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Hechos 9:41 - Biblia Castilian 2003

41 Él le dio la mano y la levantó; llamó luego a los fieles y a las viudas y se la presentó vuelta a la vida.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

41 Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Él le dio la mano y la ayudó a levantarse. Después llamó a las viudas y a todos los creyentes, y la presentó viva.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Ella abrió los ojos, reconoció a Pedro y se sentó. El le dio la mano y la ayudó a levantarse; luego llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva.

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Y dándole la mano, la levantó; y llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Él le dio la mano y la levantó; llamó luego a los fieles y a las viudas y se la presentó vuelta a la vida.

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Hechos 9:41
15 Referans Kwoze  

al que dieron la nueva, diciéndole: '¡José está vivo y es el que gobierna en toda la tierra de Egipto!'. Jacob no se inmutó, pues no los cre a.


Tomó luego El as al ni o, lo bajó de la habitación superior de la casa y se lo entregó a su madre, diciéndole: 'Mira: tu hijo está vivo'.


Luego dijo: '¡Sácalo!'. Alargó el otro la mano y lo sacó.


A m sub a la bendición del desvalido y yo regocijaba el corazón de la viuda.


el Se or, el que protege al extranjero y el que sostiene al huérfano y a la viuda. Y él, también, el que entorpece las sendas del imp o.


Él se acercó, la tomó de la mano y la levantó; se le quitó la fiebre y se puso a servirle.


Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, se encontró con que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; la acompa aba un grupo numeroso de gente de la ciudad.


El difunto se incorporó y comenzó a hablar; y Jesús se lo entregó a su madre.


Se llevaron al muchacho vivo, con gran consuelo de todos.


Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante se fortalecieron sus pies y sus tobillos


Por aquellos d as, al aumentar el número de los disc pulos, surgieron quejas de los helenistas contra los hebreos, porque a sus viudas no se les prestaba suficiente atención en la asistencia cotidiana.


Respondió Anan as: 'Se or, tengo o do de muchos cuántos males ha causado a tus fieles este hombre en Jerusalén.


Pedro, que recorr a todos aquellos lugares, llegó hasta los fieles que habitaban en Lida.


Atiende a las viudas que lo son de verdad.


La viuda de verdad, la que no tiene amparo, pone su esperanza en Dios y se dedica a las súplicas y oraciones, d a y noche.


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