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Isaías 14:4 - Biblia Castilian 2003

4 entonarás esta canción contra el rey de Babel y dirás: '¡Cómo ha acabado el opresor, ha acabado la violencia!'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 te mofarás del rey de Babilonia y dirás: «El hombre poderoso ha sido destruido. Sí, se acabó tu insolencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 te burlarás así del rey de Babilonia:

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces pronunciarás mofa contra el rey de Babilonia, diciendo: ¡Cómo terminó el tirano! ¡Cómo acabó su prepotencia!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 entonarás esta canción contra el rey de Babel y dirás: '¡Cómo ha acabado el opresor, ha acabado la violencia!'.

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Isaías 14:4
35 Referans Kwoze  

Se llevó a Babilonia todos los objetos del templo de Dios, grandes y peque os; los tesoros del templo de Yahveh y los del rey y de sus jefes.


Oráculo contra Babilonia, que recibió Isa as, hijo de Amós.


Y será Babel - joya de los reinos, adorno soberbio de los caldeos - como la destrucción de Dios sobre Sodoma y Gomorra.


hac a del mundo un desierto, destru a sus ciudades, manten a cautivos a sus prisioneros?'.


Ha quebrado Yahveh la vara de los malvados, el bastón de los dominadores;


que golpeaba con ira a los pueblos, con golpe incesante; que dominaba con furor a las naciones, con dominio implacable.


Moren en ti los fugitivos de Moab; sé cobijo para ellos ante el devastador; que cesó la opresión, terminó la devastación, acabó el que pisoteaba el pa s.


Una dura visión se me ha revelado: el traidor traiciona, el devastador devasta. ¡Sube, Elam! ¡Asedia, Media! Pongo fin a todo gemido.


Siéntate en silencio y entra en la oscuridad hija de los caldeos, que ya no te llamarán soberana de reinos.


A tus opresores daré a comer su propia carne, y como de mosto se embriagarán con su sangre, para que sepan todos los mortales que yo, Yahveh, soy tu salvador y tu redentor, el fuerte de Jacob'.


Olvidabas a Yahveh, que te hizo, que extendió el cielo y fundó la tierra, y siempre temblabas todo el d a ante el furor del opresor cuando intentaba perderte. Pero ¿dónde está el furor del opresor?


pues la pongo en la mano de tus hostigadores, de aquellos que te dec an: 'Dóblate, para que pasemos por encima'. Y hac as de tu espalda como suelo, como calle para los transeúntes'.


Estarás cimentada en la justicia, alejada de la opresión, que no temerás, y del terror, que no se te acercará.


Porque toda bota que pisa con estrépito y el manto empapado de sangre serán combustible, pasto del fuego.


Los haré horror y desgracia para todos los reinos de la tierra; oprobio, proverbio, escarnio y maldición en todos los lugares adonde los habré expulsado,


Dadle el pésame, vecinos suyos todos, y todos los que conocéis su nombre decid: '¡Ay cómo se ha roto el bastón del poder, el cetro majestuoso!'.


¡Ay, cómo se ha ennegrecido el oro, Álef cómo se ha alterado el oro más fino! Están esparcidas las piedras sagradas por todas las esquinas de las calles.


Serás el escarnio, el blanco de insultos, la lección y el espanto de las naciones que te rodean, cuando ejecute contra ti la sentencia con ira, furor y castigos sin piedad. Yo, Yahveh, he hablado.'


En tus manos ha puesto a los hijos de los hombres, a las bestias del campo y a las aves del cielo en cualquier lugar donde moren y te ha hecho soberano de todos ellos. Tú eres la cabeza de oro.


La violencia hecha al L bano te aplastará y el exterminio de los animales te aterrará, por los homicidios y violencias contra el pa s, la ciudad y cuantos la habitan.


Vi que la mujer estaba ebria de la sangre del pueblo santo y de la sangre de los testigos de Jesús. Su visión me dejó estupefacto.


y diciendo: '¡Ay, ay de la gran ciudad, la que se vest a de lujo, púrpura y escarlata, la que se adornaba con oro y piedras preciosas y perlas!


Regoc jate por ella, cielo; y también los santos y los apóstoles y los profetas. Porque Dios ejecutó la sentencia que reclamábais contra ella''.


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