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Isaías 1:23 - Biblia Castilian 2003

23 Tus pr ncipes son rebeldes, comparsas de ladrones, cada cual ama el soborno, anda a la caza de regalos. No defienden al huérfano, la causa de la viuda no llega a ellos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Tus líderes son rebeldes, compañeros de ladrones. A todos ellos les encantan los sobornos y exigen que se los den, pero se niegan a defender la causa de los huérfanos y a luchar por los derechos de las viudas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Tus jefes son unos rebeldes, cómplices de ladrones. Todos esperan recompensa y van detrás de los regalos. No hacen justicia al huérfano ni atienden la causa de la viuda.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Tus príncipes° son rebeldes y cómplices de ladrones, Todos aman el soborno y corren tras las dádivas. No hacen justicia al huérfano ni la causa de la viuda llega a ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Tus príncipes son rebeldes, comparsas de ladrones, cada cual ama el soborno, anda a la caza de regalos. No defienden al huérfano, la causa de la viuda no llega a ellos.

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Isaías 1:23
47 Referans Kwoze  

Igualmente todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus prevaricaciones, siguiendo todas las abominaciones de los pueblos, y contaminaron el templo de Yahveh, que él se hab a consagrado en Jerusalén.


No aceptarás regalos, porque los regalos ciegan hasta a los más clarividentes y pervierten las causas justas.


El malvado recibe dádivas ocultas para torcer los caminos de la justicia.


El cómplice del ladrón se odia a s mismo: oye la maldición, pero no lo denuncia.


aprended a obrar el bien; buscad lo que es justo, enderezad lo violento; defended al huérfano, proteged a la viuda.


Venid, pues, y discutamos, - dice Yahveh -: si son vuestros pecados como la grana, blanquearán como la nieve; si son rojos como el carm n, se volverán como la lana.


Tu plata se ha vuelto escoria; tu vino está aguado.


O d la palabra de Yahveh, hombres fanfarrones, gobernantes de este pueblo de Jerusalén:


Yahveh entra en juicio con los ancianos de su pueblo y sus jefes: 'Habéis abrasado la vi a, el despojo del pobre está en vuestras casas.


¡Ay de los hijos rebeldes - oráculo de Yahveh -, que hacen un plan pero no de mi parte, que firman un pacto pero no de mi agrado, a adiendo as pecado a pecado!


Quien camina con justicia y habla con rectitud; quien rechaza ganancia de coacciones y sacude sus manos por no aceptar soborno; quien tapa sus o dos por no escuchar propuestas sangrientas; quien cierra sus ojos, por no mirar lo malo:


de los que absuelven al culpable por soborno y quitan al inocente la razón!


Tiendo todo el d a mis manos a un pueblo rebelde y terco, que va por mal camino, en pos de sus pensamientos;


Pero tus ojos y tu corazón sólo piensan en tus ganancias, en derramar sangre inocente, en ejercer opresión y violencia.


por todo lo malo que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho para ofenderme, ellos, sus reyes, sus pr ncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.


Como guardas de un campo se han puesto en cerco contra ella, pues contra m se rebeló - oráculo de Yahveh -.


Iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque éstos conocen el camino de Yahveh, el derecho de su Dios'. Pero son precisamente todos éstos quienes quebraron el yugo y rompieron las coyundas.


Por eso los va a herir el león de la selva, el lobo de la estepa los devorará. El leopardo acecha junto a sus ciudades, todo el que salga de ellas será despedazado, porque muchas son sus transgresiones, sus apostas as son muy graves.


'Hijo de hombre, estás viviendo entre gente rebelde, que tienen ojos para ver y no ven, o dos para o r y no oyen, pues son gente rebelde.


Sus jefes, dentro de ella, son como lobos que desgarran la presa, derramando sangre y matando a las personas para hacer su negocio.


en compa a de borrachos. Se entregan sin freno a la prostitución; prefieren la ignominia.


los pr ncipes de Judá son como los que desplazan los linderos; sobre ellos derramaré mi furor como agua.


En Guilgal está toda su maldad: s; all los odié. Por la maldad de sus acciones los arrojaré de mi casa. No volveré a amarlos; todos sus jefes son rebeldes.


Pues conozco vuestras muchas maldades y vuestros enormes pecados. Oprimen al justo, aceptan soborno y atropellan a los pobres en el tribunal.


Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes ense an por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'.


Escuchad también esto, jefes de la casa de Jacob, gobernantes de la casa de Israel, vosotros que detestáis la justicia, que torcéis toda equidad,


Sus ricos rezuman violencia, sus habitantes dicen mentiras y tienen en su boca una lengua mendaz.


para hacer el mal están prontas sus manos, por hacer el bien el pr ncipe exige paga, el juez juzga por recompensa, el grande sigue su propio capricho: todos tejen sus tramas.


A la viuda y al huérfano, al forastero y al pobre no oprimáis; no maquinéis en vuestros corazones el mal de unos contra otros'.


Me llegaré a vosotros para el juicio y seré un testigo irrefutable contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran en falso, contra los que defraudan el jornal del jornalero, avasallan a la viuda y al huérfano y oprimen al forastero mostrando as que no me temen - dice Yahveh Sebaot -.


Se pusieron en camino los ancianos de Moab y de Madián, con la paga para el adivino en sus manos y, llegados a Balaán, le refirieron las palabras de Balac.


mientras dec a: 'Escrito está: Mi casa es casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en guarida de ladrones'.


Y les ense aba diciéndoles: '¿Acaso no está escrito: Mi casa ha de ser casa de oración para todos los pueblos? Pero vosotros la tenéis convertida en guarida de ladrones'.


diciéndoles: 'Escrito está: Mi casa es casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en guarida de ladrones'.


Y comenzando por Moisés, y continuando por todos los profetas, les fue interpretando todos los pasajes de la Escritura que se refer an a él.


No torcerás el juicio, no harás acepción de personas, ni admitirás regalos, porque los regalos ciegan los ojos de los sabios y falsean las palabras de los justos.


La religión pura y sin mancha delante de Dios y Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en dificultades y conservarse limpio del contagio del mundo.


Pero los hijos no siguieron los caminos de su padre, sino que se inclinaron a la avaricia, aceptaban regalos y torcieron la justicia.


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