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Isaías 26:11 - Biblia Castilian 2003

11 Yahveh, tu mano está alzada, pero ellos no la ven. ¡Vean, avergonzados, tu celo por el pueblo; el fuego devore a tus enemigos!

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Biblia Reina Valera 1960

11 Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Oh Señor, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado. Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo; entonces quedarán avergonzados. Que tu fuego consuma a tus enemigos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¿Hasta cuándo los estarás amenazando sin que comprendan? Haz que vean, para vergüenza suya, que cuidas de tu pueblo; ¡que tu furor, cual fuego, devore a tus enemigos!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Aunque alces tu mano, oh YHVH, no la miran; Que miren avergonzados tu celo por el pueblo, Y que el fuego devore a tus enemigos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Yahveh, tu mano está alzada, pero ellos no la ven. ¡Vean, avergonzados, tu celo por el pueblo; el fuego devore a tus enemigos!

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Isaías 26:11
42 Referans Kwoze  

porque se alejaron de él e ignoraron todos sus caminos,


Levántate, Yahveh, Qof eleva, Dios, tu mano.


En el Se or conf a el rey: al favor del Alt simo no puede perecer.


No se dan a meditar las obras del Se or ni las acciones de sus manos: que los destruya él y no los reconstruya.


El fuego devoró a sus mancebos, no hubo canto nupcial para doncellas;


Haz conmigo una muestra de bondad, y verán los que me odian, confundidos, que tú, Se or, eres mi ayuda y mi consuelo.


Porque esta vez enviaré todas mis plagas contra ti mismo, contra tus servidores y contra tu pueblo, para que sepas que nadie hay como yo en toda la tierra.


Será como estopa el hombre robusto y su obra, chispa; arderán a una los dos sin que nadie los apague.


Por eso enviará el Se or, Yahveh Sebaot, delgadez a los bien alimentados; y bajo su opulencia, encenderá una quemazón, como quemazón de fuego, (18b) que consumirá cuerpo y alma y será como el languidecer de un enfermo.


La Luz de Israel será fuego, y su Santo una llama, que abrasará y devorará sus zarzas y, en un solo d a, sus abrojos,


Cesará la envidia de Efra n, y los opresores de Judá serán exterminados. Efra n no envidiará a Judá y Judá no oprimirá a Efra n.


Habitantes todos del orbe, moradores de la tierra, al alzarse un pendón en los montes, mirad; al sonar la trompeta, escuchad,


Porque de Jerusalén saldrá un resto y supervivientes del monte Sión. El celo de Yahveh Sebaot as lo hará.


Yahveh como héroe avanza, como un guerrero excita su ardor; vocea, s, vocifera, contra sus enemigos es un campeón.


No conocen ni comprenden que sus ojos están tan pegados que no ven y sus corazones no entienden.


Los fabricantes de dolos todos ellos son nada, sus obras preferidas de nada valen; y sus propios testigos nada ven y nada entienden. Por eso quedarán avergonzados.


Por eso, cual la lengua de fuego devora el rastrojo y el heno se consume en la llama, su ra z se convertirá en podredumbre y su flor subirá como el polvo. Pues despreciaron la ley de Yahveh Sebaot, desde aron la palabra del Santo de Israel.


Vistió como coraza la justicia, y el casco de salvación en su cabeza; por traje se vistió las ropas de venganza, se cubrió con el celo como con un manto.


Caminarán hacia ti encorvados los hijos de tus opresores, se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban, y te llamarán ciudad de Yahveh, Sión del Santo de Israel.


Mira desde el cielo y observa desde tu santa y gloriosa morada: ¿dónde está tu celo y tu fuerza? ¿La ternura de tus entra as y tu compasión por m se han detenido?


Pues mirad que Yahveh avanza en el fuego y sus carros como el torbellino, para desfogar con furor su ira y su indignación con llamas de fuego.


Y cuando salgan, verán los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra m, pues no morirá su gusano, ni se extinguirá su fuego, y serán un horror para todo mortal.


Escuchad la palabra de Yahveh, los que tembláis a su palabra: dicen vuestros hermanos que os odian, que os rechazan por causa de mi nombre: ¡Muestre su gloria Yahveh y veamos vuestra alegr a! Pero ellos quedarán avergonzados.


Por la ira de Yahveh Sebaot se enciende el pa s, el pueblo es como alimento de fuego. Nadie tiene piedad de su hermano,


(19a) cada cual devora la carne de su prójimo: despedaza a derecha y queda con hambre, (19b) devora a izquierda y no se harta:


Un mensaje ha enviado el Se or a Jacob y ha ca do en Israel.


Sin embargo, un peque o número de los que escapen de la espada volverán del pa s de Egipto al pa s de Judá, y entonces todo el resto de Judá, los que han venido al pa s de Egipto para residir aqu, conocerán qué palabra se cumple, si la m a o la de ellos.


Yahveh, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los has golpeado y no se han dolido; los has consumido, y no quisieron aprender la lección. Tienen la cara más dura que una piedra, no quieren convertirse.


Aquel d a - oráculo de Yahveh -: aniquilaré tus caballos de en medio de ti y destruiré tus carros;


Cuando mi enemiga lo vea, se cubrirá de vergüenza, ella, que me dec a: '¿Dónde está Yahveh, tu Dios?'. Mis ojos se gozarán al verla toda pisoteada como el barro de las calles.


Lo verán las naciones y se avergonzarán de todo su poder o; se pondrán la mano en la boca, se taparán los o dos,


Entonces dirá también el rey a los de la izquierda: 'Apartaos de m, malditos, al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles.


Y en el abismo, estando en medio de tormentos, levantó los ojos y vio desde lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno.


Porque el corazón de este pueblo se ha embotado, y con los o dos pesadamente oyeron, y cerraron sus ojos; no sea que vean con sus ojos y oigan con sus o dos, y entiendan con su corazón y se conviertan, y que yo los cure.


en medio de un fuego flameante, para hacer justicia con los que no han reconocido a Dios y no han aceptado el evangelio de nuestro Se or Jesús.


sino la terrible perspectiva del juicio y el fuego ardiente que está para devorar a los enemigos.


pero con modales amables y respetuosos. Tened la conciencia limpia, y as, los que difaman vuestra buena conducta en Cristo quedarán confundidos por hablar mal de vosotros.


Cayó prisionera la bestia, y con ella el falso profeta, el que hac a a su servicio las se ales con las que extravió a los que recibieron la marca de la bestia y a cuantos adoraron su imagen. Ambos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde en azufre.


Mira: voy a entregarte algunos de la sinagoga de Satanás, que dicen ser jud os y no lo son, sino que mienten. Los voy a obligar a que vengan y se postren a tus pies, y sepan que te amo.


Fijaos bien: si toma el camino de su pa s y sube hacia Bet Semes, es Yahveh quien nos ha tra do esta gran calamidad; en caso contrario, sabremos que no fue su mano la que nos hirió, sino que esto nos ha sucedido por casualidad'.


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