Cus,


En realidad, tú conf as en el apoyo de una ca a rota, en Egipto, que pincha y traspasa la mano de quien se apoya en ella. As es el Faraón rey de Egipto, para todos los que conf an en él.


¿Cómo vas a hacer retroceder a un gobernador, a cualquiera de los menores servidores de mi se or? Tú conf as en Egipto, en espera de carros y jinetes.


Seguramente os dirán: 'Consultad a agoreros y adivinos que bisbisean y susurran. ¿No consulta un pueblo a sus dioses y acerca de los vivos a los muertos?'.


Y ahora, ¿a qué tienes tú que ir a Egipto a beber las aguas del Nilo? y, ¿a qué tienes que ir a Asiria a beber las aguas del R o?


'Consulta por nosotros a Yahveh, pues Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando. Tal vez Yahveh haga en favor nuestro alguno de sus prodigios, de tal modo que aquél se aleje de nosotros'.


Entre tanto, el ejército del Faraón hab a salido de Egipto. Cuando los caldeos que sitiaban a Jerusalén oyeron la noticia, se retiraron de Jerusalén.


diciendo: ¡No!, sino que nos iremos al pa s de Egipto, donde no veremos más guerra, ni oiremos la voz de la trompeta, ni tendremos hambre de pan y all nos quedaremos,


y dijeron al profeta Jerem as: '¡Ojalá llegue ante ti nuestra súplica! Ruega a Yahveh, tu Dios, por nosotros, por todo este resto, pues de muchos que éramos quedamos unos pocos, como estás viendo con tus propios ojos,


Os enga abais con peligro de vuestras vidas cuando me mandasteis a Yahveh, vuestro Dios, diciéndome: 'Ruega por nosotros a Yahveh, nuestro Dios; y de acuerdo en todo con lo que diga Yahveh, nuestro Dios, comun canoslo y lo haremos'.


y se fueron al pa s de Egipto, pues no escucharon la voz de Yahveh. Y llegaron hasta Tafnis.


Nuestro aliento vital, el ungido de Yahveh, Res fue atrapado en sus fosos: aquel de quien dec amos: 'A su sombra viviremos entre las naciones'.


¡Ay de ellos, por haber huido de m ! ¡Desdichados por rebelarse contra m ! Quiero salvarlos, pero mienten sobre m.


Aunque ofrezcan regalos de amor a los gentiles, los voy a reunir y cesarán por algún tiempo de ungir reyes y pr ncipes.


Subieron a Asiria, Efra n es onagro solitario que ha hecho presentes de amor.


Se pondrá delante del sacerdote Eleazar, quien consultará por él ante Yahveh la decisión de los urim. A una orden suya saldrán y entrarán con él todos los israelitas, toda la comunidad'.


Yahveh te hará volver en naves a Egipto por el camino del que te hab a dicho: 'No volverás a verlo más'. Y all os ofreceréis en venta a vuestros enemigos como esclavos y como esclavas, sin que haya siquiera quien os compre.


Los hombres de Israel compartieron las provisiones sin consultar al oráculo de Yahveh.


Y la zarza respondió a los árboles: 'Si de verdad me queréis ungir para que reine sobre vosotros, venid a refugiaros bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de la zarza y devorará los cedros del L bano''.


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