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Hechos 9:39 - Biblia Castilian 2003

39 Pedro al punto se fue con ellos. Llegado, le hicieron subir a la habitación de arriba y se le presentaron todas las viudas llorando y mostrándole las túnicas y mantos que les hab a hecho Gacela mientras estaba con ellas.

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Biblia Reina Valera 1960

39 Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Así que Pedro regresó con ellos y, tan pronto como llegó, lo llevaron al cuarto de la planta alta. El cuarto estaba lleno de viudas que lloraban y le mostraban a Pedro las túnicas y demás ropa que Dorcas les había hecho.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Pedro se fue sin más con ellos. Apenas llegó lo hicieron subir a la habitación del piso superior, donde le presentaron a todas las viudas, que estaban llorando, y le mostraban las túnicas y mantos que Tabita hacía mientras vivía con ellas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Entonces Pedro, levantándose, fue con ellos; y cuando llegó, lo llevaron al aposento alto. Y todas las viudas se presentaron delante de él, llorando y mostrando cuántas túnicas y mantos hacía Gacela cuando estaba° con ellas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Pedro al punto se fue con ellos. Llegado, le hicieron subir a la habitación de arriba y se le presentaron todas las viudas llorando y mostrándole las túnicas y mantos que les había hecho Gacela mientras estaba con ellas.

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Hechos 9:39
26 Referans Kwoze  

¡Oh hijas de Israel, llorad por Saúl, que os vest a de deliciosa púrpura y con adornos de oro realzaba vuestros vestidos!


La memoria del justo será bendecida, el nombre de los malvados se pudrirá.


Todo lo que tu mano pueda hacer, hazlo con decisión, porque en el seol, adonde vas, no hay actividad, ni razón, ni ciencia, ni sabidur a.


Jesús respondió: '¡Oh generación incrédula y pervertida! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo acá'.


Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros; pero a m no me tendréis siempre.


Ella ha hecho lo que ha podido: se ha adelantado a ungir mi cuerpo para la sepultura.


Después les dijo: 'Éstas son las palabras que yo os dije cuando todav a estaba con vosotros: tiene que cumplirse todo lo que está escrito acerca de m en la ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos'.


Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros; pero a m no me tenéis siempre'.


Mientras yo estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, en ese nombre que me has dado, y velé por ellos; ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición. Y as se cumplió la Escritura.


Entraron y subieron a la habitación donde se alojaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón de Zelotes y Judas el de Santiago.


En todo procuré ense aros con mi ejemplo que as, con fatigas, hay que socorrer a los necesitados y recordar las palabras del Se or Jesús, que dijo: 'Hay más felicidad en dar que en recibir''.


Por aquellos d as, al aumentar el número de los disc pulos, surgieron quejas de los helenistas contra los hebreos, porque a sus viudas no se les prestaba suficiente atención en la asistencia cotidiana.


Hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran luto por él.


Él le dio la mano y la levantó; llamó luego a los fieles y a las viudas y se la presentó vuelta a la vida.


Porque cuando hay buena voluntad, se acepta con gusto lo que uno tiene y no se le pide lo que no tiene.


El que roba, que no robe más, sino al contrario, que trabaje haciendo el bien con sus propias manos, para que tenga algo que compartir con el necesitado.


ante Dios, nuestro Padre, recordamos la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la constancia de vuestra esperanza en nuestro Se or Jesucristo.


No queremos, hermanos, que ignoréis la suerte de los que ya murieron, para que no estéis tristes como están los demás, que no tienen esperanza.


Atiende a las viudas que lo son de verdad.


La viuda de verdad, la que no tiene amparo, pone su esperanza en Dios y se dedica a las súplicas y oraciones, d a y noche.


Hijitos, no amemos de palabra ni con la boca, sino con obra y de verdad.


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