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Isaías 26:10 - Biblia Castilian 2003

10 Aunque se trate con clemencia al imp o, no aprende la justicia; en pa s de rectitud obra el mal, no ve la majestad de Yahveh.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Tu bondad con los malvados no los lleva a hacer el bien. Aunque otros hagan el bien, los malvados siguen haciendo el mal y no les importa la majestad del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pues si se perdona al malvado, no aprende la justicia y sigue haciendo el mal en la tierra del derecho, pues no teme la majestad de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Se mostrará piedad al malvado, Pero no aprenderá justicia; Aun en tierra de rectitud seguirá practicando el mal, Y no considerará la grandeza de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Aunque se trate con clemencia al impío, no aprende la justicia; en país de rectitud obra el mal, no ve la majestad de Yahveh.

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Isaías 26:10
36 Referans Kwoze  

Sin embargo, no se apartaron de los pecados que la casa de Jeroboán hab a hecho cometer a Israel, sino que se entregaron a ellos. Incluso siguió en pie la aserá en Samar a.


Muchas veces los libró, mas ellos, obstinados en sus miras, se hundieron más y más en la maldad.


Ensé ame a cumplir tu voluntad, pues tú eres mi Dios. Que tu aliento bondadoso me conduzca por una tierra llana.


Ya que acosan al que tú has castigado y acrecientan los dolores de tu v ctima,


Dijeron los magos al Faraón: 'El dedo de Dios está aqu '. Pero el corazón del Faraón se endureció y, como lo hab a predicho Yahveh, no los escuchó.


Pero sé bien que ni tú ni tus servidores teméis aún a Yahveh Dios'.


Cuando el Faraón vio que hab a cesado la lluvia, y también el granizo y los truenos, volvió a pecar endureciendo su corazón, tanto él como sus servidores.


La rebeld a de los simples es su muerte y la indolencia de los necios su perdición.


He visto también bajo el sol que en la sede del derecho reina la iniquidad, y en la sede de la justicia, la prevaricación.


que no se ejecuten al instante las sentencias, porque entonces el corazón de los hombres se harta de hacer el mal.


¡Ay, cómo se volvió prostituta la Villa Fiel! Estaba repleta de derecho, en ella se albergaba la justicia; pero ahora, asesinos.


Entra en la roca, escóndete en el polvo ante el terror de Yahveh, ante el esplendor de su majestad, cuando se levante para hacer temblar la tierra.


La tierra ha sido profanada por sus moradores, que traspasaron la ley, violaron los preceptos rescindieron el pacto eterno.


Sucederá aquel d a: se tocará la trompeta gigante, y vendrán los perdidos en tierra de Asiria y los dispersos en tierra de Egipto, y adorarán a Yahveh en el monte santo, en Jerusalén.


Porque el insensato dice insensateces, su corazón planea el mal, de modo que comete impiedad, dice falsedad acerca de Yahveh, deja vac o el estómago del hambriento y priva al sediento de bebida.


El bribón: sus bribonadas son perversas, planea planes inicuos, para arruinar a los pobres con palabras falsas, aunque el necesitado hable con razón.


Sólo hay c taras y arpas, panderetas y flautas, y vino en sus banquetes; pero no miran la acción de Yahveh, no ven la obra de sus manos.


Yo os llevé a un pa s que es un vergel, para que comierais de lo mejor de su fruto; pero llegasteis y manchasteis mi tierra, hicisteis abominable mi heredad.


As dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: 'Todav a se volverá a decir en el pa s de Judá y en sus ciudades, cuando cambie su suerte: '¡Que Yahveh te bendiga, morada de justicia, monta a santa!'.


Mi pueblo sigue apostatando de m; aunque invocan a lo alto, nadie los levanta.


Cuando los apacenté, se saciaron se saciaron, se jactaron en su corazón, y as se olvidaron de m.


No habitarán en la tierra de Yahveh: Efra n volverá a Egipto y en Asiria comerán manjar impuro.


Levantaos, marchad, que no es éste lugar de descanso. Por causa de vuestra impureza seréis aniquilados de manera espantosa.


Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso sobre el alero del templo


Yesurún engorda y cocea. Te pusiste gordo, macizo, cebado. Rechazó al Dios que lo hizo, despreció a la Roca, su salvación.


Le he dado tiempo para convertirse, pero no quiere convertirse de su fornicación.


Entonces dijo Samuel: '¿No es verdad que, aunque tú te considerabas peque o a tus propios ojos, has llegado a ser el jefe de las tribus de Israel, y Yahveh te ha ungido rey de Israel?


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