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Isaías 10:4 - Biblia Castilian 2003

4 ¡Sólo queda doblarse entre los prisioneros y caer entre los degollados! Y ni aun as se calmó su ira, su mano está todav a extendida.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Sin mí se inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Irán tropezando como prisioneros o quedarán tendidos entre los muertos. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor; su puño sigue preparado para dar el golpe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 No quedará más que doblegarse bajo las cadenas o caer con los muertos. Pero a Yavé no se le ha pasado el enojo, aún sigue con la mano amenazante.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Para no marchar encorvados con los cautivos, Para no caer entre los asesinados? Y con todo, no se aplaca su ira: Su mano sigue extendida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 ¡Sólo queda doblarse entre los prisioneros y caer entre los degollados! Y ni aun así se calmó su ira, su mano está todavía extendida.

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Isaías 10:4
19 Referans Kwoze  

henchida de alborotos, ciudad estrepitosa, villa bullanguera? Tus ca dos no cayeron a espada, no murieron en campa a.


serán agrupados en montón, como prisioneros en la cárcel, recluidos en mazmorra; y después de muchos d as serán castigados.


Sus muertos yacerán tirados, de sus cadáveres subirá el hedor. Se disolverán los montes con su sangre,


Por eso se encendió la ira de Yahveh contra su pueblo, tendió su mano contra él y lo hirió. Temblaron las monta as. Los cadáveres fueron como basura en medio de las calles. Y ni aun as se calmó su ira, y su mano está todav a extendida.


Porque Yahveh va a juzgar con el fuego y con su espada a todo mortal, y muchas serán las v ctimas de Yahveh.


a los de Aram al oriente, a los filisteos desde el occidente, y devoraron a Israel a boca llena. Y ni aun as se calmó su ira, y su mano está todav a extendida.


Pero el pueblo no se volvió a quien lo her a, no buscaron a Yahveh Sebaot.


Por eso no tendrá Yahveh compasión de sus jóvenes, no se compadecerá de sus huérfanos y viudas. Pues todos ellos son imp os y malvados y toda boca profiere necedades. Con todo esto, no se calmó su ira, y su mano está aún extendida.


Pues arde como fuego la maldad, que devora zarzas y abrojos; prende en los matorrales del bosque, que crepitan en remolinos de humo.


Manasés a Efra n, Efra n a Manasés y los dos a Judá. Y ni aun as se calmó su ira, su mano está todav a extendida.


Y si te dicen: '¿Adónde iremos?', les responderás: as dice Yahveh: 'Quien a la muerte, a la muerte; quien a la espada, a la espada; quien al hambre, al hambre; quien al cautiverio, al cautiverio.


Pues aunque derrotarais a todo el ejército de los caldeos que luchan contra vosotros y sólo quedaran entre ellos hombres malheridos, se levantar an cada uno de su tienda y prender an fuego a esta ciudad.


Por eso, ce os de saco, lamentaos y gemid, pues no se ha apartado de nosotros la ira furibunda de Yahveh.


Si sacan adelante a sus hijos, se los quitaré antes de que lleguen a ser hombres. S; ¡ay también de ellos, cuando de ellos me aparte!


Yo me volveré contra vosotros, y seréis derrotados por vuestros enemigos; os dominarán los que os odian y huiréis sin que nadie os persiga.


¿Cómo un solo hombre puede perseguir a un millar, y dos poner en fuga a diez millares, si no es porque su Roca se los ha vendido, porque Yahveh se los ha entregado?


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