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Isaías 3:9 - Biblia Castilian 2003

9 La expresión de sus rostros testimonia contra ellos; declaran su pecado como Sodoma, no lo esconden. ¡Ay de ellos, pues se labran su desgracia!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 El aspecto mismo de su rostro los delata. Exhiben su pecado como la gente de Sodoma y ni siquiera tratan de esconderlo. ¡Están condenados! Han traído destrucción sobre ellos mismos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Digan: 'Feliz el justo, pues comerá el fruto de sus obras'; pero: 'Pobre del malo, porque le irá mal, y será tratado según las obras de sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 La expresión de su rostro atestigua contra ellos, Porque como Sodoma publican su pecado, y no lo disimulan. ¡Ay de ellos, porque a sí mismos se labran la desgracia!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 La expresión de sus rostros testimonia contra ellos; declaran su pecado como Sodoma, no lo esconden. ¡Ay de ellos, pues se labran su desgracia!

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Isaías 3:9
30 Referans Kwoze  

Eran los habitantes de Sodoma en gran manera malos y pecadores ante Yahveh.


Al d a siguiente dijo la mayor a la peque a: 'Anoche me acosté yo con mi padre; démosle de beber vino también esta noche, acércate y acuéstate con él, y obtendremos posteridad por nuestro padre'.


pero no en Ca n y la suya. Esto irritó a Ca n sobremanera y ten a el semblante abatido.


Jehú entró en Yizreel. Al saberlo Jezabel, se pintó los ojos, se acicaló los cabellos y se asomó a mirar por la ventana.


Con el rostro altanero, no le busca; (Nun) 'Dios no existe', es cuanto se le antoja.


Quien rechaza la instrucción desprecia su vida, quien escucha la reprensión se hace sensato.


una raza de ojos altivos y párpados altaneros;


Mas quien peca contra m, a s mismo se da a; todos los que me odian, aman la muerte.


Escuchad la palabra de Yahveh, jefes de Sodoma; o d la ense anza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:


Yahveh ha dicho: 'Puesto que se pavonean las hijas de Sión y van con el cuello erguido, gui ando los ojos, caminando a pasitos, tintineando las ajorcas de sus pies,


Los malos son como el mar embravecido, que no puede calmarse, y cuyas aguas remueven fango y cieno.


Porque son muchas nuestras rebeliones ante ti, y nuestros pecados atestiguan contra nosotros; porque nuestras rebeliones están a nuestro flanco y conocemos nuestras iniquidades:


Tu propia maldad te castiga, tus apostas as te escarmientan. Reconoce y advierte que es malo y amargo el haber dejado a Yahveh, tu Dios, y que en ti no se halle mi temor - oráculo del Se or Yahveh Sebaot -.


Por eso quedaron bloqueados los chubascos y no hubo lluvia en primavera. Pero tú tienes cara de ramera, no quieres avergonzarte.


Deber an avergonzarse de sus abominaciones. Pero no sólo no se avergüenzan, sino que ni siquiera saben lo que es ruborizarse. Por eso caerán entre los que caigan, el d a en que yo los visite se desplomarán.


Deber an avergonzarse de sus abominaciones. Pero no sólo no se avergüenzan, sino que ni siquiera saben lo que es ruborizarse. Por eso caerán entre los que caigan, el d a en que yo los visite se desplomarán - dice Yahveh -.


Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, porque hemos pecado!


'¡Qué lleno estoy de furor contra ti - oráculo del Se or Yahveh -, cuando haces todo esto, acciones de prostituta descarada,


Mira cuál fue el pecado de Sodoma, tu hermana: ella y sus hijas ten an magnificencia, pan a saciedad y seguridad sin preocupaciones; pero no ayudaron al pobre y al indigente,


Apenas los vio, se enamoró locamente de ellos y les envió mensajeros a Caldea.


y el sentido de los diez cuernos de su cabeza y del otro que despuntaba y ante el cual hab an ca do los tres primeros, el que ten a ojos y una boca que pronunciaba palabras grandilocuentes y cuya apariencia era mayor que la de los restantes.


Voy a aniquilarte, Israel. ¿Quién te ayudará?


El orgullo de Israel testificará contra él: Israel y Efra n caerán por su iniquidad, y también con ellos caerá Judá.


Porque la paga del pecado es muerte, mientras la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Se or nuestro.


Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad que simbólicamente se llaman Sodoma y Egipto, donde también su Se or fue crucificado.


Después dijo Samuel: 'Traedme a Agag, rey de Amalec'. Se acercó a él Agag, tembloroso, mientras se dec a: 'Ciertamente ha pasado ya el amargor de la muerte'.


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