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Isaías 1:8 - Biblia Castilian 2003

8 La hija de Sión ha quedado como caba a en vi a, como choza en melonar, como ciudad sitiada.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 La hermosa Jerusalén está abandonada como el refugio del cuidador en un viñedo, como la choza en un campo de pepinos después de la cosecha, como una ciudad indefensa y sitiada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Aquí está la Hija de Sión como cabaña de viña, como choza de melonar, como ciudad que ha sufrido un largo sitio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 La hija de Sión° ha quedado como cobertizo de viñedo, Como choza de melonar, como ciudad sitiada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 La hija de Sión ha quedado como cabaña en viña, como choza en melonar, como ciudad sitiada.

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Isaías 1:8
21 Referans Kwoze  

Edificó su casa como un nido, como la choza que construye un guarda.


Ten, Se or, piedad de m, Jet observa mi pesar ante los que me aborrecen, elévame de las entradas de la muerte.


Vuestro pa s, un desierto; vuestras ciudades, incendiadas; vuestra tierra, ante vosotros, extranjeros la devoran. Es un desierto, como una destrucción a mano de extranjeros.


Si Yahveh Sebaot no nos hubiera dejado un resto, ser amos como Sodoma, semejantes a Gomorra.


Aún hoy hace alto en Nob, agita su mano contra el monte de la hija de Sión, contra la colina de Jerusalén.


Acamparé contra ti, te asediaré, concentraré contra ti centinelas, levantaré contra ti torreones.


Mil se pararán ante el reto de uno, ante el reto de cinco huiréis, hasta que quedéis como mástil en la cima de un monte, como pendón sobre una colina.


Éste es el oráculo que Yahveh ha pronunciado contra él: Te desprecia y se burla de ti, la doncella de Sión. A tus espaldas menea la cabeza la hija de Jerusalén.


Quizá Yahveh, tu Dios, habrá o do las palabras del copero mayor, enviado por el rey de Asiria, su se or, para insultar al Dios vivo, y le castigue por las palabras que Yahveh, tu Dios, ha o do. Eleva, pues, una plegaria por el resto que aún queda'.


Cuando el Se or haya lavado la mancha de las hijas de Sión y limpiado la sangre dentro de Jerusalén con viento de juicio y con viento abrasador,


Dirás en tu corazón: '¿Quién me dio a luz a éstos, si yo no ten a hijos y era estéril, estaba desterrada y apartada? A éstos, ¿quién los crió? Mirad: yo me hab a quedado sola; ¿éstos, pues, dónde estaban?'.


Mirad a Yahveh, que proclama hasta el conf n de la tierra: 'Decid a la hija de Sión: mira que llega tu salvación; mira que viene con él su recompensa y le precede su paga.


irrumpirán en Judá, inundarán, crecerán, hasta el cuello llegarán; y el despliegue de sus alas será la anchura total de tu pa s, Emmanuel'.


Como guardas de un campo se han puesto en cerco contra ella, pues contra m se rebeló - oráculo de Yahveh -.


A la hermosa y delicada, a la hija de Sión voy a destruir.


¡Ay, cómo oscureció en su ira Álef el Se or a la hija de Sión! Precipitó del cielo a la tierra el esplendor de Israel; no se acordó del escabel de sus pies el d a de su ira.


Forzó, como la de un jard n, su cerca, Váu derribó su lugar de reunión. Yahveh hizo olvidar en Sión fiestas y sábados; rechazó en el furor de su ira al rey y al sacerdote.


¡Vamos, vamos! Huid del pa s del aquilón - oráculo de Yahveh -, vosotros los que yo dispersé a los cuatro vientos del cielo - oráculo de Yahveh -.


Salta de gozo, hija de Sión, da gritos de júbilo, hija de Jerusalén. Mira a tu rey que viene a ti: es justo y victorioso, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de un asna.


No temas, hija de Sión: mira que viene tu rey, montado en un pollino de un asna.


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