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Isaías 21:4 - Biblia Castilian 2003

4 Mi corazón siente vértigo, el terror me espanta; el crepúsculo deseado se me ha convertido en horror.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Se pasmó mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvió en espanto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 La cabeza me da vueltas y se me acelera el corazón; anhelaba que llegara la noche, pero ahora la oscuridad me da terror.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Ando perdido, cosas horribles me llenan de terror; el atardecer, que tanto esperaba, ahora me causa pánico.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Se me turba el corazón y el terror me sobrecoge; El crepúsculo anhelado se me convirtió en espanto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Mi corazón siente vértigo, el terror me espanta; el crepúsculo deseado se me ha convertido en horror.

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Isaías 21:4
19 Referans Kwoze  

Todos los convidados de Adon as quedaron consternados; se levantaron y se fueron cada uno por su lado.


Y a adió Amán: 'Más todav a: la reina Ester a nadie ha invitado al banquete que ha ofrecido al rey sino sólo a m. Y también para ma ana he sido yo invitado por ella juntamente con el rey.


Mi corazón trepida en mi interior y terrores de muerte se abaten sobre m:


el temor y el temblor me han penetrado y el espanto me envuelve.


¡Mis entra as! ¡Mis entra as! ¡Me retuerzo de dolor! ¡Entretelas de mi corazón! Mi corazón me palpita, no puedo callarme, pues sonido de trompeta oye mi alma, alarma de guerra.


Mientras tienen calor, preparo su fest n, los emborracho para que se mareen, duerman un sue o eterno y no se despierten jamás - oráculo de Yahveh -.


Embriagaré a sus pr ncipes y a sus sabios, a su gobernadores, a sus sátrapas y a sus guerreros, para que duerman sue o eterno y no despierten' - oráculo del Rey, cuyo nombre es Yahveh Sebaot -.


El rey Baltasar dio un gran banquete a mil de sus magnates y se puso a beber vino en presencia de todos ellos.


Aquella misma noche fue asesinado Baltasar, rey de los caldeos.


En aquel instante, aparecieron los dedos de una mano humana que escrib an, delante del candelabro, sobre el yeso de la pared del palacio real. El rey ve a la palma de la mano que escrib a.


Como mara a de zarzas, como paja reseca serán devorados los que se hartan de vino en sus festines.


Por la ma ana dirás: '¡Oh, si fuese ya de noche!', y por la noche exclamarás: '¡Oh, si fuese ya de d a!', por el terror que invadirá tu corazón y por el espectáculo que verán tus ojos.


Como águila que incita a su nidada, que revolotea sobre sus polluelos, él despliega sus alas, lo toma, lo lleva encima de sus plumas.


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