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Isaías 2:3 - Biblia Castilian 2003

3 vendrán pueblos numerosos y dirán: 'Venid, subamos a la monta a de Yahveh, al templo del Dios de Jacob, para que nos ense e sus caminos y sigamos sus senderos'. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Vendrá gente de muchas naciones y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas». Pues de Sion saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén saldrá su palabra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Irán a verlo todas las naciones y subirán hacia él muchos pueblos, diciendo: 'Vengan, subamos al cerro de Yavé, a la Casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y caminemos por sus sendas. Porque la enseñanza irradia de Sión, de Jerusalén sale la palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 E irán muchos pueblos y dirán: ¡Venid, subamos al Monte de YHVH, A la Casa del Dios de Jacob! Él nos enseñará sus caminos, Y nosotros marcharemos por sus sendas, Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalem la palabra de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 vendrán pueblos numerosos y dirán: 'Venid, subamos a la montaña de Yahveh, al templo del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y sigamos sus senderos'. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh.

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Isaías 2:3
39 Referans Kwoze  

fijaron y aceptaron los jud os para s; para su descendencia y para cuantos a ellos se unieran, que no dejar an de celebrar estos dos d as, a fecha fija y todos los a os; conforme a lo que hab a sido establecido.


al congregarse en uno los pueblos y los reinos para el servicio del Se or.


El cetro del poder te lo env a el Se or desde Sión: domina en medio de tus enemigos.


Que mis labios publiquen tu alabanza, pues me ense as tus mandatos;


Canto gradual. De David. Me llené de gozo cuando me dijeron: 'Iremos a la casa del Se or'.


Canto. Salmo. De los hijos de Coré.


Haré a tus jueces como eran al principio; a tus consejeros, como al comienzo. Después te llamarán Ciudad de Justicia, Villa Fiel.


Sucederá en aquel d a; la ra z de Jesé se erguirá como estandarte de los pueblos, la buscarán las naciones, y gloriosa será su morada.


Aquel d a, habrá una calzada desde Egipto a Asiria, los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria, y los egipcios practicarán el culto con los asirios.


¿A quién ense a la lección? ¿A quién explica la revelación? ¿A los recién destetados? ¿A los retirados de los pechos?


Éste dirá: 'Soy de Yahveh', ése se llamará con el nombre de Jacob, aquél escribirá en su mano: 'De Yahveh', y se apellidará 'Israel'.


les daré en mi casa y en mis muros una marca y un nombre mejor que el de los hijos y las hijas. Un nombre les daré, que no se borrará.


los llevaré a mi santa monta a y los alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar; porque mi casa es casa de oración, y as la llamarán todos los pueblos.


Caminarán las naciones hacia tu luz, los reyes hacia el fulgor de tu aurora.


Pero a vosotros, los que abandonáis a Yahveh, los que olvidáis mi santa monta a, los que preparáis una mesa a la Fortuna, los que lleváis vino aromático al Destino,


Traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones, como oblación a Yahveh en caballos, en carros y en literas, en mulos y en dromedarios, a mi santa monta a, a Jerusalén - dice Yahveh -, como traen los hijos de Israel la oblación en vasos puros al templo de Yahveh.


Y si realmente aprenden los caminos de mi pueblo, de modo que juren en mi nombre: '¡Por vida de Yahveh!' - como ense aron a mi pueblo a jurar por Baal -, entonces serán establecidos en medio de mi pueblo.


'Miqueas de Moréset, que profetizó en tiempo de Ezequ as, rey de Judá, habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: As habla Yahveh Sebaot: Sión será arada como un campo, Jerusalén reducida a un montón de ruinas, y el monte del templo a un cerro de maleza.


Porque llega el d a en que gritan los centinelas en la monta a de Efra n: '¡Levantaos! ¡Subamos a Sión a Yahveh, nuestro Dios!''.


Me llevó en visiones divinas al pa s de Israel y me situó sobre un monte muy alto, encima del cual hab a, por la parte del mediod a, una construcción a manera de ciudad.


Después se convertirán los hijos de Israel, buscarán a Yahveh, su Dios, y a David, su rey, y acudirán temerosos a Yahveh y a sus bienes, al fin de los tiempos.


Conozcamos, tratemos de conocer a Yahveh: su venida es cierta como la aurora; vendrá a nosotros como lluvia de oto o, como lluvia de primavera que riega la tierra.


naciones numerosas llegarán y dirán: 'Venid, subamos al monte de Yahveh, al templo del Dios de Jacob, para que él nos ense e sus caminos y sigamos sus senderos'. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh.


En resumen, todo aquel que oye estas palabras m as y las pone en práctica se parecerá al hombre sensato que construyó su casa sobre la roca.


Pero él contestó: 'Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan'.


y que en su nombre hab a de predicarse la conversión para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.


Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, pues la salvación viene de los jud os.


El que quiera cumplir la voluntad de él conocerá si mi doctrina es de Dios o si yo hablo por mi cuenta.


sino que recibiréis la fuerza del Esp ritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis testigos m os en Jerusalén y en toda Judea y Samar a y hasta los confines de la tierra'.


Al instante mandé a buscarte, y tú has tenido la amabilidad de venir. Aqu estamos ahora todos nosotros en presencia de Dios para escuchar todo lo que el Se or te haya ordenado'.


Pero pregunto: ¿es que no han o do? ¡Claro que s ! Por toda la tierra se difundió su voz, y hasta el fin del universo llegaron sus palabras.


Convocarán a los pueblos en el monte, all ofrecerán sacrificios de justicia, porque gustarán la abundancia de los mares y los tesoros escondidos en la arena'.


Éstos son los mandamientos, preceptos y normas que Yahveh, vuestro Dios, me mandó ense aros, para que los pongáis por obra en el pa s en cuya posesión vais a entrar,


Pero quien fija su atención en la ley perfecta, la de la libertad, y es constante, no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, será dichoso al practicarla.


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